Andrea Zanzotto, poeta de la naturaleza y la historia
Era una de las referencias esenciales de la l¨ªrica italiana
Era Andrea Zanzotto, fallecido ayer en Conegliano (norte de Italia), la primera referencia de la poes¨ªa italiana viva, el ¨²ltimo poeta de otro tiempo, de cuando la l¨ªrica a¨²n conservaba un aura de tribuna social. Nacido en 1921 en el V¨¦neto, en la provincia de Treviso, vivi¨® una larga vida de maestro en su tierra, de poeta celebrado desde su primer libro, Detr¨¢s del paisaje (1951), que no se acog¨ªa, sin embargo, a la po¨¦tica dominante del momento, el neorrealismo. Compa?ero de generaci¨®n de Pier Paolo Pasolini, Zanzotto practicaba un hermetismo intempestivo, rezagado, fuera de ¨¦poca.
Le interesaba el paisaje del pa¨ªs natal. La colina y el bosque de la infancia le sirvieron de refugio, como si quisiera darle la raz¨®n al Calvino que ve¨ªa en el hermetismo literario una coraza para tiempos infaustos. Lo ha explicado el propio Zanzotto, cuando reconoc¨ªa haber borrado en sus primeros poemas la presencia humana por fastidio ante el pasado reciente, la II Guerra Mundial. La historia era algo a lo que hab¨ªa que "volverle la espalda". Conoc¨ªa bien el fascismo, que llev¨® a su padre al exilio, y, si no combati¨® en la guerra mundial por su asma cr¨®nica, particip¨® en la Resistencia, en tareas de propaganda. A pesar de su voluntad de inocencia imposible, natural, la coraza herm¨¦tica empez¨® a resquebrajarse. Zanzotto iba a "dirigirse a los osarios", donde "no hace falta boleto".
Colabor¨® con la Resistencia en tareas de propaganda
Se vio explorando el tema recurrente, irresoluble, de la gran literatura italiana: la relaci¨®n del ser humano con la naturaleza y con la historia. El esteticismo de Zanzotto se convirti¨® en atenci¨®n o devoci¨®n hacia el lenguaje, hacia las palabras materiales y sonoras, en libros sucesivos, a partir de Vocativo (1957), hasta Meteo (1996) o Conglomerati (2009). Las palabras hiperliterarias, que hu¨ªan de la lengua corrompida de todos los d¨ªas, cedieron ante una voz herida, quebrantada, como si reconociera que no se puede hablar verdaderamente de la historia, de lo real, si no es tras la m¨¢scara de una voz po¨¦tica. Sus poetas, Leopardi, pero tambi¨¦n D'Annunzio, y Pascoli, Ungaretti y Montale, m¨¢s lo que hab¨ªa aprendido del romanticismo, del surrealismo y del psicoan¨¢lisis, se transmutaron en silencio esencial de ¨¢rboles ciegos y aguas cautas, en peligro.
La naturaleza aparece entonces amenazada, poco a poco remota en su proximidad, perdida. Las palabras se vuelven inv¨¢lidas, ortop¨¦dicas, titubeantes, mudas. Creo que se fue produciendo en la poes¨ªa de Zanzotto un doble extra?amiento: hacia la tradici¨®n literaria y hacia la naturaleza. La historia se demostraba incomprensible, indecible, bajo el peso de las atrocidades del siglo XX. El ser humano era un extra?o en la Historia que se le impone y en su Naturaleza perdida, "riqu¨ªsima nada donde / beat¨ªficas flores y vientos g¨¦lidos / se abren despu¨¦s del terror". El poeta parece hacerse cargo de la incapacidad de la lengua para decir la realidad, lo invertebrado, lo informe, y el lenguaje de la literatura se vuelve un "tic privado de sentido".
"Tierra -pasado de tumba- donde mi / lengua desesperando se / disgrega y vacila". Este es el Zanzotto que acepta su expulsi¨®n de la naturaleza condenada y profanada, en el mismo momento en que, como todo ser humano, se funde con la naturaleza en una desintegraci¨®n, muerte y corrupci¨®n compartida. La exploraci¨®n del pensamiento y del sentimiento se transforma en geolog¨ªa, biolog¨ªa, espeleolog¨ªa, y el poema es murmullo, tartamudeo, bisbiseo repetitivo y balbuceante. El poeta desconf¨ªa de su poes¨ªa: "Falso tambi¨¦n yo / clon de tan falso". Duda: "?Era el mundo / o era yo como siempre / el que me fragmentaba?". Este era, y es, el Zanzotto fundamental.
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