Tres lecciones y un horizonte
La resoluci¨®n favorable de Bruselas hacia la declaraci¨®n de prioritario del corredor ferroviario mediterr¨¢neo nos permite hacernos una pregunta: ?Qu¨¦ hemos aprendido de esta larga batalla? A mi entender, las lecciones son tres.
En primer lugar, que Europa no siempre ha hecho bien sus deberes. Cuando en 2003, la comisi¨®n Van Miert present¨® los ejes estrat¨¦gicos de la red transeuropea de transportes, el mapa se nos cay¨® a muchos a los pies... No hay nada m¨¢s doloroso que un territorio vac¨ªo, que un ¨¢rea sin nada que la atraviese. As¨ª era el territorio de la Comunidad Valenciana (y de todo el eje mediterr¨¢neo) en 2003. Hoy, con la presi¨®n ejercida, el mapa se alegra, el territorio se llena, la l¨ªnea impone su l¨®gica. Europa deber¨ªa aprender de estos errores. ?C¨®mo planificar el futuro, como dise?ar el continente? Tan sencillo como olvid¨¢ndose de que es un agregado de Estados para ser, en realidad, una unidad europea real. Algo parecido al desaf¨ªo de los eurobonos, pero en la vertebraci¨®n territorial europea. ?Es posible una aut¨¦ntica pol¨ªtica europea de transportes? A partir de ahora es posible.
En la decisi¨®n de Bruselas muchos son los corredores llamados, pero pocos ser¨¢n elegidos
La segunda lecci¨®n es intr¨ªnsecamente espa?ola. La decisi¨®n de Bruselas cierra definitivamente la puerta a la obsesi¨®n hispana por la disposici¨®n radial de las v¨ªas de transporte. Con esta declaraci¨®n deber¨ªamos ser conscientes de que estamos asistiendo a la configuraci¨®n de la segunda gran l¨ªnea de infraestructuras de matriz no radial que dise?a Espa?a (tras la autopista del Mediterr¨¢neo) desde que Felipe V lleg¨® al trono y le dio por quemar X¨¤tiva y acabar con los Fueros. No es moco de pavo. Cerramos as¨ª un par¨¦ntesis de trescientos a?os para volver, si me lo permiten, al pensamiento cl¨¢sico hispano heredero del romano: aprovechar los puertos en conjunci¨®n con las ¨¢reas pobladas, la agricultura y el comercio. Ha costado que Madrid y en Bruselas lo entendieran.
En tercer lugar, y al contrario de lo que las ciencias matem¨¢ticas nos proponen, se demuestra que uno m¨¢s uno no es dos. Se ha hecho evidente que la suma es m¨¢s que la integraci¨®n de los componentes individuales. La suma prevalece, se agiganta, crece como la espuma. Y en la Comunidad Valenciana hoy se ha sabido sumar. Tarde, pero se ha sabido sumar interna y externamente. Reflexionemos un poco. ?Desde cu¨¢ndo los valencianos no hab¨ªamos tenido un tema de consenso como el del corredor mediterr¨¢neo? Consenso entre partidos, entre peri¨®dicos y medios de comunicaci¨®n, entre acad¨¦micos y empresarios (t¨¢ndem, por cierto, que deber¨ªa extender su potente ejecutoria a otros ¨¢mbitos de la sociedad valenciana), entre ciudadanos e incluso, mal que bien, entre Gobierno y oposici¨®n. Adem¨¢s, se ha demostrado que otra suma, la de la sociedad civil, ha permitido que la pol¨ªtica se le ponga en posici¨®n de firmes (cuando habitualmente se produc¨ªa la situaci¨®n contraria).
Pero la suma ha sido tambi¨¦n externa. El tema del corredor ferroviario mediterr¨¢neo ha sido cosa, es cierto, de muchos, pero ha tenido dos protagonistas decisivos: valencianos y catalanes. Sin ellos no hubiera sido posible. Seamos claros, el anticatalanismo, en Valencia, ha sido un funesto negocio. Y reitero la palabra negocio. Cuando se han abandonado recelos, antiguas formas de pensar y pol¨ªticas obsoletas, el beneficio de dialogar con Catalu?a ha reportado grandes beneficios para Valencia. Y viceversa. Los amigos catalanes deber¨ªan aprender que en el multilateralismo de la acci¨®n se halla el ¨¦xito... Alianzas estrat¨¦gicas e inteligentes para mejorar infraestructuras, financiaci¨®n y orientaci¨®n de la econom¨ªa productiva de Espa?a podr¨ªan marcar el futuro pr¨®ximo de su y de nuestro itinerario.
Y junto a las lecciones, una pregunta. ?Y ahora qu¨¦? Ahora es el momento de dar el salto, de pensar a lo grande, ahora s¨ª. Estamos en la cumbre de la ola, en la cima de la monta?a. Nuestra velocidad potencial es enorme. Aprovech¨¦mosla. Ya tenemos dise?ada la l¨ªnea f¨¦rrea, pensemos ahora en el territorio. Pensemos estrat¨¦gicamente. La presencia del corredor ferroviario mediterr¨¢neo generar¨¢ cambios, cambios que debemos dirigir. Y este pensamiento y dise?o debe ser a escala europea, olvidando el kil¨®metro cero de la Puerta del Sol, ajustando la visi¨®n a la realidad megaregional que configura este eje que, desde las columnas de H¨¦rcules se extender¨¢, al menos, hasta la estrat¨¦gica Li¨®n, la antigua Lugdunum romana, el aut¨¦ntico epicentro de Francia antes de que Par¨ªs ejerciera de v¨®rtice engullidor. Macroregi¨®n, pues, en marcha.
En la decisi¨®n de Bruselas de ayer varios han sido los corredores llamados, pero pocos ser¨¢n los elegidos. Hoy es un d¨ªa feliz. Ma?ana deber¨ªa ser un d¨ªa de trabajo.
Josep Vicent Boira es profesor de Geograf¨ªa Urbana de la Universitat de Val¨¨ncia.
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