Ambici¨®n civil en cohete ruso
"A 300 metros gire a la derecha, gire a la derecha". El sonsonete del navegador del coche parece fruto de un misterioso proceso por el cual alguien sabe d¨®nde estamos y qu¨¦ debemos hacer en cada momento. Tras este servicio gratuito, ahora ubicuo, est¨¢ una de las historias m¨¢s notables de la tecnolog¨ªa, la de c¨®mo una constelaci¨®n de sat¨¦lites militares de Estados Unidos se abri¨®, por una decisi¨®n pol¨ªtica, al uso civil en cualquier parte del mundo dando lugar a una ampl¨ªsima gama de aplicaciones, de las cuales el navegador es solo una. El reciente y pol¨¦mico experimento sobre la velocidad de los neutrinos, por ejemplo, tambi¨¦n lo utiliz¨®.
El reverso de esta bonita historia es que los datos suministrados no son todo lo exactos que podr¨ªan ser con la tecnolog¨ªa disponible, y que el servicio podr¨ªa tener todav¨ªa menos precisi¨®n o simplemente ser suspendido en caso de conflicto, ya que el sistema de posicionamiento global (GPS) tiene amplias posibilidades de uso militar. Por todo ello, Europa se plante¨® tener un sistema propio, llamado Galileo, que le asegurara datos propios para las aplicaciones ya existentes y para otras nuevas, como las muy importantes relacionadas con la aviaci¨®n civil.
El reciente experimento sobre la velocidad de los neutrinos utiliz¨® esta tecnolog¨ªa
El ambicioso programa, al que Estados Unidos se opuso, se encarg¨® a la Agencia Europea del Espacio (ESA), ha sufrido retrasos importantes por motivos econ¨®micos y todav¨ªa tiene un largo recorrido pendiente. Con la puesta en ¨®rbita de los dos primeros sat¨¦lites, prevista para hoy, se inicia la etapa de validaci¨®n del sistema. El pr¨®ximo a?o otros dos, igualmente construidos por EADS Astrium, integrar¨¢n el n¨²cleo operativo de la constelaci¨®n, que no estar¨¢ completa hasta que se lancen 26 aparatos m¨¢s.
El lanzamiento de los dos sat¨¦lites desde la base espacial europea de Kourou (en la Guayana Francesa) tambi¨¦n har¨¢ historia porque se encarga de ponerlos en ¨®rbita un cohete Soyuz, el primero que se lanza desde una base no rusa y el segundo desde que un cohete de este tipo fall¨® en agosto pasado en el lanzamiento de un carguero Progress a la Estaci¨®n Espacial Internacional.
Los dos sat¨¦lites que se ponen en ¨®rbita disponen del reloj at¨®mico m¨¢s preciso que se ha utilizado hasta ahora para la navegaci¨®n -variaci¨®n m¨¢xima de un segundo en tres millones de a?os- y de un potente sistema de transmisi¨®n de los datos a los usuarios. Orbitar¨¢n la Tierra a 23.222 kil¨®metros de altura en varias ¨®rbitas circulares.
Ahora solo falta que demuestren que Europa lo puede hacer tan bien o mejor que Estados Unidos en esta ¨¢rea. Rusia, mientras tanto, est¨¢ mejorando ahora su propia red de navegaci¨®n por sat¨¦lite, Glonass, que sufri¨® las consecuencias de la crisis econ¨®mica de los a?os noventa.
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