Miradas limpias
En el d¨ªa que esper¨¢bamos hace tantos a?os cabe, por supuesto, la alegr¨ªa. La que siento por todos los que se liberan de la sombra. La de quienes celebran en silencio que nadie vuelva a pasar por lo que sufrieron. La que se percibe, serena, en la calle a la que se asoma mi ventana, aunque no se desborde. Porque todos sabemos que el primer pelda?o de una paz verdadera parece firme esta vez.
Por eso mi ilusi¨®n es aut¨¦ntica, y no tendr¨¢ peros porque se compagina con memoria. Yo me alegro del final de ETA pero quiero celebrar tambi¨¦n otros finales. No quiero m¨¢s miradas asesinas. Quiero que se derogue ese tr¨¢gico decreto que llevaba a tantas vascas y vascos a deshumanizar al otro, a quitarle su dimensi¨®n de ser humano, a no reconocerle ni respetarle. Ese era el veneno que permit¨ªa respaldar al crimen y la amenaza, a horribles vulneraciones de los derechos humanos m¨¢s elementales, a expresiones extremas de crueldad, con un simple encogerse de hombros. Porque adem¨¢s del final de ETA necesitamos acabar con esa forma de ser y hacer que hace a¨²n tan compleja la convivencia en no pocos lugares. Ese va a ser el primer indicador de la velocidad que se imprime al verdadero cambio de fondo que va a hacer muy diferente esta sociedad. Y la vacuna que impedir¨¢ a nadie m¨¢s abrazar la violencia como herramienta de poder o aprovecharla como negocio pol¨ªtico.
El primer pelda?o de una paz verdadera parece firme esta vez
Tambi¨¦n tengo claro que lo que est¨¢ ocurriendo es el fruto de corregir un error reincidente y obstinado que ha costado casi 900 vidas, mucho dolor, miles de millones de pesetas y mucho m¨¢s grave, una alteraci¨®n del cuerpo de valores de una sociedad que lo tiene todo para crecer en riqueza y bienestar. Por eso, s¨¦ que pronto vamos a disfrutar de una identidad brillante y reconocible en el mundo globalizado. El ¨²nico m¨¦rito que cabe reconocer a quienes han impulsado, desde dentro, este cambio, es el haber escuchado cuarenta a?os despu¨¦s el clamor del pueblo vasco. Est¨¢ bien. Pero ahora les toca recuperar el tiempo perdido y ser plenamente conscientes de que no pueden dar ninguna lecci¨®n a nadie. Y reconocer el esfuerzo y la templanza de los dem¨¢s, de los otros, que decidimos no abonar jam¨¢s el camino de la venganza.
He sufrido mucho, es verdad. He vivido la doble victimizaci¨®n de saber que quer¨ªan asesinarme y compatibilizar esa condena con el t¨ªtulo, mendaz y calumnioso de colaborar con quienes quer¨ªan matarme. Tambi¨¦n me han castigado con otra condena, esta "judicial", injusta y arbitraria que se me impuso solo por cumplir la ley y no ceder ante la arbitrariedad y la injusticia. Me alegro, despu¨¦s de haber pasado por estas experiencias, que no deseo a nadie, de tener las manos limpias, la conciencia tranquila y el coraz¨®n sereno, porque jam¨¢s me ha dominado la ira ni el odio. No han conseguido arrancarme la sonrisa, ni el humor, ni el amor de los m¨ªos, ni el reconocimiento y cari?o de muchos otros que nunca podr¨¦ agradecer lo suficiente. Entre estos quisiera destacar la profesionalidad y entrega "de los de rojo" y me refiero a esa magn¨ªfica realidad que es la Ertzaintza. Espero con esta presencia de ¨¢nimo disfrutar de las muchas novedades que nos quedan por vivir. La principal, un pa¨ªs de miradas limpias, de diversidad arm¨®nica y democracia fortalecida. Un lugar en el que la cr¨®nica que tenemos que escribir, en la que debe haber lugar para todos los sufrimientos y todos los errores, nos impida reincidir en la barbarie y ofrecer reparaci¨®n y justicia a todas y todos los que la necesitan y la merecen.
Juan Mar¨ªa Atutxa fue consejero de Interior del Gobierno vasco y presidente del Parlamento aut¨®nomo.
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