La polic¨ªa acab¨® con la Baader-Meinhof
La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn elimin¨® el refugio de la banda en la RDA
La Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo (RAF, en sus siglas en alem¨¢n), organizaci¨®n terrorista alemana conocida tambi¨¦n como banda de Baader-Meinhof, abandon¨® la "lucha armada" en 1998. Se despidieron con un largo manifiesto apolog¨¦tico donde no piden perd¨®n ni abjuran de la violencia. Termina con una cita de Rosa Luxemburgo que, en ese contexto, suena a amenaza: "La revoluci¨®n dice: yo soy, yo fui, yo ser¨¦".
La RAF no entreg¨® nunca las armas, sino que agoniz¨® durante a?os bajo la presi¨®n policial en la Alemania occidental (RFA). La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, en 1989, supuso la p¨¦rdida de su refugio en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA). Agotadas buena parte de las simpat¨ªas de las que hab¨ªan disfrutado hasta entrada la d¨¦cada de los ochenta, los terroristas cometieron su ¨²ltimo asesinato planificado en 1991. En 1993, un agente del grupo antiterrorista GSG9 muri¨® tiroteado durante la detenci¨®n de Wolfgang Grams y Birgit Hogefeld. ?sta cumpli¨® condena hasta el verano de 2011. Ya no queda ning¨²n terrorista de la RAF entre rejas. No hubo amnist¨ªa. Se estima que unas 250 personas colaboraron con la banda terrorista en sus casi 30 a?os de historia.
La RAF se convirti¨® en una amenaza para personalidades del Estado
El historiador del Instituto de Investigaci¨®n Social de Hamburgo Wolfgang Kraushaar se?ala 1990 como a?o decisivo para la banda. Se detuvo entonces a 12 miembros de la RAF que viv¨ªan con identidades falsas en Alemania Oriental. "Probablemente fueron traicionados". Kraushaar destaca que "hay que recordar que la RAF se convirti¨® en una amenaza real para personalidades clave del Estado". Carec¨ªan de escr¨²pulos para usar la violencia contra la polic¨ªa, con la que se consideraban en guerra. Pero siguieron "una estrategia de chantaje al Estado con el punto de mira puesto en altos representantes". No persiguieron la "socializaci¨®n del sufrimiento". La RAF asesin¨® al jefe de la patronal, Hans-Martin Schleyer; al fiscal general, Siegfried Buback; o al presidente del Dresdner Bank, J¨¹rgen Ponto. Esto explica la reacci¨®n "extrema" del Estado ante la amenaza de la RAF.
Protagoniz¨® los "a?os de plomo", cuyo cl¨ªmax fue el "oto?o alem¨¢n" de 1977, durante el que se sucedieron los asesinatos y secuestros. Ese mismo oto?o se suicidaron en prisi¨®n los fundadores de la banda Andreas Baader, Gudrun Ensslin y Jan-Carl Raspe. La ide¨®loga Ulrike Meinhof se hab¨ªa suicidado meses antes. Tras las muertes en la c¨¢rcel de Stammheim, la RAF prosigui¨® sus actividades con las llamadas segunda y tercera generaci¨®n.
Otro aspecto recurrente de la RAF fue el culto a la muerte. Su manifiesto final concluye con una lista de 26 miembros del grupo muertos desde el a?o 1971. "Su muerte fue dolorosa, pero no en vano". A las 34 v¨ªctimas que causaron los terroristas entre civiles, militares y polic¨ªas, entre los a?os 1971 y 1993, no las consideraron dignas de menci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.