De la justicia al ajusticiamiento
El comunicado de ETA anunciando su adi¨®s a las armas dej¨® en la penumbra la imagen inquietante de un Gadafi ajusticiado que pone a prueba la humanidad de sus autores y de la de los que la contemplamos. Hemos conocido una secuencia grabada por un m¨®vil tembloroso en la que aparec¨ªa un hombre malherido al que una turba furiosa le obligaba a dar unos pasos.
En esa secuencia el pueblo tiranizado se convert¨ªa en verdugo, al tiempo que hac¨ªa del tirano criminal, una v¨ªctima. Un criminal, un delincuente, puede ser convertido en v¨ªctima, por extra?o que parezca, cuando en vez de procesarle conforme a derecho, se le ajusticia.
En espa?ol el vocablo justicia significa la noble virtud cardinal y tambi¨¦n verdugo, dando a entender con ello lo f¨¢cil que la justicia puede derivar en venganza, es decir, en su contrario. Si la lengua encierra ese equ¨ªvoco es porque la confusi¨®n entre justicia y ajusticiamiento abunda en la vida real.
Las fotos de un Gadafi detenido y escarnecido no auguran nada bueno para el futuro de Libia
Sobran los ejemplos. Mussolini, capturado por un comando partisano, fue ajusticiado sobre la marcha y su cad¨¢ver expuesto en Mil¨¢n para mayor escarnio cabeza abajo, como los suyos hab¨ªan hecho poco antes con 15 antifascistas.
Esos gestos no son gratuitos pues contaminan de inmoralidad la nueva pol¨ªtica que quieren poner en marcha sus autores, aunque estos sean los enterradores de una dictadura y se presenten en la historia con la vitola de resistentes o campeones de la libertad.
Acaba de publicarse en Francia un op¨²sculo, titulado ?Venganza?, escrito en noviembre de 1945. Su autor es Robert Antelme, el conocido resistente comunista, deportado en un campo de concentraci¨®n y autor de La especie humana, uno de los relatos m¨¢s sobrecogedores de la vida en un Lager. El antiguo resistente y superviviente de la barbarie nazi se vio obligado a denunciar a sus propios correligionarios que aplicaban a los prisioneros alemanes, despu¨¦s de la guerra, las mismas pr¨¢cticas que los nazis emplearon con ellos.
Antelme no lo pod¨ªa tolerar porque hacerlo supon¨ªa negar los ideales de libertad, dignidad y justicia por los que ellos hab¨ªan combatido y hab¨ªan resistido. Si ahora alguien ha vuelto a editar un escrito tan viejo es porque el odio empieza a cegar a las v¨ªctimas, echando a perder los valores por los que tanto sufrieron.
Los italianos no se han repuesto del ajusticiamiento a Mussolini. Hoy se discute en Italia como nunca sobre la resistencia y si casos como este la ponen en entredicho, resulta que al final la moralidad se queda sin sujeto, en tierra de nadie, m¨¢s all¨¢ del fascismo y del antifascismo.
Esas fotos de un Gadafi escarnecido no auguran nada bueno para el futuro de Libia. Ese pueblo en armas que traduce los sufrimientos padecidos bajo la feroz dictadura del coronel Gadafi en odio, trueca los valores de la rebeli¨®n por las pr¨¢cticas criminales contra las que se rebelan.
Al final se ponen al mismo nivel que Gadafi. Har¨¢n bien los nuevos poderes en depurar responsabilidades y, si no lo hacen, que intervenga la Corte Penal Internacional. De lo contrario tendemos m¨¢s de lo mismo.
Reyes Mate es profesor de investigaci¨®n del CSIC.
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