M¨¢s pr¨¢ctica y menos teor¨ªa
Colocaron las cuerdas dentro de la bolsa y partieron hacia el motel. A su edad (72 a?os ¨¦l y 63 ella), la decisi¨®n no hab¨ªa sido resultado de un impulso. Ahora, la idea del suicidio acaparaba todo su espacio mental. El jueves por la noche, el empleado del hotel encontr¨® sus cuerpos colgando del techo y una breve nota en la que ella hab¨ªa anotado: "Tuve un momento muy dif¨ªcil porque sufro de pulm¨®n y de coraz¨®n". El suceso salt¨® r¨¢pidamente a los peri¨®dicos. No es usual que un matrimonio decida ahorcarse conjuntamente en un motel, pero lo ins¨®lito de la noticia radicaba en que ella era "la sacerdotisa de la felicidad". Con este apodo se conoc¨ªa a Choi Yoon-Hee en Corea del Sur porque hab¨ªa escrito veinte libros sobre la felicidad y la esperanza, y participado en varios espect¨¢culos de televisi¨®n sobre el tema.
"No hay nada nuevo en los libros de autoayuda.Lo que nos falta es practicarlo"
"Debemos estar atentos a nuestras sensaciones, emociones y pensamientos, y cuando se curven, aplicar la teor¨ªa que ya sabemos"
"Cada persona descubre sus propias herramientas, y estas son ¨ªntimas e intransferibles. La pr¨¢ctica es la clave para encontrarlas"
Y es que una cosa es la teor¨ªa y otra muy diferente la pr¨¢ctica. En m¨¢s de una ocasi¨®n he o¨ªdo "la teor¨ªa ya me la s¨¦, pero...". La teor¨ªa es clara y sencilla. En cambio, la vida tiene una textura compleja. Recuerdo un d¨ªa en que disfrut¨¦ escuchando a una compa?era c¨®mo me explicaba las sensaciones de paz y conexi¨®n que experimentaba cuando practicaba meditaci¨®n. Pero al d¨ªa siguiente lleg¨® al trabajo con cara descompuesta y me explic¨® muy disgustada que no hab¨ªa podido dormir porque "hab¨ªa un gato que se dedicaba a defecar en su jard¨ªn". En el cuerpo del que sal¨ªa la angustia por las actuaciones de ese felino no parec¨ªa habitar el ser de la armon¨ªa c¨®smica.
Es algo bastante usual. Un hombre me contaba que su mujer, psiquiatra y profesora de temas de crecimiento personal, no para de chillar en casa. Sobre todo a su hija. Durante toda la conversaci¨®n sobre lo crispada que est¨¢ su mujer, me repet¨ªa: "No s¨¦ para qu¨¦ le sirven sus conocimientos". Estos casos no son tan excepcionales como parecen; a poco que nos miremos con ojos sinceros a nosotros mismos, podremos encontrar tambi¨¦n incongruencias.
Recordar lo que ya sabemos
"Las grandes verdades son eternas, pero suenan a nuevas cada vez que las o¨ªmos porque las olvidamos cada d¨ªa" (Llu¨ªs Amiguet)
"?Qu¨¦ te dijo el psic¨®logo?". "Lo que me explic¨® ya lo sab¨ªa". Esta conversaci¨®n la he mantenido varias veces, como tambi¨¦n la siguiente: "?Por qu¨¦ no lees...?". "Libros de autoayuda ya he le¨ªdo muchos, pero no me sirven". Eckhar Tolle, en una conferencia que imparti¨® en Barcelona, utiliz¨® una met¨¢fora muy clarificadora. Subray¨® que los conceptos y las teor¨ªas tienen poco valor si no los aplicamos; igual que un mapa si no lo utilizas. Y a?adi¨® que muchas personas se limitan a coleccionar mapas espirituales de forma in¨²til porque no los siguen.
Son muchos los que leen libros de crecimiento personal o acuden a un especialista en busca de alg¨²n tipo de f¨®rmula m¨¢gica o secreto de la felicidad. Y quedan defraudados. Lo que nos podr¨ªa ayudar a estar mejor, probablemente ya lo sabemos. No hay nada nuevo. Lo que nos falta es practicarlo. Ayer en una librer¨ªa, mientras esperaba a que me cobraran, estuve ojeando un libro de esos peque?itos que ponen al lado de la caja registradora, para que te lo compres como aquel que se compra un chicle. El librito era la de lo m¨¢s sencillo, no me acuerdo exactamente del t¨ªtulo, pero inclu¨ªa la palabra felicidad. En cada p¨¢gina hab¨ªa un solo consejo acompa?ado de una ilustraci¨®n. Me le¨ª bastantes de esas recomendaciones. Eran del tipo "no te a¨ªsles", "ayuda a los que te quieren", "no mires tanto la tele", "practica m¨¢s ejercicio f¨ªsico" ,"sonr¨ªe" "encuentra un hobby", "s¨¦ agradecido"... Todos muy sensatos y sabios. Mucha sabidur¨ªa condensada que de hecho todos sabemos. As¨ª que quiz¨¢ ha llegado el momento de actuar.
Establecer puentes
"Alicia se daba por lo general muy buenos consejos a s¨ª misma, aunque rara vez los segu¨ªa"
(Lewis Carroll)
Imaginemos que visitamos con nuestro hijo de ocho a?os las ruinas de un anfiteatro romano. Cuando estamos en ese escenario colosal le contamos incre¨ªbles historias de gladiadores. Y entonces nos pregunta: "?Qui¨¦nes eran los romanos?". A lo que contestamos: "T¨² ya lo sabes, lo que estudiaste en el primer trimestre en el tema tres". Y con cara de iluminaci¨®n exclama: "?Ah, claro!". Parece como si nuestro cerebro estuviera compartimentado en diferentes cajones. En este caso parece que lo que nos ense?en los libros est¨¢ en uno y la realidad en otro.
Nuestra teor¨ªa sobre la vida, nuestras profundas reflexiones, parece que las tengamos en un caj¨®n, en un nivel, pero seamos incapaces de bajarlas a la pr¨¢ctica. Estamos mirando las noticias, normalmente estremecedoras: guerras, inundaciones, hambre... en ese instante desde la comodidad de nuestro sof¨¢ reflexionamos sobre lo inmensamente afortunados que somos. Suena el tel¨¦fono y nos advierten de que el paquete que ten¨ªamos encargado para hoy no nos lo podr¨¢n entregar hasta dentro de dos d¨ªas. Entonces nos ponemos de un humor de perros y nuestra sensaci¨®n de privilegio no nos ha ayudado en nada ante la peque?ez de ese contratiempo.
Andr¨¦ Compte-Sponville, en su libro La felicidad, desesperadamente, cuenta que cuando ten¨ªa unos siete u ocho a?os vio a un ciego. Intentando ponerse en su lugar, cerr¨® los ojos durante unos segundos, empez¨® a andar y le pareci¨® atroz, horrible. Y en ese momento hizo una gran reflexi¨®n: "Pero este ciego, si recobrara la vista, ?ser¨ªa feliz como un loco, simplemente por ver! Por tanto yo, que no soy ciego, he de ser feliz como un loco, puesto que veo". La vida le ense?¨® que eso no era exactamente as¨ª. Matizando la conclusi¨®n del fil¨®sofo, lo que s¨ª es cierto es que las personas m¨¢s agradecidas son las m¨¢s felices. Pero no las m¨¢s agradecidas "en teor¨ªa", no las que guardan esa sensaci¨®n en un caj¨®n cerrado, sino las que constantemente utilizan ese sentimiento de privilegio para poner al nivel que se merecen la magnitud de sus vicisitudes cotidianas.
esfuerzo y pr¨¢ctica
"Jam¨¢s se ha emborrachado
nadie a base de comprender intelectualmente la palabra
vino" (Anthony de Mello)
La espalda debe mantenerse recta; si estamos sentados, debemos apoyarla bien en el respaldo. Todos los sabemos, ?pero lo hacemos? Quiz¨¢ nos proponemos hacerlo, pero es dif¨ªcil porque no nos damos cuenta y la curvamos. Con nuestros pensamientos y nuestras conductas pasa exactamente lo mismo. Sabemos que no tenemos que ser pesimistas, que tenemos que contar hasta diez en algunas situaciones, que... pero nos cuesta. Parece que nuestra actitud, nuestros pensamientos, tambi¨¦n se tuercen como la espalda. Es dif¨ªcil rectificar las actitudes porque no nos damos cuenta y van a su aire. Debemos, pues, aprender a observarnos en todo momento, debemos estar atentos constantemente a nuestras sensaciones, emociones y pensamientos. Y cuando se curven, aplicar la teor¨ªa que ya sabemos.
Tenemos claro que si queremos adelgazar, tenemos que hacer el esfuerzo de seguir un r¨¦gimen; que si queremos estar m¨¢s en forma, es necesario practicar ejercicio f¨ªsico; pues si queremos crecer a nivel personal, no basta solo con leer o reflexionar, tambi¨¦n debemos esforzarnos y practicar. Una de las preguntas m¨¢s usuales a las que nos enfrentamos los psic¨®logos y m¨¢s dif¨ªcil de responder es: "?c¨®mo lo hago?, ?c¨®mo hago para aplicar la teor¨ªa que ya me s¨¦?". Por ejemplo, alguien te comenta: "Ya s¨¦ que tengo que ser m¨¢s positivo, pero ?c¨®mo lo hago?". No hay una clave universal. Normalmente cada persona encuentra su propia herramienta ¨ªntima e intransferible. Y esas estrategias personales se hallan practicando. Estamos llenos de automatismos, as¨ª que si por ejemplo leemos un libro de autoayuda, aunque hayamos reflexionado mucho, lo cerraremos y seguiremos con los automatismos. Solo con esfuerzo y pr¨¢ctica se cambian. El primer paso, sin duda, es la autoobservaci¨®n. Las l¨²cidas palabras de Anthony de Mello nos animan a ello: "Emplea horas enteras simplemente en observar tus ideas, tus h¨¢bitos, tus apegos y tus miedos, sin emitir juicio ni condena de ning¨²n tipo. Lim¨ªtate a mirarlos y se derrumbar¨¢n".
En este suplemento, en abril apareci¨® una carta de Mar¨ªa Dolores Ribes titulada Mejor con psicolog¨ªa que dec¨ªa as¨ª: "Quer¨ªa expresar mediante este correo que si todas las personas que leemos esta revista, que es una de las mejores, hici¨¦ramos un poco m¨¢s de hincapi¨¦ en la parte de psicolog¨ªa, nos ir¨ªa mejor la vida...". La carta me encant¨®, como supongo tambi¨¦n gust¨® a todos mis compa?eros de esta secci¨®n. Me gustar¨ªa matizarla diciendo que "hacer hincapi¨¦ en la parte de psicolog¨ªa" no significa solo leer estos art¨ªculos, sino tambi¨¦n practicar sus mensajes.
Manos a la obra
1. PEL¨ªCULAS
- 'Samsara', de Pan Nalin.
- 'El desaf¨ªo', de Lee Tamahori.
- 'Karate Kid', de Harald Zwart.
- 'Elegidos para el triunfo', de Jon Turteltaub.
2. LIBROS
- 'Vivir es un asunto urgente', de Mario Alonso Puig (Aguilar, 2009). Un libro en el que el autor establece constantemente puentes entre la teor¨ªa y la pr¨¢ctica.
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