"Conoces a alguien y en cuanto ve a los escoltas se va"
"?Parece que vais presumiendo de cochazos!", "?Toda esa seguridad pagada con nuestro dinero!". Entre los insultos que Estefan¨ªa Morcillo (36 a?os) ha tenido que escuchar de sus vecinos en los ocho a?os y medio que lleva de concejal del PSE en Hernani (Gipuzkoa), gobernado desde la Transici¨®n por las sucesivas marcas de Batasuna -salvo entre 2003 y 2007 en que no pudo presentarse por la ilegalizaci¨®n-, se encuentran los proferidos contra sus dos escoltas.
Y sin embargo, para esta joven arquitecta, la protecci¨®n personal que le ha impuesto ETA supone un enorme sacrificio. Como hija del exconcejal socialista Jos¨¦ Morcillo, Estefan¨ªa apareci¨® en las listas de objetivos del comando Buruntza de ETA en 1996 y, en la primavera de ese a?o, fue agredida por el hermano de la jefa de ese grupo, Ainhoa Garc¨ªa Montero, condenada a 140 a?os por dos asesinatos.
La edil Estefan¨ªa Morcillo (PSE) sali¨® ayer por primera vez sin escolta
"En el trayecto en autob¨²s a la universidad, tres chicos, todos del pueblo, se pusieron a insultarme detr¨¢s de m¨ª. Nadie les dijo nada. Ni siquiera cuando, al salir, uno de ellos me peg¨® un pu?etazo y me parti¨® el labio", recuerda. Desde entonces, asegura que vivi¨® "desquiciada" por el miedo. "Llegu¨¦ a apuntarme a un curso de autoprotecci¨®n y despu¨¦s a clases de karate".
Diez a?os despu¨¦s ha tenido que abandonar esa arte marcial a la que termin¨® aficion¨¢ndose. "Me pusieron la escolta poco antes de presentarme por primera vez, en 2003, tras recibir varias cartas amenazantes", relata. "Una de las primeras cosas que me dijeron fue 'nada de rutinas ni horarios fijos' as¨ª que me obligaron a dejar el entrenamiento".
Esa precauci¨®n, que siguen todos los escoltados, tambi¨¦n le caus¨® problemas en la universidad. "Los profesores me ped¨ªan explicaciones porque un d¨ªa iba a clase a una hora y otro a otra, pero no me atrev¨ªa a explicarles por qu¨¦. Me daba verg¨¹enza, y adem¨¢s no sab¨ªa de qu¨¦ parte estaban, si lo iban a entender".
Pero lo que considera m¨¢s grave son los obst¨¢culos para conocer gente, incluso en el plano sentimental. "Cuando conoces a alguien y no te presentas como concejal, en cuanto ven los escoltas esperando a la puerta del coche, se olvidan de ti; es imposible pasar desapercibida", explica. "La gente prefiere estar lejos de ti. En algunos momentos te cuesta relacionarte. Ahora cuento lo de la escolta cuanto antes para que se vayan si quieren, porque prefiero no encari?arme". Todo ello sin contar con la p¨¦rdida de intimidad de tener dos personas siempre al lado.
Pero en los ¨²ltimos a?os, la situaci¨®n ha cambiado. Estefan¨ªa sit¨²a el punto de inflexi¨®n tras el atentado de la T-4 que acab¨® con el ¨²ltimo proceso de paz. "Fue un mazazo. El pesar en el pueblo era general. Tambi¨¦n en la izquierda abertzale". El jueves, el fin definitivo de la violencia le hizo llorar de la emoci¨®n. Ayer, por primera vez en mucho tiempo, sali¨® sin escolta.
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