Aviones y p¨¢jaros
?Qu¨¦ relaci¨®n existe entre los aviones y los p¨¢jaros? Hicieron esta pregunta a un investigador aeron¨¢utico y ¨¦l respondi¨® que nada de la naturaleza de los p¨¢jaros se hab¨ªa aplicado a la construcci¨®n de aviones. Sin embargo, exist¨ªa una relaci¨®n, y muy importante: hab¨ªan dado la idea. Volar era posible, ellos lo demostraban.
La idea es muy interesante, y puede aplicarse a muchos fen¨®menos, entre ellos a los de la pol¨ªtica. Recu¨¦rdese que, en 1902, el fundador del nacionalismo vasco, Sabino Arana, envi¨® un telegrama de felicitaci¨®n al presidente Roosevelt por haber concedido la independencia a Cuba, instando al Gobierno espa?ol a hacer lo mismo con Euzkadi, o que, a?os m¨¢s tarde, en 1948, la creaci¨®n del Estado de Israel llen¨® de esperanza a los independentistas vascos de la ¨¦poca. Crear un Estado nuevo en el siglo XX era posible. Se pod¨ªa levantar el vuelo.
ETA nace en una ¨¦poca, los cincuenta, en que florec¨ªan los movimientos de liberaci¨®n nacional
En los documentos de los primeros a?os, los te¨®ricos de la banda legitimaban sus acciones
En el mismo sentido, el triunfo de la revoluci¨®n cubana en 1958 y, sobre todo, las figuras de Fidel Castro y Che Guevara dieron alas a la juventud inconformista de todo el mundo, propiciando lo que podr¨ªamos llamar el "momentum revolucionario" de los a?os sesenta y setenta. No cabe duda de que hubo otras referencias y otros movimientos, como los que, tras la publicaci¨®n de On the road (En el camino), de Jack Kerouac, encabezaron los poetas y dirigentes estudiantiles de la llamada Beat Generation; pero fueron los cubanos, y particularmente el Che Guevara -el revolucionario con m¨¢s glamour de la historia moderna- quienes en esta parte del mundo mejor ejercieron de "p¨¢jaros", de ejemplo de rebeld¨ªa. Recuerdo haber visto un documental donde se recog¨ªan los testimonios de los escritores que, a finales de los setenta, desde Latinoam¨¦rica o Espa?a, hab¨ªan viajado al Festival Internacional de Lahti (Finlandia). Todos sin excepci¨®n, y Carlos Barral y Miguel ?ngel Asturias con m¨¢s entusiasmo que nadie, proclamaban su adhesi¨®n a la nueva Cuba.
Tambi¨¦n existieron p¨¢jaros, referencias, en el nacimiento de ETA. Surgi¨® como organizaci¨®n armada en un momento hist¨®rico, los a?os cincuenta, en el que los movimientos de liberaci¨®n nacional florec¨ªan en los pa¨ªses del llamado Tercer Mundo. Un folleto de ETA titulado La insurrecci¨®n en Euzkadi publicado en 1964, inicia su exposici¨®n afirmando que "cuando la pol¨ªtica ha agotado todos sus medios, se impone la lucha justa de liberaci¨®n", poniendo como ejemplos a los guerrilleros del Viet Min, al IRGUM de Israel, el EOKA de Chipre y, sobre todo, al FLN argelino. Unos a?os m¨¢s tarde, cuando la influencia de las corrientes comunistas empez¨® a sentirse en ETA, aparecieron m¨¢s nombres, concretamente los de las organizaciones guerrilleras latinoamericanas, o, m¨¢s concretamente a¨²n, como cab¨ªa esperar, el de Che Guevara. Tras la desaparici¨®n de Xabi Etxebarrieta, primer militante de ETA muerto por la Guardia Civil tras el incidente en el que ¨¦l mismo hab¨ªa acabado con la vida del agente Jos¨¦ Pardines Arcay, su hermano el abogado Jos¨¦ Antonio Etxebarrieta le dedic¨® un paneg¨ªrico en el que, entre datos que hoy quiz¨¢ resulten sorprendentes -la presentaci¨®n de su libro En pie de pensamiento al Premio Adonais de Poes¨ªa, por ejemplo- lo comparaba con el h¨¦roe de la revoluci¨®n cubana: "(...) cuando hab¨ªa humedad se le cerraban los bronquios, le sub¨ªa la fiebre, no pod¨ªa dormir por el asma -otro paralelo con el Che-". Con el tiempo la comparaci¨®n no hizo sino fortalecerse.
Naturalmente, hubo algo m¨¢s que p¨¢jaros o modelos, y basta leer los documentos de los primeros a?os de ETA -recopilados por Txema Larrea y publicados por la editorial Hordago en 1984- para tener una idea de los razonamientos con que los te¨®ricos de la organizaci¨®n legitimaban sus acciones. Hay referencias a la Guerra Civil y al bombardeo de Gernika, pero, sobre todo, al influjo mort¨ªfero que la dictadura franquista estaba teniendo sobre la cultura vasca y sobre la existencia misma del pueblo vasco. Franco euskararen iltzailea -Franco asesino del vascuence-, se dice en uno de los panfletos, augurando la muy cercana muerte de la lengua. Van apareciendo luego, a medida que pasan los a?os, otras referencias, por ejemplo a la clase obrera y a las huelgas que tienen lugar en el Pa¨ªs Vasco; pero la cuesti¨®n de la lengua y de la cultura vascas sigue siendo la m¨¢s troncal de todas; tambi¨¦n la que mayor nivel intelectual muestra por parte de los autores que la tratan. Uno de los textos, debido probablemente a la pluma de Jos¨¦ Luis ?lvarez Emparanza, Txilardegui, preconizaba, ya a mediados de los sesenta, el abandono de ideas rom¨¢nticas sobre la lengua y la creaci¨®n del euskara batua, vascuence literario com¨²n; preclaro planteamiento que, por aquel entonces, solo defend¨ªan las dos figuras de la cultura vasca del momento, el ling¨¹ista Luis Mitxelena y el poeta Gabriel Aresti.
Los documentos hablan, adem¨¢s, del "motor" que mover¨¢ la lucha y traer¨¢ el triunfo de la organizaci¨®n. El folleto de ETA anteriormente citado, La insurrecci¨®n en Euzkadi, describ¨ªa de esta manera la eficacia de una guerra revolucionaria, de guerrillas: "El enemigo, como un coloso aguijoneado por muchas abejas, pierde el control de s¨ª mismo, se enfurece hasta el paroxismo y golpea ciegamente a diestro y siniestro. Hemos conseguido uno de nuestros mayores objetivos: el obligarle a cometer mil torpezas. La mayor¨ªa de las v¨ªctimas son inocentes. Entonces el pueblo, hasta entonces m¨¢s o menos pasivo y a la expectativa, se vuelve indignado contra el tirano colonialista, se vuelve indignado contra el colonialista y, por reacci¨®n, se vuelca por entero hacia nosotros". La cita, un tanto larga, describe perfectamente la l¨®gica que ETA sigui¨® en su pr¨¢ctica, y que, explicada cien veces en sus panfletos, denomin¨® con la f¨®rmula "acci¨®n-represi¨®n-acci¨®n".
Hubo, pues, un suelo, una pista, una dictadura que propiciaba una reacci¨®n pol¨ªtica violenta, y tambi¨¦n un motor, un mecanismo que en diez o quince a?os de atentados y muertes convirti¨® la situaci¨®n en irreversible; pero el hecho de que al filo de 1970 setenta surgieran grupos similares a ETA en lugares culturalmente m¨¢s fuertes que el Pa¨ªs Vasco (UPG en Galicia y PSAN en Catalu?a) o el que, en ese mismo tiempo, grupos como el IRA provisional, la Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo, los Black Panters o, incluso, el californiano Ej¨¦rcito Simbi¨®tico de Liberaci¨®n, tuvieran una gran actividad, indica que exist¨ªa lo que, con algo de frivolidad, podr¨ªa llamarse "una moda revolucionaria contagiosa". Hab¨ªa modelos a los que imitar. Hab¨ªa p¨¢jaros que daban la idea. Cuando Patricia Hearst pas¨® de su condici¨®n de secuestrada a la de miembro del Ej¨¦rcito Simbi¨®tico de Liberaci¨®n, tom¨® el apodo de Tania; homenaje a la otra Tania, la compa?era del Che Guevara.
Cabe hacerse la pregunta del porqu¨¦ de la larga vida de ETA, casi cincuenta a?os. Ninguno de los otros grupos armados dur¨® tanto. La respuesta es dif¨ªcil, pero creo que tambi¨¦n ha habido modelos de por medio. Cuando, hace unos diez a?os, escuch¨¦ dar v¨ªtores a ETA en un concierto que se celebraba en el mismo pueblo donde, horas antes, una bomba hab¨ªa acabado con la vida de un electricista, pens¨¦ que el rock and roll global y el histrionismo antisistema de muchos de sus h¨¦roes algo ten¨ªan que ver con ello, es decir, con los p¨¢jaros de mal ag¨¹ero.
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