"Sois historia, sois leyenda..."
Cuatro supervivientes relatan, en el 75 aniversario de la creaci¨®n de las Brigadas Internacionales, su derrota en la Guerra Civil y la revancha en la II Guerra Mundial
Ten¨ªan menos de 20 a?os cuando dejaron su pa¨ªs y su familia para venir a jugarse la vida en Espa?a, a defender un Gobierno que no era el suyo pero cuyos ideales compart¨ªan: la Rep¨²blica. En su d¨ªa, llegaron a ser 35.000 -entre ellos, escritores como George Orwell y pol¨ªticos como Willy Brandt-, procedentes de 55 pa¨ªses. Cerca de 9.000 murieron o cayeron prisioneros. Hoy quedan pocos vivos, pero cuatro de ellos han venido a Espa?a para participar en las jornadas-homenaje que ha organizado la Asociaci¨®n de Amigos de las Brigadas Internacionales en el 75 aniversario de su creaci¨®n por decreto, firmado por el entonces presidente de la Rep¨²blica, Francisco Largo Caballero. EL PA?S ha hablado con ellos, supervivientes de la Guerra Civil, de la segunda Guerra Mundial y del paso del tiempo.
"Era un ni?o. Hice lo mejor que pude con el arma que me dieron: una de 1896"
"O¨ª un grito terrible. El hombre se hab¨ªa degollado delante de una embarazada"
"Yo ten¨ªa 17 a?os y pens¨¦ que ten¨ªa que hacer algo. No quer¨ªa quedarme parado mientras ve¨ªa al fascismo ganar en Espa?a. El d¨ªa que cumpl¨ª los 18 me fui. No le dije nada a mi madre, porque nunca me hubiese dejado, y tuve muchos remordimientos por lo mal que lo pas¨®, aunque despu¨¦s dec¨ªa que estaba muy orgullosa y me convert¨ª en su favorito. Y ¨¦ramoc ocho hermanos", relata David Lomon, brit¨¢nico, a un mes de cumplir los 93 a?os. "Pero no me arrepiento de haber venido a defender a aquel Gobierno democr¨¢ticamente elegido. Lo volver¨ªa a hacer mil veces".
Lomon vino pensando que ganar¨ªan. "?ramos los buenos", dice con una sonrisa. No tard¨® en darse cuenta de que no iba a ser tan f¨¢cil. "Cuando llegu¨¦ a Espa?a no conoc¨ªa la magnitud del apoyo que los italianos y alemanes estaban dando a Franco. No esperaba eso. Tampoco esperaba que estar¨ªamos tan solos. A los republicanos no les apoyaba nadie, solo voluntarios".
A Lomon le indign¨® o¨ªr que "comunistas y anarquistas estaban combatiendo entre ellos durante la guerra", pero cuando realmente se dio cuenta de la debilidad de su bando fue durante el breve entrenamiento que realiz¨® antes de incoporarse al frente. "Fue terrible. De armas, ten¨ªamos las sobras de los rusos y de la I Guerra Mundial. Se atascaban. Eran muy delicadas. No les sentaba bien ni el calor, ni el fr¨ªo". No ha olvidado el d¨ªa que le pusieron delante la ametralladora Maxim. "Nunca hab¨ªa visto un arma hasta entonces".
Lo mejor de su paso por Espa?a fue conocer a los republicanos, cuenta. "Me fascin¨® ver a gente tan pobre y a la vez tan orgullosa". Se ech¨® una novia espa?ola durante la guerra, pero dur¨® poco. "Recuerdo que un d¨ªa, la invit¨¦ al cine, ?y se plant¨® all¨ª con toda su familia!", r¨ªe a carcajadas.
No lleg¨® a participar en grandes combates - "solo escaramuzas"- pero estuvo a punto de morir. Una bomba le dej¨® inconsciente durante no sabe cu¨¢nto tiempo. Cuando se despert¨® estaba en un campo de prisioneros. "Me hab¨ªan capturado los italianos. Casi todos ¨¦ramos extranjeros. De hecho, mientras estuve all¨ª, la Gestapo vino a ver qu¨¦ alemanes apoyaban a los espa?oles. Fue algo espantoso. Cuando te meten en un sitio as¨ª es como si te apartaran del mundo. Sal¨ª libre en un intercambio de prisioneros: me cambiaron por alg¨²n italiano".
Durante la entrevista, ense?a orgulloso el pasaporte espa?ol que ha obtenido gracias a la ley de memoria hist¨®rica, que concedi¨® la nacionalidad espa?ola a los brigadistas internacionales. Perder la guerra en Espa?a fue "un golpe muy duro", pero asegura que le sirvi¨® de "inspiraci¨®n" para, al regresar al Reino Unido, ingresar en el Ej¨¦rcito, "para luchar despu¨¦s contra Hitler. Esa guerra s¨ª la ganamos".
El estonio Erik Ellmann, de 92 a?os, parec¨ªa inc¨®modo con los aplausos que recibi¨® en el homenaje. "No los merezco. Yo era un ni?o. Ten¨ªa 19 a?os y solo particip¨¦ en el final de la guerra. Hice lo mejor que pude con el arma que me dieron: una de 1896", dijo.
Hijo de un matrimonio pobre, Ellman recuerda que el Gobierno de su pa¨ªs "hizo una ley por la que castigaba a 10 a?os de trabajos forzosos a quienes ayudaran a los espa?oles". Decidi¨® arriesgarse. "Mis ideales y los de mis padres eran los mismos que los de la Rep¨²blica". Estuvo en la batalla del Ebro y guarda un enorme remordimiento. "?bamos de avanzadilla y ten¨ªamos que avisar si ve¨ªamos avanzar a los franquistas. Nos fuimos a descansar y avanzaron. No sabemos qu¨¦ pas¨® con los que ven¨ªan detr¨¢s de nosotros".
Los hermanos Jos¨¦ Eduardo y Vicente Almud¨¦ver Mateu, de 92 y 94 a?os respectivamente, nacidos en Francia pero de padres espa?oles, tampoco han olvidado. "?Fuimos al frente sin balas!", asegura Jos¨¦. "A cinco kil¨®metros hab¨ªa una columna del PCE y me dieron cinco. Despu¨¦s el coronel nos dio otras cinco. ?Diez balas para una guerra!". El 25 de mayo de 1938, cay¨® herido en combate. "Al darme el alta, me mandaron a casa, pero volv¨ª. Termin¨¦ en el puerto de Alicante. Fue terrible lo que pas¨® all¨ª".
En aquel puerto, 20.000 republicanos, ya perdedores de la Guerra Civil, esperaban en abril de 1939, la llegada de unos barcos extranjeros que nunca llegaron para huir de Franco. Cuando al entrar las tropas italianas qued¨® claro que no hab¨ªa escapatoria, muchos optaron por suicidarse. "Recuerdo a una mujer embarazada, echada en el suelo, y a un hombre que se afeitaba con una navaja a su lado. O¨ª un grito terrible. Cuando volv¨ª a mirar, el hombre se hab¨ªa degollado y la mujer lo hab¨ªa visto todo", recuerda Jos¨¦, quien sali¨® de aquel puerto directo al campo de concentraci¨®n de Los Almendros tras haber tirado al mar su carn¨¦ de la Brigada.
Vicente estuvo en el frente de Guadalajara y en la batalla del Jarama. Tambi¨¦n en Madrid. "Pese a haber perdido, de lo que m¨¢s orgulloso estoy en mi vida es de haber luchado en la Guerra Civil con la Rep¨²blica", asegura. Como sus compa?eros, tambi¨¦n luch¨® despu¨¦s en la segunda Guerra Mundial.
Jos¨¦ Carrillo, hijo del exdirigente del PCE, Santiago Carrillo, y actual rector de la Universidad Complutense de Madrid, donde se acaba de levantar un monumento a los brigadistas, afirma: "No recuerdo un ejemplo de solidaridad internacional como la participaci¨®n de los 35.000 brigadistas que vinieron a Espa?a a defender la legalidad de la Rep¨²blica, y el de los propios espa?oles, que intentaron devolver el favor en la II Guerra Mundial incorpor¨¢ndose a la resistencia contra los nazis. Son un ejemplo, no un invento de Stalin, como dice el nost¨¢lgico que ha presentado una denuncia contra el monumento y que me acusa de hacer pol¨ªtica. La ciudad universitaria fue testigo. Aqu¨ª combatieron muchos brigadistas y en los edificios m¨¢s antiguos todav¨ªa se pueden ver agujeros de bala".
Pese a la denuncia, el monumento se inaugur¨® el s¨¢bado. Son dos grandes placas de acero en las que se lee una frase de Dolores Ib¨¢rruri: "Sois la historia, sois la leyenda. Sois el Ej¨¦rcito heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia".
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