Nacionalismo neoliberal
CiU proyecta que el capital privado entre en la sanidad p¨²blica, una f¨®rmula que puede generalizarse
Con el se?uelo del "pacto fiscal" y la "transici¨®n nacional", t¨¦rminos cuya traducci¨®n pr¨¢ctica se desconoce, el Gobierno de Artur Mas est¨¢ aplicando en Catalu?a una pol¨ªtica de clara orientaci¨®n neoliberal. La Generalitat argumenta que la contenci¨®n del gasto obliga a estos recortes. Pero lo cierto es que las tijeras del Gobierno catal¨¢n tocan, sobre todo en sanidad, la m¨¦dula del Estado de bienestar. Catalu?a vuelve a ser vanguardia de lo que en breve puede generalizarse al conjunto de las autonom¨ªas y de Espa?a.
En consonancia con esta pol¨ªtica el Departamento de Salud tiene en sus manos un documento -La gobernanza del Instituto Catal¨¢n de la Salud (ICS)- en el que se proyecta trocear los ochos hospitales, 285 centros de atenci¨®n primaria del ente p¨²blico y otros equipamientos, creando una veintena de sociedades de gesti¨®n capaces de autosostenerse v¨ªa beneficios mediante acuerdos de todo tipo, incluso accionariales, con el sector privado. Este es uno de los objetivos que plantea el documento y que supone la desmembraci¨®n del ICS, la mayor empresa p¨²blica catalana, con cerca de 400 centros sanitarios y m¨¢s de 40.000 trabajadores, y aut¨¦ntica "casa madre" de la sanidad catalana.
Nada que objetar si CiU hubiera legitimado en las urnas un programa de claro corte neoliberal. Pero no fue as¨ª. Los nacionalistas han preferido embozarse ante su electorado tras la afamada f¨®rmula magistral de la defensa del Estado de bienestar. Artur Mas ha sido muy escrupuloso a la hora de liquidar el impuesto de sucesiones -"est¨¢ en nuestro programa"- y muy laxo cuando su Gabinete ha aplicado las tijeras.
La propuesta sanitaria catalana dejar¨ªa funcionar a los hospitales con plena autonom¨ªa, buscar nuevas v¨ªas de financiaci¨®n y ofrecer sus servicios tambi¨¦n a clientes privados. Estos criterios en su m¨¢ximo desarrollo permitir¨ªan que los pacientes de pago sean operados antes que los de la sanidad p¨²blica en hospitales construidos y equipados con dinero de todos.
En v¨ªsperas electorales, los partidos reh¨²yen t¨¦rminos como impuestos o copago. En Espa?a, de hecho, no se ha abierto un debate serio, m¨¢s all¨¢ de la habitual demagogia. Y en la actual situaci¨®n de crisis es inaplazable, si pretendemos que el sistema p¨²blico no se limite a prestar la atenci¨®n sin coste para el paciente. Porque lo exigible es un sistema de calidad, de servicio p¨²blico y que resuelva las necesidades de los ciudadanos en unos plazos de tiempo razonables.
La incertidumbre que genera la crisis y la falta de acuerdo en los asuntos esenciales son terreno abonado sobre el que germinan planes que, a modo de agenda oculta, amenazan la esencia de un sistema universal, gratuito y de calidad. La Generalitat no puede limitarse a negar lo que est¨¢ escrito en un documento con membrete oficial. La opacidad y los tintes neoliberales no inspiran confianza.
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