90 d¨ªas al raso viviendo en un limbo legal
Una familia cubana est¨¢ acampada frente a Exteriores desde hace tres meses
Sobre el pecho de Sabina Mart¨ªn G¨®mez tintinea nerviosa una Virgen del Cobre. Eso sucede porque Sabina, "exiliada cubana", de 44 a?os, habla excitada. Est¨¢ sentada en una silla y a la vera de una pila de colchones en medio de la calle, en la plaza de la Provincia, donde vive acampada junto a su familia, de ocho miembros incluyendo a la abuela de 75 a?os, desde hace 90 d¨ªas. Protestan frente al Ministerio de Asuntos Exteriores. Su disconformidad, explican, se debe a que llegaron a Espa?a en marzo pasado tras un acuerdo "de Moratinos con Cuba" y, aseguran, que exist¨ªa un plan para ellos que descarril¨® en alg¨²n momento.
El hermano de Sabina, dice, es el represaliado Carlos Mart¨ªn. Gracias a ¨¦l, su familia fue incluida en un plan para refugiados cubanos en Espa?a. Pero esa hoja de ruta, que comenz¨® en un hostal en Villa de Vallecas, se trunc¨® hace unos meses. A Sabina y a su marido, Jos¨¦ Ram¨®n Pizarro, de 47 a?os y enfermo de hepatitis C, les expulsaron de un centro de acogida en M¨¢laga. Les acusaron de borrachos y de tratar de agredir a las autoridades del lugar portando "armas blancas". "Todo mentiras. Eran falsas acusaciones", asegura Sabina, tan agitada que la saliva se escapa de su boca en todas las direcciones.
Les echaron de un centro tras acusarles de beber alcohol y portar armas blancas
El Ministerio de Exteriores considera que el asunto de Sabina y su familia no es competencia suya, sino del Ministerio de Trabajo e Inmigraci¨®n. La familia vive en una especie de limbo legal. No tiene permisos, pero tampoco ad¨®nde ir. Ni, parece, demasiadas ganas. Esgrimen la supuesta promesa de un piso.
Por el momento su horizonte, y el que ven sus vecinos desde hace tres meses, es una especie de minicampamento de refugiados lleno de mantas, colchones y banderas cubanas. Cocinan en un infiernillo y guardan sus cosas en las alcantarillas, como la sabidur¨ªa de quienes viven en la calle indica como precauci¨®n preceptiva.
"Vivimos de la mendicidad, somos limosneros, claro", explica sin que sea muy necesario Jos¨¦ Ram¨®n Pizarro. En realidad, salvo por los carteles reivindicativos y las hojas con membrete que muestra temblorosa Sabina -que trabajaba en una escuela para ni?os con s¨ªndrome de Down en la provincia cubana de Artemisa-, nada les diferencia de los grupos de indigentes n¨®madas que pueblan los parques y las plazas madrile?as.
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