En busca del Tint¨ªn perdido
En alg¨²n momento de la proyecci¨®n de Las aventuras de Tint¨ªn. El secreto del Unicornio, las im¨¢genes me parecen demasiado oscuras a trav¨¦s de esas gafas de astronauta que tengo que colocar encima de las m¨ªas. Me ocurri¨® lo mismo con las reconstrucci¨®n que hac¨ªa Tim Burton de las surrealistas aventuras de Alicia cuando atravesaba el peligroso espejo. Y veo en esa pantalla deformada, en brumas, que la luz es clara. Tambi¨¦n asisto por primera vez a un sistema de animaci¨®n empleado durante toda la trama. Me cuentan que se llama captura de movimiento y consiste en que el ordenador graba y guarda los rostros y los movimientos de los actores y eso se convierte en la base del objeto animado. Algo que ya ocurr¨ªa parcialmente con la figura del monstruo Gollum en El se?or de los anillos y con el gorila King Kong en la ¨²ltima adaptaci¨®n que ha hecho el cine de su temible y enamorado personaje. No puede ser casualidad que a esos dos monstruos, como en Tint¨ªn al capitan Haddock, los interprete el mismo actor. Se llama Andy Serkis y a este paso tendr¨¢ que aclarar en sus tarjetas de presentaci¨®n que su arte consiste en traspasar su humanidad a los dibujos animados. Otros se defin¨ªan en otras ¨¦pocas como disc¨ªpulos del M¨¦todo o actores naturales. Ser¨¢ muy gracioso si prospera la moda capture motion intuir el desgaste neuronal que sufrir¨¢n los directores de reparto buscando a histriones de carne y hueso especializados en dar vida a dibujos animados.
LAS AVENTURAS DE TINT?N. EL SECRETO DEL UNICORNIO
Direcci¨®n: Steven Spielberg. Int¨¦rpretes: Jamie Bell, Andy Serkis, Daniel Craig, Nick Frost, Simon Pegg, Toby Jones, Mackenczie Crook.
G¨¦nero: aventuras animadas. Estados Unidos, Nueva Zelanda, 2011.
Duraci¨®n: 107 minutos.
Los personajes, los escenarios, el tono y el ritmo recuerdan al c¨¦lebre arque¨®logo
Es una car¨ªsima y digna, aunque no memorable, pel¨ªcula de aventuras
Que detr¨¢s de este experimento visual resuelto de forma tan brillante est¨¦ un director como Spielberg responde a la l¨®gica. A los veintipocos a?os conceb¨ªa el cine como el arte supremo del espect¨¢culo, salas oscuras repletas de un p¨²blico heterodoxo y masivo que se identificaba con las aventuras, los terrores y los sentimientos que mostraba la pantalla. Consecuentemente, su narrativa siempre se ha esforzado por encontrar met¨®dos e imaginar historias en las que ocurran muchas cosas, revitalizar g¨¦neros, lograr que los espectadores de cualquier parte se olviden durante un par de horas de su realidad para vivir ficciones. Acerc¨¢ndose a la setentena constatas en Tint¨ªn que Spielberg mantiene sus inquebrantables principios, que aborda un nuevo proyecto con la misma ilusi¨®n y riesgo que cuando era joven, que busca en el 3D o en el sistema tecnol¨®gico que impongan los tiempos tramas protagonizadas por la acci¨®n, el vitalismo, la sorpresa, la tensi¨®n, el peligro.
Reconociendo esas permanentes vocaci¨®n y amor, en algunas ocasiones la marca Spielberg se ha equivocado, el producto no estaba a la altura de las pretensiones iniciales. En otras, hablando de camioneros sin rostro, tiburones, extraterrestres, la guerra, el Holocausto y el espionaje, su talento y su sensibilidad han conocido el estado de gracia.
Me divierte y reconozco el m¨¦rito de la saga de Indiana Jones, aunque para m¨ª jam¨¢s haya supuesto la cumbre del cine de aventuras. En Tint¨ªn el tono, el ritmo, la concepci¨®n de los personajes, los ex¨®ticos escenarios, los combates, la vibrante banda sonora de John Williams subrayando abusivamente las im¨¢genes, me remiten continuamente a la narrativa y al estilo empleados en la creaci¨®n del legendario arque¨®logo. Y me asaltan las mismas sensaciones que al ser testigo de sus fren¨¦ticas aventuras. Me entretienen moment¨¢neamente, me r¨ªo con alg¨²n gag, admiro la vitalidad y la sabidur¨ªa de su creador, pero tampoco me dejan ning¨²n poso, son un juguete divertido que no voy a guardar con mimo.
Observ¨¦ tarde, poco y mal, cuando ya hab¨ªa perdido la infancia, los comics de Herg¨¦. No he vivido la ¨¦poca conveniente para degustar ese universo que ha fascinado a tanta gente. No dudo de la maestr¨ªa, la imaginaci¨®n, la frescura que contiene la l¨ªnea clara de Herg¨¦, No s¨¦ si el adolescente detective, el borracho y alucinado Haddock, el fiel y aguerrido perro Mil¨², el mundo que describen esos tebeos posee alma, magia y poes¨ªa. Los expertos y los enamorados ancestrales aseguran que s¨ª. Yo no percibo esos dones en la pel¨ªcula Tint¨ªn. Solo constato una direcci¨®n primorosa, una car¨ªsima y digna aunque no memorable pel¨ªcula de aventuras, un Indiana Jones en dibujos animados.
Babelia
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