Peronismos
En Argentina siempre ganan las elecciones los mismos que las pierden, los peronistas. Esto no sabemos si es bueno o malo para la secci¨®n de pol¨ªtica, pero funciona muy bien en la de pasatiempos. La capacidad del peronismo para no significar nada al tiempo de significarlo todo es un jerogl¨ªfico de altura, una adivinanza imposible. Si invent¨¢ramos un objeto de regalo capaz de reunir la aceptaci¨®n comercial del peronismo y su falta de sustancia, nos har¨ªamos millonarios, pues podr¨ªa venderse lo mismo en farmacias que en carnicer¨ªas y podr¨ªan prescribirlo por igual los m¨¦dicos y los param¨¦dicos, los psic¨®logos y los parapsic¨®logos. El peronismo servir¨ªa para el ni?o y la ni?a, para el joven y el anciano, para el militar y el estudiante, y se podr¨ªa administrar indistintamente por v¨ªa oral, parenteral o intravenosa, aunque dispondr¨ªamos tambi¨¦n de una presentaci¨®n en forma de supositorio, para el culo.
Dicho as¨ª, parece que estamos hablando de un medicamento, lo que guarda m¨¢s relaci¨®n con nuestras limitaciones expresivas que con las cualidades del objeto, porque si el peronismo fuera una novela, por ejemplo, ser¨ªa simult¨¢neamente una novela de aventuras, de amor y de viajes, adem¨¢s de una metanovela culta y popular a la vez; lo ser¨ªa todo, en fin, ser¨ªa incluso una obra maestra sin dejar por eso de ser una basura y viceversa: la obra total con la que sue?a todo creador desde el principio de los tiempos. Y si el peronismo fuera un bol¨ªgrafo resultar¨ªa tan ¨²til para escribir como para desescribir. Hay que poner en marcha una Loter¨ªa Nacional Peronista que toque cuando no toque y que no toque cuando toque, pero sobre todo que toque y no toque al mismo agraciado, que ser¨¢ tambi¨¦n, por eso mismo, un perdedor victorioso o un vencedor perdido. Ni idea de en qu¨¦ categor¨ªa incluir a Cristina Fern¨¢ndez, quiz¨¢ en las dos.
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