Madrid me aterra
Un director de cine, un escritor de novela negra, un erudito del crimen, un ecologista... Diez personajes se adentran, lejos de los t¨®picos, en los sitios m¨¢s terror¨ªficos de la ciudad. La fecha obliga
Pocas cosas hay tan subjetivas como el miedo (acaso el amor). A Alex de la Iglesia le parecieron siniestras las Torres KIO cuando rod¨® en ellas el nacimiento de Satan¨¢s en El d¨ªa de la Bestia. Despu¨¦s de 16 a?os, al escritor Lorenzo Silva, comisario de Getafe Negro, le dan mal rollo las Cuatro Torres de la Castellana.
1. Satan¨¢s con 'barbour'. "Ten¨ªan un grafismo claro, eran iconogr¨¢ficas y en aquel momento simbolizaban un gran esc¨¢ndalo financiero", dice Alex de la Iglesia sobre su elecci¨®n de las Torres KIO, hoy Puerta de Europa, como portal de Bel¨¦n sat¨¢nico. En El d¨ªa de la Bestia, los malvados Reyes Magos eran pijos xen¨®fobos, armados con barbours, bates y cultura del pelotazo. "Hoy al Anticristo le quedar¨ªan peque?as las torres", dice el director. Para su ¨²ltima pel¨ªcula, Balada triste de trompeta, De la Iglesia rod¨® en el Valle de los Ca¨ªdos. "Es un sitio siniestro y fascinante: representa el dolor, no es una cruz, sino un cuchillo que se clava en Espa?a. Me parece terror¨ªfico, por un lado es la tumba fara¨®nica de un dictador y por otra, la fosa de los 34.000 cad¨¢veres que hay debajo".
Puerta de Europa. Plaza de Castilla.
2. Vampiros especuladores. "Las Cuatro Torres son nuestros vampiros". Lorenzo Silva, escritor y comisario del festival Getafe Negro, tiene claro el paraje madrile?o m¨¢s siniestro: "Los rascacielos en los antiguos terrenos del Real Madrid son cuatro colmillos que se clavan en un espacio urbano que era de todos y cuya sangre se la han chupado los de siempre". "Bajo las torres hay enterrados millones de euros", dice el escritor, que considera especialmente "estremecedor y aberrante" que "se vean desde cualquier punto de la ciudad, incluso desde la sierra: se han cargado el skyline". "Debajo no hay nada, es una zona fantasmag¨®rica. De noche produce escalofr¨ªos". Para Silva, que incluye el lugar en la ¨²ltima novela de su personaje Bevilacqua, las torres son "un s¨ªmbolo de lo que de verdad asusta: la especulaci¨®n, la corrupci¨®n, la codicia y esa megaloman¨ªa superflua y prescindible". "En el fondo todos los monstruos son met¨¢foras", dice, y cuenta otra historia de miedo: "?D¨®nde est¨¢bamos todos cuando los vampiros organizaban la crisis? ?En qu¨¦ est¨¢bamos pensando? ?Por qu¨¦ lo permitimos?... ?Porque ¨¦ramos zombis! Aturdidos y somnolientos, consumiendo sin pensar en nada m¨¢s. Por eso triunfan las series de zombis, nos sentimos identificados".
Las Cuatro Torres de la Castellana
3. Un infierno delictivo. "La mayor incidencia de delitos se da en la zona de Azca y es as¨ª desde hace 20 a?os". El dato, que tanto la polic¨ªa local como la nacional se niegan a dar ("para no estigmatizar"), lo ofrece Felipe Hernando, vicedecano de Geograf¨ªa Humana de la Complutense, que lleva a?os cartografiando el crimen. "Azca es lo que los americanos llaman la ciudad de la muerte: un lugar con vida de d¨ªa, medio vac¨ªo de noche, de concentraci¨®n terciaria, c¨¦ntrico, con locales de copas y una configuraci¨®n f¨ªsica compleja llena de recovecos, desniveles y fondos de saco". "Hay carteristas y robos al descuido, robos con intimidaci¨®n, peleas nocturnas y delitos de cuello blanco", dice el profesor, que considera Madrid "una ciudad muy segura".
Bajos de Azca. Nuevos Ministerios
4. Terror tras la normalidad.
"La mayor¨ªa de los cr¨ªmenes son entendibles, aunque censurables, pero lo de esta se?ora no me entra en la cabeza". Marco Besas, coautor de De Madrid al infierno, recorre en su libro 10 cr¨ªmenes terribles que marcaron la ciudad. De los asesinatos de Jarabo al magnicidio de Canalejas. Pero el que m¨¢s yuyu le da es el llamado misterio de la mano cortada. En 1954, la se?ora Ruiz de Lihory mutil¨® el cad¨¢ver de su hija muerta. "Adem¨¢s de una mano, le cort¨® la lengua y le sac¨® los ojos; en un armario encontraron una olla llena de cabezas de perro... Todo espeluznante, muy mal rollo", dice Besas. El suceso tuvo lugar en un piso de la calle de la Princesa (donde tambi¨¦n vivi¨® el barman Chicote). "Una casa de lo m¨¢s normal, eso es lo m¨¢s inquietante, que tras una fachada anodina, en lo que podr¨ªa ser la casa de tu abuela, pasen esas cosas", opina Besas. "No es un lugar siniestro, esa normalidad es lo que lo hace terror¨ªfico".
Casa de la mano cortada. Princesa, 72
5. Veneno en el aire.
El punto con m¨¢s contaminaci¨®n de Madrid es un parque infantil: la plaza de Luca de Tena, en Delicias. "All¨ª hab¨ªa una estaci¨®n de medici¨®n de la contaminaci¨®n que registraba, a?o tras a?o, los peores datos de la ciudad", explica Francisco Segura, de Ecologistas en Acci¨®n, "pero el Ayuntamiento decidi¨® quitarla, alegando que las circulaciones pervert¨ªan su medici¨®n, que llegaba a quintuplicar los l¨ªmites exigidos". "Lo m¨¢s espeluznante es que la estaci¨®n estaba junto a un parque infantil", dice Segura. "Ya no est¨¢ la estaci¨®n, pero el parque y la contaminaci¨®n siguen all¨ª".
Plaza de Luca de Tena (Delicias)
6. La guerra, peor que el demonio. Lo m¨¢s f¨¢cil, puestos a elegir una escultura siniestra en Madrid, ser¨ªa optar por el demonio. Pero para el historiador experto en escultura Luis Miguel Aparisi el ¨¢ngel ca¨ªdo del Retiro es "un ejercicio acad¨¦mico". ?Quiz¨¢ alguna en un cementerio? "Son buenos lugares para ver escultura", concede. El mejor: San Isidro, donde hay "¨¢ngeles lastimosos y figuras femeninas que son verdaderos fantasmas". Tambi¨¦n un "extra?¨ªsimo sarc¨®fago suspendido por cadenas que sujetan unos ¨¢ngeles cabeza abajo". Al final el experto se decide por una escultura que se sale del t¨®pico tenebroso. Una obra de Aniceto Marinas en homenaje a los h¨¦roes del Dos de Mayo, escondida en un jardincillo cerca del Templo de Debod. Entre sus figuras -un ca?¨®n, un soldado, un cad¨¢ver- "hay un muchachito con una expresi¨®n de verdadero espanto porque sabe que le espera la muerte", dice Aparisi. "La guerra da mucho m¨¢s miedo que el demonio".
Escultura en los jardines General Fanjul.
7. Un fantasma llamado paro. Los n¨²meros son implacables: en el barrio de San Crist¨®bal el paro llega al 24,6%, casi el doble de la media madrile?a (12,92%). "Hay muchos factores que desequilibran un barrio", explica V¨ªctor Garc¨ªa, director general de Participaci¨®n Ciudadana. "Causas hist¨®ricas, ciclos que duran d¨¦cadas, como la inmigraci¨®n". En San Crist¨®bal los que llegan de fuera ahora son extranjeros, pero en los cincuenta llegaban, buscando alojamiento asequible, los emigrantes del campo. Su falta de medios provoc¨® una carencia de servicios, que llev¨® a un abaratamiento del barrio, que atrajo a m¨¢s poblaci¨®n desfavorecida... "Es una pescadilla que se muerde la cola", dice Garc¨ªa. San Crist¨®bal, un barrio con personalidad y asociaciones vecinales peleonas, cuenta con un plan de barrio (186.000 euros al a?o de 2009 a 2012) que sufraga servicios sociales, educaci¨®n, seguridad, formaci¨®n, asesoramiento a parados de larga duraci¨®n y tutorizaci¨®n en la b¨²squeda de empleo. "Pero para paliar un proceso hist¨®rico, no basta con un par de a?os", dice Garc¨ªa.
Barrio de San Crist¨®bal
8. La muerte sin tab¨²es. "En el siglo XIX el sexo era tab¨²; en el XXI lo es la muerte", dice Asunci¨®n Cardona, directora del Museo del Romanticismo, donde se conservan muchos retratos luctuosos, comunes entre la burgues¨ªa decimon¨®nica. Llama la atenci¨®n la escultura de un beb¨¦ muerto, pero el que m¨¢s impresiona a Cardona es un apunte de B¨¦cquer en su lecho mortal. "Se nota la lividez del rostro y el rigor mortis, lo pint¨® su amigo Vicente Palmaroli". Retratar a un amigo reci¨¦n fallecido puede parecernos terrible, "pero es en realidad un acto valiente y lleno de ternura. Palmaroli solo quiso captar, con r¨¢pidas pinceladas, el alma que se escapaba del poeta". "Quiz¨¢ lo m¨¢s terrible es c¨®mo hemos convertido algo natural en intocable", opina Cardona, "que nos resulte espeluznante lo que era, hace no tanto, una muestra de cari?o".
Museo del Romanticismo. San Mateo, 13.
9. Tres pat¨ªbulos en la plaza. "En uno se degollaba, en otro se ahorcaba y en el tercero hab¨ªa un garrote". Concha de la Torre, gu¨ªa tur¨ªstica del Ayuntamiento, arranca la visita guiada Crimen y Misterio en Madrid mostrando la cara m¨¢s siniestra de la plaza Mayor donde "hubo tres pat¨ªbulos fijos y se realizaron autos de fe que la gente iba a ver como un espect¨¢culo". La visita, que no recorre cr¨ªmenes cualquiera sino los que tienen que ver con personajes hist¨®ricos (mucho magnicidio), cuesta 3,90 euros pero el 1 de noviembre ser¨¢ gratis y, si se acude disfrazado, habr¨¢ premio.
Plaza Mayor.
10. Puertas abiertas en el cementerio. "Seg¨²n los celtas, la fiesta del Samain, origen de Halloween, celebraba el final de la cosecha y el principio del tiempo oscuro, cuando los d¨ªas eran m¨¢s cortos", explica Miguel Blanco, director del esot¨¦rico
Espacio en blanco de RNE. "Era un momento en que la barrera que separa a los vivos de los muertos se dilu¨ªa". Por ello el locutor recomienda un cl¨¢sico: visitar el cementerio de la Almudena ahora que la puerta al otro lado est¨¢ entornada. "Pero hacerlo de forma luminosa, no t¨¦trica".
Cementerio de la Almudena.
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