La ca¨ªda de los 'reyes de Sant Antoni'
A juicio 46 personas por explotar a 130 mujeres - Cinco clanes se repart¨ªan el barrio en 2006 - Dos urbanos camuflados como indigentes iniciaron las pesquisas
Sentados en la terraza de un bar, tomando jarras de cerveza y riendo a carcajadas, los l¨ªderes de cinco clanes familiares rumanos -los Memet, Suliman, Mustaf¨¢, Onicel y Rizea- controlaron la prostituci¨®n callejera en Barcelona durante a?os. Los proxenetas amilanaban a los vecinos de la Ronda de Sant Antoni pas¨¢ndose el pulgar por el cuello y disfrutaban, impunes, de un control total sobre cerca de 100 mujeres. Hasta que una de ellas, Gloria, confi¨® en un agente de la Guardia Urbana de patrulla por la zona para hacer cumplir la Ordenanza de Civismo. Fue el 27 de junio de 2006. El mercado de sexo callejero y las caceroladas de los vecinos lastraban la imagen del gobierno local. Temblando de miedo, Gloria susurr¨® al polic¨ªa unas palabras que acabaron por desencadenar una de las mayores redadas en Europa contra los clanes rumanos, a ra¨ªz de la cual a partir del 8 de noviembre se sentar¨¢n en el banquillo de los acusados 45 personas: "No quiero estar aqu¨ª. Mi pesce [chulo, en rumano] me pega. Por favor, ay¨²dame".
Las 26 v¨ªctimas que denunciaron a sus proxenetas ser¨¢n los testigos clave
Los clanes resolv¨ªan sus diferencias acudiendo a sus propios mediadores
El agente y su compa?ero atendieron la s¨²plica, la llevaron a comisar¨ªa y le ofrecieron protecci¨®n. Por la noche, polic¨ªas locales y v¨ªctima volvieron al lugar del delito. Ella, a una esquina. Ellos, disfrazados de indigentes, vigilaban de cerca. Bajo unos cartones, vieron como el pesce, Sali Memet, se dirig¨ªa violentamente a Gloria y, pis¨¢ndole un pie, le espetaba: "?Por qu¨¦ no has trabajado hoy?". La chica recib¨ªa palizas a menudo. Sus dos hijos estaban en Ruman¨ªa a cargo de familiares de Sali. Pero aun as¨ª, reaccion¨® y permiti¨® a los agentes tirar del hilo.La Audiencia de Barcelona juzga durante un mes a los clanes que hasta esa fecha "fueron los reyes de la prostituci¨®n callejera" y "convirtieron el barrio en el Lejano Oeste", seg¨²n fuentes judiciales. Los acusados afrontan penas que oscilan entre un a?o y medio y 21 a?os de c¨¢rcel por explotar a las mujeres en meubl¨¦s del Raval de una forma despiadada.
El sumario de la Operaci¨®n Constancia revela que las familias se hab¨ªan repartido la calle por tramos. Los clanes colaboraban e incluso se compraban y vend¨ªan mujeres. Pero a veces surg¨ªan problemas: una familia intentaba colocar a otra una mujer d¨ªscola o trataba de extender sus dominios. El siniestro Sinan S. Iusein, un presunto mat¨®n implicado en un tiroteo con albano-kosovares ocurrido en 2004 en Castelldefels, emerg¨ªa entonces para imponer la paz. Sinan "ostentaba una posici¨®n relevante" por sus contactos en Ruman¨ªa y era una suerte de "¨¢rbitro", seg¨²n figura en la causa. La ¨²ltima mediaci¨®n pasaba por Iasar Mustaf¨¢, alias Piana, un veterano acaudalado que financiaba, con pr¨¦stamos, a otros proxenetas. Cuando ni el prestigio de uno ni el dinero del otro calmaban los ¨¢nimos, se optaba por una guerra simulada a la vieja usanza: dos hombres se enfrentaban armados con un hacha y un cuchillo hasta que uno se rend¨ªa, relatan fuentes del caso.
Esa clase de personajes son los que mantuvieron sometidas a las cerca de 130 chicas que llegaron a ocupar Sant Antoni en su apogeo. Los agentes que llevaron a cabo la investigaci¨®n lograron rescatar a 26, cuyo testimonio ser¨¢ clave en el juicio. Su sufrimiento ha sido recogido por los agentes. Las chicas llegaban a Barcelona enga?adas y, aunque algunas s¨ª sab¨ªan que trabajar¨ªan como prostitutas, pensaban que ganar¨ªan "mucho dinero". Falsas promesas. Los proxenetas no les ced¨ªan ni un euro. Su ¨²nica inversi¨®n en ellas era comprarles ropa para que atrajesen a los clientes.
Las prostitutas trabajaban desde el mediod¨ªa hasta las tres de la madrugada. Cobraban 20 euros por servicio y deb¨ªan garantizar a sus chulos un m¨ªnimo de 6.000 euros al mes. La supuesta falta de motivaci¨®n se pagaba con castigos severos. Adem¨¢s de agresiones en plena calle, algunas j¨®venes sufrieron violaciones en grupo y la amenaza de muerte para sus familiares. Una de ellas, controlada por Sali, "intent¨® quitarse la vida cort¨¢ndose las venas de la mu?eca izquierda", precisa la fiscal¨ªa. El acusado Orhan Memet se comport¨® "como si fuera amo y se?or" de otra chica a la que forz¨®, dej¨® embarazada y oblig¨® a viajar a su pa¨ªs para abortar.
Todo eso pas¨® hasta que, tras el paso dado por Gloria en el verano de 2006, otras chicas empezaron a desaparecer de la calle. Los proxenetas cre¨ªan que hab¨ªan huido. Pero no: estaban siendo rescatadas. "No entend¨ªan qu¨¦ pasaba. Se confiaron porque se cre¨ªan intocables", rememoran fuentes policiales que participaron, tras cinco meses de un ingente trabajo de campo, en una de las redadas m¨¢s espectaculares de Barcelona, que se sald¨® con 110 detenidos.
Entre los que han llegado a juicio hay tambi¨¦n paquistan¨ªes que se lucraban alquilando pisos a modo de prost¨ªbulos. Como Rehman Atiq, quien, adem¨¢s, est¨¢ en la c¨¢rcel de Castell¨®n como presunto colaborador de Al Qaeda.
Uno de esos paquistan¨ªes revel¨® un episodio espeluznante ocurrido cuando ¨¦l y las familias m¨¢s poderosas (los Memet y los Suliman) compart¨ªan la prisi¨®n provisional. En el patio de la Modelo, seg¨²n su declaraci¨®n, los jefes de los clanes se propusieron matar a los dos agentes de la Guardia Urbana que hab¨ªan acabado con su negocio, y tambi¨¦n a la juez que investig¨® el caso. Propusieron pagar 20.000 euros a un sicario por cada uno de los tres asesinatos.
Tras la redada, la mayor¨ªa de los proxenetas se march¨® del pa¨ªs rumbo a Italia, Noruega o Irlanda. Los hay que diversificaron sus ingresos y se dedicaron al asalto de pisos. Y hay quienes siguen en el Raval. En otras calles, como Sant Ramon. "Sant Antoni est¨¢ limpio. Los chulos siguen por ah¨ª, pero ahora son mucho m¨¢s discretos: ya no se r¨ªen en el bar".
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