Capital bancario
Por tercera vez en poco m¨¢s de un a?o, lo que refleja la escasa credibilidad que las anteriores hab¨ªan conseguido, vuelve a realizarse un ejercicio a nivel europeo para determinar las necesidades de capital de las entidades financieras. Como novedad frente a las dos ocasiones anteriores merecen destacarse dos aspectos.
En primer lugar, ahora no se trata de un test de stress, en el que se realizan supuestos adversos sobre el futuro, sino una foto est¨¢tica, basada en unos requerimientos de capital a fecha actual, y en el ajuste a valor actual de los activos financieros m¨¢s controvertidos en la tormenta financiera reciente, como son las tenencias de deuda p¨²blica. En segundo lugar, el ejercicio se circunscribe a un n¨²mero menor de entidades, las consideradas sist¨¦micamente importantes (SIFI, en el argot), que en el caso espa?ol son solo cinco, si bien acumulan una cuota cercana al 70% del negocio en Espa?a.
Se repite la historia: Espa?a, por tercera vez, vuelve a resultar estigmatizada
Frente a estas diferencias, en lo que s¨ª se repite la historia es en que por tercera vez Espa?a vuelve a resultar estigmatizada al corresponderle la cuarta parte de las necesidades estimadas para el conjunto de Europa, concretamente 26.000 millones de euros, sobre un total de 108.000. Ello puede dar la oportunidad a los m¨¢s agoreros para plantear dos argumentos que rezuman iron¨ªa: el primero referente a la aparente buena salud relativa de la gran banca espa?ola frente a su hom¨®loga europea; y el segundo sobre lo que puede hacer falta en el resto de entidades, si en el grupo de mayores entidades, entre las que se encuentran las m¨¢s reputadas, se necesitan 26.000 millones.
Ambos argumentos son rebatibles en buena medida, sin que eso implique dejar de reconocer la larga traves¨ªa del desierto que a¨²n espera a una buena parte de las entidades espa?olas por razones espec¨ªficas.
En primer lugar, esos 26.000 millones se reducir¨ªan a una cifra cercana a la mitad, si se computasen como capital elegible para el cumplimiento del nuevo ratio del 9% las emisiones de bonos obligatoriamente convertibles que las cinco entidades tienen colocadas en el mercado. En la pr¨¢ctica, si fuese necesario, se activar¨¢n anticipadamente las cl¨¢usulas de conversi¨®n de dichos bonos y aflorar¨¢ ese nuevo capital. En segundo lugar, y aun siendo una causa perdida su computabilidad como capital elegible, no es menos cierto que las provisiones gen¨¦ricas de las que disponen las entidades espa?olas (que no las del resto de pa¨ªses) proporcionan un colch¨®n de protecci¨®n contra el patrimonio neto nada despreciable; de hecho, cercano a la otra mitad.
Por otro lado, y en cuanto al resto de entidades, cabe recordar que el mismo ejercicio de foto fija, aunque con una definici¨®n de capital elegible distinta, se llev¨® a cabo en Espa?a el pasado febrero. La exigencia entonces del 10% a buena parte de ellas, en su mayor¨ªa cubierto finalmente con la entrada del Estado a trav¨¦s del FROB como accionista, asegura en general en estos otros casos el cumplimiento del nuevo ratio del 9% (un anticipo reforzado de lo que se ha dado en denominar Basilea III), ya que es algo m¨¢s exigente que la definici¨®n de "capital principal" que se utiliz¨® en la recapitalizaci¨®n espa?ola.
En todo caso, sin restar validez al ejercicio realizado, mucho m¨¢s importante es clarificar el funcionamiento del Fondo de Estabilidad Europeo (EFSF), y con ello el intento de poner freno al deterioro de la deuda p¨²blica, sin el cual toda estimaci¨®n de capital necesario en los bancos pierde buena parte de su virtualidad en la actual coyuntura. Aun si esto se llegase a conseguir, a la banca espa?ola le quedar¨ªa lidiar a¨²n con su particular losa, la exposici¨®n al riesgo inmobiliario, y con un periodo de estancamiento econ¨®mico que se va a dilatar en el tiempo.
?ngel Berges y Daniel Manzano son socios de Analistas Financieros Internacionales (AFI
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