Bife para dinosaurios

La Patagonia es un territorio en el que los horizontes no saben de l¨ªmites. El plano horizontal es aqu¨ª infinito, tanto que asusta, te empeque?ece y te diluye en el paisaje. Nada se mueve. Solo unas nubes extra?as que se desplazan majestuosas y suaves. Entre las l¨ªneas paralelas del cielo y del final de la tierra a veces aparece una pista de terracer¨ªa, una explotaci¨®n petrol¨ªfera, y otras veces... ?un valle jugoso lleno de frutales y de vides!; un espejismo en el desierto.

R¨ªo Negro

A cualquiera que se le pida relacionar las palabras vino y Argentina dir¨¢ Mendoza, la regi¨®n vin¨ªcola m¨¢s famosa y con mayor proyecci¨®n internacional. Pero en la provincia de R¨ªo Negro, en plena Patagonia, se lleva haciendo vino desde hace m¨¢s de un siglo, cuando llegaron los primeros colonos de origen europeo. As¨ª lo cuentan en las bodegas Herzig, a las afueras de Cipolletti, una de las m¨¢s antiguas de la provincia, reconvertidas ahora en Museo del Vino con restaurante gastron¨®mico propio.

Quedan unas 24 de las 200 bodegas que lleg¨® a haber en R¨ªo Negro, algunas de fama internacional, como las de Humberto Canale. Otras, m¨¢s peque?as y familiares, como Agrestis, donde hacen uno de los mejores espumantes del Cono Sur. Agrestis es una de las bodegas que mejor han captado la necesidad de diversificar el negocio del vino con el incipiente enoturismo que llega a la Patagonia. As¨ª que adem¨¢s de vender sus caldos organiza actividades como los asados entre vides y barricas. Y decir asado en Argentina es decir mucho m¨¢s que comer carne. Es socializar, beber, charlar. Se sabe cu¨¢ndo empieza un asado, nunca cu¨¢ndo termina... Si le pones las tres horas previas preparando las brasas, los choripanes de aperitivo, el asado en s¨ª con su matambre, su vac¨ªo, sus chinchulines, sus ri?ones y mollejas, m¨¢s la sobremesa... necesitas un d¨ªa y una noche.

Tradicionalmente R¨ªo Negro ha sido un sitio de paso entre Buenos Aires y Bariloche, el centro de monta?a y esqu¨ª m¨¢s famoso de Argentina. Pero ahora est¨¢n tratando de potenciar los atractivos locales para que los viajeros no solo pasen, sino que se queden unos d¨ªas. Por ejemplo, los descensos en balsa por el r¨ªo Neuqu¨¦n hasta la confluencia con el Limay, la reserva de animales de Bubalc¨® (con una gran colecci¨®n de loros y grandes felinos), y las rutas enol¨®gicas.

Neuqu¨¦n

En la vecina Neuqu¨¦n, la tradici¨®n del vino es m¨¢s reciente. Adem¨¢s, la provincia tiene preciosos paisajes de llanura patag¨®nica, un volc¨¢n nevado (el Lan¨ªn) y zonas de cordillera andina espectaculares para caminar o esquiar, como San Mart¨ªn de los Andes y Cerro Bayo. Y muchos dinosaurios. Parece ser que en el cret¨¢cico superior, la ¨²ltima buena temporada para los grandes saurios, anduvieron por aqu¨ª carn¨ªvoros y herb¨ªvoros de hasta 40 metros de longitud. Y en cuanto excavas te sale un f¨¦mur de brontosaurio. Eso le ocurri¨® a los due?os de la bodega Schroeder, una de las 15 que producen vino en Neuqu¨¦n. Durante la construcci¨®n aparecieron restos de un saurio enorme. Tuvieron el buen gusto de respetar el yacimiento y construir la bodega en torno al hallazgo, que puede visitarse. Y a su vino estrella le pusieron de nombre Saurus.

Durante la visita explican, entre otras peculiaridades, que, por incre¨ªble que parezca, estos territorios extremos son perfectos para el cultivo de la vid. Como hace mucho viento, la uva se protege a s¨ª misma generando una piel m¨¢s dura y gruesa, lo que redunda en un mayor color y car¨¢cter en los tintos. Las bodegas m¨¢s antiguas de Neuqu¨¦n no tienen m¨¢s de diez a?os de antig¨¹edad. Por eso casi todas est¨¢n envueltas adem¨¢s por buenos proyectos arquitect¨®nicos. Es el caso de Bodegas NQN, en San Patricio del Cha?ar. Tras un edificio de l¨ªneas puras y limpias se produce un excelente vino blanco 100% sauvignon blanc y un tinto varietal de cabernet, malbec y merlot de delicado color teja, que pueden degustarse en el restaurante de la bodega. En ¨¦poca de vendimia, que aqu¨ª en el hemisferio sur empieza hacia el 10 de febrero, organizan tambi¨¦n visitas a los vi?edos con participaci¨®n en la corta.

Quien tras una comida a base de bife de lomo con costra o de un gigot de cordero a¨²n quiera conocer m¨¢s de los dinosaurios que poblaron estas llanuras, debe visitar el centro de paleontolog¨ªa Lago Barreales. El museo est¨¢ montado con m¨¢s voluntad que dinero, pero quiz¨¢ gracias a esa precariedad es uno de los pocos en los que puedes ver a los paleont¨®logos excavando sobre el terreno y tocar f¨®siles de dinosaurios reales y no reproducciones. Cuando te fotograf¨ªas junto al incre¨ªblemente grande esqueleto del Futalognkosaurus, un bicho de 36 metros de longitud que solo se ha encontrado aqu¨ª, te preguntas si no alcanz¨® ese tama?o porque ya com¨ªa bife y beb¨ªa vino patag¨®nico.