Las v¨ªsceras de Par¨ªs
Narrativa. En todas las rentr¨¦es los parisienses hacen cuanto est¨¢ a su alcance para proclamar un nuevo invento literario, un nuevo escritor, una nueva novela de autor consagrado o no. Lo hacen por sentido comercial, pero tambi¨¦n para divertirse. El mundo del libro est¨¢ m¨¢s vivo en Francia en todos los sentidos: se lee m¨¢s, se vende m¨¢s, se comentan m¨¢s las presuntas primicias de la feria novelesca o filos¨®fica. Hace tres a?os, la novela Una educaci¨®n libertina, del joven escritor Jean-Baptiste del Amo, nacido en Toulouse en 1981, dio la campanada, con sones bastante graves y convincentes, a diferencia de otras rentr¨¦es donde lo que privaba era ensalzar las virtudes fr¨ªvolas del producto y su poder relajante. De pronto, aparec¨ªa un autor serio, due?o de un lenguaje rico, preciso, y por su misma precisi¨®n alucinante.
Una educaci¨®n libertina
Jean-Baptiste del Amo
Traducci¨®n de Lydia V¨¢zquez Jim¨¦nez
Premio Goncourt 2009 a la primera novela
Cabaret Voltaire. Barcelona, 2011
516 p¨¢ginas. 22,95 euros
S¨®lo puedo expresar mi admiraci¨®n tras haber le¨ªdo Una educaci¨®n libertina, primera novela de Jean-Baptiste del Amo, que lo coloca en las ant¨ªpodas de otros escritores de su generaci¨®n y de generaciones anteriores. En contra de la novela francesa actual, tremendamente fl¨¢cida y disipante, Del Amo opta por una escritura densa y argumentada, con el sentido filos¨®fico y cr¨ªtico (pienso en La religiosa de Diderot) que ten¨ªan las grandes novelas del siglo XVIII, pero colmando la historia de un espesor existencial que no solemos relacionar con el siglo XVIII, y que a mi entender hace grande la novela. Para Del Amo hubiese sido muy f¨¢cil plantearse un siglo XVIII m¨¢s luminoso, m¨¢s fr¨ªvolo, menos pestilente, menos "real", pero en lugar de hacerlo utiliza el siglo de los perfumes como el escenario sofocante y envolvente de una tragedia existencialista, de una gravedad y una precisi¨®n desconcertantes, en la que jam¨¢s se frivoliza sobre los movimientos del esp¨ªritu y los movimientos del deseo, convirtiendo la historia en una reflexi¨®n sobre la condici¨®n humana, repleta de im¨¢genes fulgurantes y terribles sobre la realidad de los cuerpos y la bajeza o excelencia de las almas. A trav¨¦s de una escritura tan calculada como fluida, vamos accediendo a las v¨ªsceras de Par¨ªs, que en el siglo XVIII era lo mismo que decir las v¨ªsceras del mundo.
Se ha relacionado la novela de Del Amo con El perfume de S¨¹skind, pero a El perfume s¨®lo se parece en la importancia que tiene en ambas novelas el mundo de los olores, pues nunca Del Amo utiliza procedimientos propios de los best sellers como s¨ª hace S¨¹skind, ni las explicaciones tienden a ser did¨¢cticas y explicativas como lo son las de S¨¹skind. En Una educaci¨®n libertina el narrador conforma un todo envolvente y unificador, en buena medida plegado al punto de vista del advenedizo Gaspard, h¨¦roe de la novela, que llega a Par¨ªs desde un pueblo donde criaba cerdos, con la vaga ilusi¨®n de ennoblecerse y despojarse de su ruralismo. En parte lo consigue, pero sobre todo consigue desgarrase. Y es que Una educaci¨®n libertina es una novela sobre el desgarro interior, asombrosamente as¨ª es. Una novela sobre c¨®mo vamos construyendo d¨ªa a d¨ªa nuestra grandeza y nuestra ruina, con el sentido de la moraleja filos¨®fica que ten¨ªa la novela en el siglo XVIII, pero proyectando sobre ese siglo una mirada completamente moderna. Tambi¨¦n es una novela sobre la angustia, la soledad, la parte oscura e incontrolable del alma, la culpa, el orgullo del yo, sus inconfesables miserias. Una novela, en fin, sobre lo que se ocult¨® del siglo XVIII m¨¢s que sobre lo desvelado. Una novela sobre el horror que escamotean a menudo las visiones del pasado, y muy especialmente las del Siglo de las Luces.
Se le pueden objetar a Del Amo algunos anacronismos en el uso del lenguaje (del que por otra parte se revela un maestro formidable que hace lo que quiere con el franc¨¦s, que lo convierte en una lengua tremendamente resbaladiza, contundente, serpenteante y expresiva) pero, menudencias aparte, la impresi¨®n general de la novela no puede ser mejor, precisamente por su seriedad y su renuncia a caer en el humor f¨¢cil, precisamente por su gravedad. Uno cierra el libro haci¨¦ndose preguntas sobre la historia que ha le¨ªdo. Del Amo consigue que el desgarro del protagonista llegue al lector, y uno tarda en desprenderse de la atm¨®sfera de la novela, de sus fragancias, su pestilencia, su angustia, su desesperaci¨®n. Al final, hay un leve toque de humor procedente, como cab¨ªa esperar, del cinismo de la nobleza, que no ignora que la pobreza se hereda con m¨¢s facilidad que la riqueza, y que la angustia es la enfermedad de los que nunca llegan a aniquilarse como conciencias.
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