La guerra con Ir¨¢n
Suenan otra vez los tambores de la guerra con Ir¨¢n. Suenan, es verdad, donde siempre han sonado. En Israel, la ¨²nica potencia nuclear de Oriente Pr¨®ximo, que considera el proyecto de desarrollo nuclear iran¨ª como "una amenaza existencial". Quien le da al tambor esta vez es directamente el primer ministro Benjamin Netanyahu, que ha dejado filtrar la existencia de un debate en el interior de su Gabinete sobre la eventualidad de un ataque inmediato contra las instalaciones donde avanza el proyecto nuclear iran¨ª.
Es dif¨ªcil dibujar los perfiles de esta noticia, porque todo suele ser borroso en el territorio de las armas nucleares y de las amenazas que las acompa?an. Cuesta hacerlo con el proyecto iran¨ª, que en principio es de car¨¢cter civil, aunque llegado a cierto umbral solo ser¨ªa cuesti¨®n de plazos muy breves para que se convirtiera en una realidad militar de potencial agresivo. Tambi¨¦n cuesta hacerlo con la gesticulaci¨®n israel¨ª, que es recurrente. No sabemos si la filtraci¨®n prepara el ambiente para un bombardeo a¨¦reo que puede producirse en cualquier momento; o si es una jugada t¨¢ctica amenazante en la partida que sostiene Netanyahu con Obama, su ¨ªntimo aliado sobre el tablero de Oriente Pr¨®ximo.
La idea de una guerra con Ir¨¢n, en la que Israel intentar¨ªa involucrar a Estados Unidos, se halla en las ant¨ªpodas de la estrategia de Barack Obama, que inclu¨ªa la acci¨®n diplom¨¢tica y el di¨¢logo con el r¨¦gimen de Teher¨¢n, al igual que contaba con la buena marcha de las negociaciones de paz entre palestinos e israel¨ªes. No tendr¨ªa l¨®gica que Estados Unidos abriera un nuevo flanco b¨¦lico, despu¨¦s de intentar cerrar los anteriores de Irak y Afganist¨¢n, cuando el p¨¦simo estado de su econom¨ªa le exige prestar la mayor y casi exclusiva atenci¨®n a la creaci¨®n de empleo.
Ir¨¢n no suscita ansiedad ¨²nicamente en Israel. Netanyahu juega con la silenciosa simpat¨ªa de Arabia Saud¨ª y de los pa¨ªses del Golfo, donde los gobernantes suelen ser sunitas y buena parte de los gobernados chiitas, de forma que los primeros temen las revueltas de los segundos, alentadas por las pretensiones de liderazgo sobre el entero islam por parte de los ayatol¨¢s.
No sabemos si Netanyahu le dar¨¢ al bot¨®n de la guerra, pero lo que ha hecho hasta ahora -incluyendo el intercambio de prisioneros con Ham¨¢s en proporci¨®n de 1 a 1.000, su feroz oposici¨®n al reconocimiento de Palestina y el anuncio de construcci¨®n de 2.000 nuevas viviendas en territorio ajeno- se dirige a recuperar una iniciativa pol¨ªtica que hab¨ªa perdido desde que empez¨® la revuelta ¨¢rabe. La escalada de la tensi¨®n con Ir¨¢n rebaja las expectativas de cambio en Siria y polariza de nuevo a la opini¨®n ¨¢rabe, a la vez que suaviza el aislamiento en que se halla Israel. Es una parad¨®jica amenaza desestabilizadora de la que quiere extraer estabilidad. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.