"Entre tanta ni?a, su hijo le habr¨ªa salido mariquita. Mejor as¨ª"

Era el quinto hijo y el primer y esperado var¨®n del matrimonio Rubio Arribas. Naci¨® el dos de marzo de 1971 en la cl¨ªnica San Ram¨®n de Madrid. "Est¨¢ un poco bajo de peso. Hay que llevarle a la incubadora, pero usted v¨¢yase a casa y ya la llamaremos", le dijeron a la madre. Gloria Arribas insisti¨® en ir a ver y dar de mamar todos los d¨ªas a su hijo. "Al cuarto d¨ªa, le dijeron que hab¨ªa muerto. Mi madre no entend¨ªa nada, porque lo hab¨ªa visto unas horas antes y estaba perfectamente. '?Pero de qu¨¦?', pregunt¨® llorando. Y entonces el doctor Eduardo Vela Vela, director de la cl¨ªnica, le dijo a mis padres: 'Ha muerto de un enfriamiento. Como se empe?¨® usted en sacarlo de la incubadora para darle de mamar, se ha enfriado'. Encima, le ech¨® la culpa a mi madre", relata Gloria Rubio Arribas, de 50 a?os, que busca ahora a su hermano, convencida de que no muri¨®, se lo robaron.

El matrimonio ten¨ªa ya cuatro hijas cuando naci¨® el primer var¨®n, en 1971

"El doctor Vela culp¨® a mi madre. 'Ha muerto por enfriamiento', dijo"

Cuando pidieron ver el cad¨¢ver, como en tantos otros casos denunciados en fiscal¨ªas de toda Espa?a, el personal de la cl¨ªnica San Ram¨®n les dijo que era "imposible". "Nosotros nos encargamos de todo. Ya est¨¢ dada la orden en el cementerio de La Almudena, es el procedimiento habitual", recuerda Gloria que le dijeron a sus padres. "Mi familia protest¨®. Mi t¨ªo, que era un militar muy influyente entonces, dijo que c¨®mo era posible que lo fueran a enterrar ya donde le diera la gana al hospital, cuando la familia ten¨ªa un pante¨®n. A?os despu¨¦s, mi t¨ªa nos dijo que ¨¦l hab¨ªa intentado hacer algo, pero que alguien le hab¨ªa dicho: 'Gregorio, no toques este tema, olv¨ªdate".

En el pasillo de la cl¨ªnica, Gloria Arribas y Antonio Rubio lloran desconsolados cuando pasa una monja. "Les pregunt¨® a mis padres por qu¨¦ lloraban, y mi madre le cont¨® que les acababan de decir que su beb¨¦ hab¨ªa muerto. '?Tienen m¨¢s hijos?', pregunt¨® la monja. 'S¨ª, cuatro ni?as', respondi¨® mi madre. 'Pues ya tiene bastantes. Piense que hay gente que no tiene ninguno y que entre tanta ni?a, adem¨¢s, le hubiese salido mariquita. Mejor as¨ª".

El matrimonio sali¨® del hospital sin el ni?o. "Fue muy triste porque el d¨ªa que naci¨® nos hab¨ªan llamado para decirnos que ten¨ªamos un hermanito rubio guap¨ªsimo y cuando llegaron a casa nos tuvieron que explicar que ya no, que hab¨ªa muerto...", relata Gloria, que entonces ten¨ªa 10 a?os. "Mi madre no paraba de llorar. Se obsesion¨®. Y mi padre, que vio que aquello iba a acabar con ellos, decidi¨® un d¨ªa guardar todos los papeles en un arc¨®n y decir que no se hablaba m¨¢s del tema. Y as¨ª se hizo".

En aquel hogar no se volvi¨® a hablar del ni?o - "mi madre solo lo hac¨ªa cuando no estaba mi padre"- hasta que empezaron a ver en medios de comunicaci¨®n casos similares de familias a las que a?os atr¨¢s les hab¨ªan dicho en aquel mismo hospital o en otros que su hijo hab¨ªa muerto y que ellos se "encargaban de todo". Gloria, la hermana mayor, decidi¨® empezar a investigar.

"La primera parada fue el Registro Civil. Cuando naci¨® mi hermano le dijeron a mi padre que ellos hac¨ªan este tr¨¢mite. As¨ª que fui all¨ª a buscar una partida de nacimiento suya. No exist¨ªa. Tampoco de defunci¨®n. Me sugirieron que mirara en el legajo de abortos, y fui, pese a que mi hermano hab¨ªa vivido cuatro d¨ªas, dos m¨¢s que las criaturas abortivas". Y all¨ª estaba. Con la fecha de nacimiento cambiada y pese a que a la cl¨ªnica hab¨ªa cobrado a los padres cuatro d¨ªas de incubadora (1.200 pesetas, 7,2 euros). Un detalle de avaricia que hoy puede servir de prueba para la investigaci¨®n del caso, que lleva la fiscal¨ªa de Madrid gracias a que Antonio Rubio pidi¨® una factura antes de abandonar aquel hospital y la guard¨® toda su vida.

"Cuando empec¨¦ a buscar, creo que lo hice con la esperanza de comprobar que mi hermano hab¨ªa muerto de verdad, que no nos hab¨ªan enga?ado. Pero cada papel que ped¨ªa era una nueva irregularidad, cambiaban las fechas, los m¨¦dicos...El d¨ªa que me dieron el legajo de abortos, me qued¨¦ all¨ª sentada, en shock, dos horas. No me pod¨ªa creer que esto nos hubiera pasado a nosotros. No me pod¨ªa creer, como mi padre no quiso cre¨¦rselo tampoco, que m¨¦dicos y monjas pudieran hacer algo as¨ª", explica Gloria, que ense?¨® toda su documentaci¨®n al fiscal el pasado 13 de abril. "Mis padres hab¨ªan decidido que mi hermano naciera en el San Ram¨®n y no en casa o en un hospital p¨²blico porque pensaron que era lo mejor de lo mejor. Y mira lo que pas¨®. Mi madre me cont¨®, adem¨¢s, que aquel mismo d¨ªa se hab¨ªa muerto el beb¨¦ de una se?ora que estaba en otra habitaci¨®n. A lo mejor tambi¨¦n lo robaron".

El padre de Gloria ya ha muerto. Su madre vive con angustia la b¨²squeda. Gloria admite que el asunto les obsesiona. "Cuando veo en las noticias que ha muerto un hombre de 40 a?os en un accidente de coche, pienso que puede ser mi hermano. Otras veces imagino las barbaridades sobre nosotros que pueden haberle contado sus padres adoptivos. Durante mucho tiempo, el ¨²nico consuelo era pensar que hab¨ªa ido a parar con una familia bien posicionada que quer¨ªa tanto un beb¨¦ que hab¨ªa pagado por ¨¦l. Pero hemos o¨ªdo casos de ni?os que dieron con familias que les maltrataban... Lo cierto es que aunque no est¨¦ en nuestro libro de familia, a ese ni?o ni nos lo inventamos, ni lo so?amos. Mi madre fue a verle cuatro d¨ªas. Y cuatro d¨ªas le cobraron de incubadora".