El Espanyol se pierde en el charco

A pesar de que el diluvio mediterr¨¢neo decidi¨® descansar en Cornell¨¤-El Prat durante dos horas, al Espanyol se le hizo el charco m¨¢s profundo de lo que esperaba. En medio, un Villarreal deprimido tras su eliminaci¨®n europea tampoco decidi¨® revolver demasiado las aguas.

La capacidad de asociaci¨®n del Espanyol augura control, aunque no siempre eficacia. Es una de esas ideas bohemias. De ella participa el Villarreal. El equipo de Garrido ha perdido parte del toque cari?oso con el bal¨®n. La salida de Cazorla ha dejado solo a Borja Valero a cargo de demasiadas cosas. Dar salida a la pelota a la par que decidir el ¨²ltimo pase requiere metros. A pesar de que el conjunto amarillo recuperaba a Bruno, la necesidad de apoyar en la salida recay¨® de nuevo en Valero, que perd¨ªa aire a cada paso.

No es que estuviera sobrado de ox¨ªgeno el Espanyol, que trat¨® de convencerse a s¨ª mismo de que con el control de la pelota llega la recompensa. Con la baja de nuevo de Javi M¨¢rquez por lesi¨®n, Mauricio Pochettino decidi¨® cambiar de rengl¨®n y abrir el campo con D¨¢tolo, uno de esos extremos de zurda cerrada que hablan con acento argentino. De sus botas salieron los pocos regates del partido. Por detr¨¢s, Verd¨² trataba de encontrar espacio por el que ver la luz. La omnipresencia de Romaric le libera de doblar la mirada hacia su campo, algo que agradecen ?lvaro y Sergio Garc¨ªa.

El marfile?o, reci¨¦n llegado al club, no lleva el brazalete de capit¨¢n, pero poco le falta para hacerlo. Su dominio de la situaci¨®n le ha convertido en un elemento estabilizador, necesario para calmar los nervios en situaciones desesperadas. Como una de esas en las que, de repente, te ves con un jugador menos. La rigurosa expulsi¨®n de Forl¨ªn tras cometer dos faltas t¨¢cticas propici¨® la resurrecci¨®n del Villarreal. El equipo de Garrido arranc¨® un punto sin necesidad de mayores intervenciones de Diego L¨®pez, al que el Espanyol no ha logrado batir en los ¨²ltimos ocho enfrentamientos.