Ustedes, los "hijos de Goebbels"
Hay mucha tensi¨®n en estos d¨ªas en la Nicaragua tan violentamente dulce, como la defini¨® alguna vez Julio Cort¨¢zar. El Centro Nicarag¨¹ense de Derechos Humanos (Cenidh) ha registrado, desde febrero, 62 v¨ªctimas de la violencia electoral. El ambiente que se respira en estas elecciones es muy pesado, tanto para la ciudadan¨ªa como para los periodistas que est¨¢n cubriendo un hecho hist¨®rico: nuevamente un caudillo, ahora Daniel Ortega, intenta perpetuarse en el poder.
Tengo una amiga que ha bromeado en su cuenta de Facebook, aconsejando a los corresponsales extranjeros que traigan cascos para hacer sus reportajes, ante la violencia oficial patrocinada desde el Estado. Son bromas crueles, pero marcadas por antecedentes de violencia en 2008, cuando las protestas por el fraude electoral eran aplacadas por el Gobierno en las calles, vali¨¦ndose de pandilleros.
Ortega ha cerrado el acceso a la informaci¨®n y llama as¨ª a los periodistas
La violencia que recoge ahora el informe del Cenidh es propiciada nuevamente, en su mayor¨ªa, por el partido de Gobierno, y el nuevo actor es la polic¨ªa, que le sirve como si fuese su amo y no en respuesta obediente a la Constituci¨®n. Seg¨²n el organismo de derechos humanos, la mayor¨ªa de v¨ªctimas en 2011 son ciudadanos de a pie que solicitan c¨¦dulas o muestran su inconformidad con el r¨¦gimen que busca la reelecci¨®n de Ortega, aunque la Carta Magna consigne que tiene prohibido un mandato consecutivo y tambi¨¦n por haber sido ya dos veces presidente del pa¨ªs.
Hasta ahora, ninguna de las v¨ªctimas en esta campa?a electoral ha sido un periodista, pero eso no quiere decir que el periodismo no est¨¦ en el centro de las amenazas del poder. En las calles, los grupos de choque del Gobierno hirieron en 2008 al periodista Iv¨¢n Olivares, del semanario Confidencial, y todos nosotros nos sentimos presos de la indignaci¨®n cuando vimos la imagen de su agresor actuando impune.
Lo mismo sentimos cuando recientemente una periodista de Jinotega, Silvia Gonz¨¢lez, debi¨® salir del pa¨ªs debido a las amenazas que tambi¨¦n hac¨ªan personajes afines al Frente Sandinista.
El acoso a los medios de comunicaci¨®n en Nicaragua incluye las campa?as de descr¨¦dito, como las que han sufrido los periodistas Carlos Fernando Chamorro, Jaime, su t¨ªo, y Eduardo Enr¨ªquez, jefe de redacci¨®n del diario La Prensa.
El presidente llam¨® en 2007 a los periodistas "hijos de Goebbels", por repetir "mentiras", y se ha cerrado cualquier posibilidad de acceso a la informaci¨®n p¨²blica, venida de la concepci¨®n de que los medios de comunicaci¨®n de derecha contaminan el mensaje al pueblo, que es trasladado a trav¨¦s de los medios ligados a Ortega, porque el presidente es socialista, nuevo rico y maneja un conglomerado de radios y canales de televisi¨®n.
En esa novela del poder, construida por los medios sandinistas, las investigaciones serias y bien documentadas son un invento y as¨ª, cuando las autoridades que podr¨ªan hacer algo para indagar leen las informaciones, lo ¨²nico que hacen es apartar el diario para no estropearse el desayuno. Despu¨¦s todo se olvida, y si deben dar su versi¨®n acuden a los heraldos del orteguismo, donde nadie los cuestiona.
A lo largo de estos a?os de ambiente tenso con el poder, en La Prensa se ha demostrado c¨®mo el clan cercano al mandatario se ha enriquecido, pero nadie mueve un dedo. Son mentiras inventadas por los cr¨ªticos que no conciben un pa¨ªs mejor y est¨¢n anclados en el pasado, un paleol¨ªtico pol¨ªtico que ellos retratan en el periodo hist¨®rico en que el Frente Sandinista estuvo lejos del poder, entre 1990-2006, los a?os del neoliberalismo.
La poca informaci¨®n que los periodistas pueden encontrar es a trav¨¦s de contactos en el Registro P¨²blico y de gente honesta del partido sandinista, molestos con los vaivenes del poder, porque ven retratado en el viejo guerrillero al Anastasio Somoza que ayudaron a derrocar.
En septiembre, mientras participaba en una conferencia regional de periodismo de investigaci¨®n en Ecuador, La Prensa no pudo circular en Managua. Exprestadores de servicio del ¨¢rea de distribuci¨®n del diario, a los que se les cancel¨® el contrato meses antes y cuyo caso es objeto de una demanda judicial, impidieron la circulaci¨®n apoyados por sindicatos del Gobierno. Cada cierto tiempo, los mismos personajes se hacen presentes en el diario. Lanzan huevos, aceite, pintan las paredes o llegan a impedir la venta del diario. La historia se repite. La Nicaragua antidemocr¨¢tica, mir¨¢ndose en el espejo, y ah¨ª en primera l¨ªnea, ustedes, nosotros, los "hijos de Goebbels", seg¨²n el presidente de la Rep¨²blica.
Octavio Enr¨ªquez es periodista de La Prensa y premio Ortega y Gasset de Periodismo 2011.
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