B¨²squeda de desarraigos
Hace unos 30 a?os, Tom¨¢s Segovia me envi¨® su libro Anagn¨®risis con la siguiente acotaci¨®n: "Esta otra b¨²squeda de desarraigado". Esa condici¨®n de desarraigado va a acompa?ar efectivamente a Tom¨¢s Segovia a lo largo de sus muchos a?os de exilio. A pesar de ello, y aunque sean frecuentes las alusiones a esa experiencia deplorable, solo de un modo espor¨¢dico y en versi¨®n melanc¨®lica, se trasmiti¨® a su poes¨ªa, al menos como tal argumento expl¨ªcito. No cabe duda, sin embargo, que el hecho de que Tom¨¢s Segovia viviera en M¨¦xico a partir del final de la Guerra Civil (esto es, desde sus 11 o 12 a?os) tuvo que condicionar en muy buena medida su biograf¨ªa.
Los hijos de los emigrados, como es el caso de Segovia, padecieron una dif¨ªcil integraci¨®n en una tierra que no era la suya y que, si bien los acogi¨® con hospitalidad magn¨¢nima, les resultaba ajena de alg¨²n modo. Adem¨¢s, el hecho de preservar la idea de Espa?a a trav¨¦s de los recuerdos familiares, no siempre supuso un aprendizaje confortable. Esa especie de conflicto emocional va a constituir a la larga un indirecto nutriente literario. Aunque no se refirieran regularmente a su experiencia de exiliados, hay como una impregnaci¨®n, un contagio sutil que act¨²a de modo encubierto en la tramitaci¨®n po¨¦tica de quienes hab¨ªan sido ni?os del exilio. De hecho, su pertenencia a una literatura espec¨ªfica -la mexicana o la espa?ola- ha suscitado desajustes operativos: se le ha incluido de manera intermitente en una u otra parcela literaria del idioma, o justamente en las dos, cosa que no contribuy¨® a normalizar la difusi¨®n de su obra.
La poes¨ªa de Tom¨¢s Segovia se articula a un largo y sostenido proceso de introspecciones, un poco equidistante de los magisterios mexicanos de un Villaurrutia o un Octavio Paz y de los ascendientes espa?oles de un Juan Ram¨®n Jim¨¦nez o un Luis Cernuda. Los sondeos en la intimidad, el discurso meditabundo, los quebrantos interpuestos, los recursos de la iron¨ªa, estabilizan el alcance, la madurez de objetivos de esta po¨¦tica. Y junto a ello, la calidad gozosa del texto, su elegancia reflexiva, la estructura entrecortada que avala y enriquece una obra po¨¦tica que debe integrarse en la del grupo po¨¦tico espa?ol del cincuenta y que supuso un emocionante ejercicio de indagaci¨®n simb¨®lica en la realidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.