Berlusconi promete que dimitir¨¢
El primer ministro italiano se compromete a dejar el cargo tras la aprobaci¨®n de los recortes exigidos por la UE - Il Cavaliere se queda sin mayor¨ªa en el Congreso
La agon¨ªa pol¨ªtica de Silvio Berlusconi est¨¢ resultando mortal para Italia. Una maniobra de la oposici¨®n en bloque logr¨® ayer tarde que todo el pa¨ªs presenciara en directo al primer ministro cada vez m¨¢s solo, herido de muerte, pero aferrado al poder aun a costa de los intereses econ¨®micos de Italia. Se votaba la rendici¨®n de cuentas de 2010. Il Cavaliere hab¨ªa venido alardeando en las ¨²ltimas horas de que a¨²n dispon¨ªa de la mayor¨ªa suficiente y de que, en el caso de no tenerla, quer¨ªa mirar a la cara a los traidores. La oposici¨®n, tantas otras veces incapaz de aunar esfuerzos, decidi¨® entonces estar presente en la C¨¢mara de Diputados, pero no ejercer su derecho al voto. As¨ª conseguir¨ªa, y consigui¨®, un doble objetivo. En primer lugar, aprobar las cuentas -un mero tr¨¢mite, pero necesario para el funcionamiento del pa¨ªs- y, sobre todo, dejarle claro a Berlusconi que ya no dispone de la mayor¨ªa absoluta, situada en la barrera de los 316 votos. Berlusconi solo logr¨® 308 frente a un bloque de 321 integrado por opositores y tr¨¢nsfugas. La oposici¨®n pod¨ªa haberlo finiquitado all¨ª mismo, pero decidi¨® dejarlo con vida aunque malherido. Un aut¨¦ntico riesgo en el caso de Berlusconi.
Berlusconi se fue murmurando: "Me traicionaron, ?d¨®nde quieren ir?"
La dimisi¨®n no se producir¨¢ hasta, por lo menos, mitad de diciembre
Tras la votaci¨®n, Berlusconi no se fue de la sala inmediatamente. Mientras escuchaba las palabras del l¨ªder de la oposici¨®n, Pierluigi Bersani, del Partido Dem¨®crata (PD), fue garabateando unas palabras en un bloc de apuntes. Tal como amenaz¨®, el primer ministro hab¨ªa escrutado el sal¨®n de plenos para tomar buena nota de qui¨¦nes hab¨ªan sido los diputados desleales. Escribi¨®: "8 traidores". Tambi¨¦n anot¨® las palabras "presidente de la Rep¨²blica" y "una soluci¨®n". Il Cavaliere se fue de la C¨¢mara con el pu?al clavado y murmurando: "Me traicionaron, ?a d¨®nde quieren ir?" Si bien es verdad que el resultado de la votaci¨®n pon¨ªa sobre la tarde otra pregunta m¨¢s interesante: ?qu¨¦ har¨¢ ahora Berlusconi?
Fue su ministro de Defensa, Ignazio La Russa, el que primero despej¨® la inc¨®gnita: Berlusconi ten¨ªa previsto dirigirse al palacio del Quirinal, a ver al presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano. Esa era la visita que todo el mundo -empezando por los mercados- esperaba con desesperaci¨®n. Que Berlusconi subiera a ver a Napolitano y le presentara de una vez por todas su dimisi¨®n. Mas nadie, durante toda la tarde, fue capaz de apostar un euro porque esa, la m¨¢s l¨®gica, fuese la decisi¨®n final del primer ministro. Eso s¨ª, la que fuera, ten¨ªa que ser ya. Se lo dijo Bersani en su discurso: "Si usted no dimite, la oposici¨®n tendr¨¢ que tomar otras medidas porque as¨ª no podemos seguir". Hasta ¨¦l mismo se lo confi¨® a sus leales una vez repuesto del mal trago: "Muchachos, cerremos filas y decidamos r¨¢pido qu¨¦ cosa hacer".
Tras visitar a Napolitano, se supo que Berlusconi guardaba un naipe en la manga. Un comunicado de la presidencia de la Rep¨²blica anunciaba que el primer ministro pondr¨ªa su cargo a disposici¨®n... una vez aprobado los presupuestos con las reformas exigidas por Bruselas. O lo que es lo mismo, Il Cavaliere volv¨ªa a ganar tiempo. Y es que esos presupuestos tienen todav¨ªa que ser analizados por el Senado, la semana que viene, y no se someter¨¢n a votaci¨®n en la C¨¢mara baja hasta diciembre.
Seg¨²n el comunicado, Berlusconi expres¨® a Napolitano "gran preocupaci¨®n por la urgente necesidad de dar respuestas puntuales a las expectativas de los socios europeos con la aprobaci¨®n de los presupuestos de 2012, oportunamente enmendados siguiendo observaciones y propuestas de la Uni¨®n Europea. Una vez cumplido ese tr¨¢mite, el presidente del Gobierno pondr¨¢ su cargo a disposici¨®n del jefe del Estado". ?Se acaba aqu¨ª la historia? Puede que s¨ª y puede que no.
El propio Berlusconi as¨ª lo apuntaba. "Una vez que se apruebe la ley de estabilidad dimitir¨¦ para que el presidente de la Rep¨²blica pueda abrir consultas y decidir sobre el futuro, lo que no me corresponde a m¨ª... pero yo solo veo la posibilidad de nuevas elecciones porque ahora mismo el parlamento est¨¢ paralizado".
Carmelo Lopapa, periodista parlamentario del diario La Repubblica, est¨¢ convencido de que Berlusconi puede dar todav¨ªa alguna sorpresa: "?l est¨¢ seguro de que puede recuperar la mayor¨ªa del Congreso. De los ocho que fallaron ayer, uno estaba en el ba?o, otro hospitalizado y una m¨¢s en arresto domiciliario. Los otros cinco se pueden convencer, seg¨²n parece pensar". De hecho, el primer ministro demostr¨® ser muy persuasivo en al menos dos votos de confianza muy delicados, el 14 de diciembre de 2010 y el 14 de octubre. Esta podr¨ªa ser la raz¨®n, seg¨²n el periodista, de por qu¨¦ "los partidos de la oposici¨®n tienen miedo a exponerse demasiado y siguen pidi¨¦ndole que dimita solo. Si presentan ellos una moci¨®n de censura para ponerle frente a un s¨ª o un no del Congreso, temen no alcanzar la cuota de los 316".
Su noche triste lo fue a¨²n m¨¢s porque frente a ¨¦l se alz¨® la voz serena, con talla pol¨ªtica, de Pierluigi Bersani. "Se lo pido con toda sinceridad, dimita, por favor, entregue su cargo al Presidente de la Rep¨²blica, d¨ªgale que consulte el Parlamento para hacer otro Gobierno. Aqu¨ª haremos nuestra parte. Si no lo hace, y ni siquiera me atrevo a pensarlo, los partidos de la oposici¨®n van a tomar iniciativas ulteriores
[es decir: van a presentar una moci¨®n de censura]. De una se?al, una sacudida. No podemos acabar en el borde del barranco".
A ¨²ltima hora de la noche, y despu¨¦s de otro d¨ªa de infarto, lo ¨²nico que qued¨® sobre la mesa fue la promesa de Berlusconi de que dimitir¨¢. Una promesa, al fin y al cabo. De Berlusconi, al fin y al cabo.
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