Riesgos tecnocr¨¢ticos
El problema de la crisis financiera europea no es t¨¦cnico, sino de falta de iniciativa pol¨ªtica
Es bueno tener al frente de los Gobiernos a personas que a su legitimidad democr¨¢tica, a su elecci¨®n por los ciudadanos, a?adan habilidades y sabidur¨ªa t¨¦cnica. El conocimiento econ¨®mico es, en las circunstancias actuales, algo muy deseable para quienes aspiran a gestionar los asuntos p¨²blicos. Ayudar¨ªa no solo a entender lo que determina la prosperidad de las naciones, sino a valorar la verdadera dimensi¨®n de las amenazas que de forma tan alarmante se ciernen hoy sobre el bienestar de los ciudadanos. Ese conocimiento es urgente e imprescindible cuando los gobernantes demoran o titubean en exceso a la hora de adoptar las decisiones adecuadas. Pero la destreza t¨¦cnica no es m¨¢s importante que el liderazgo pol¨ªtico amparado en el juego limpio democr¨¢tico, en las elecciones. Y tampoco puede suplantar la iniciativa pol¨ªtica. Ni siquiera en una crisis tan grave y compleja como la que sufre la eurozona.
Las designaciones de emergencia adoptadas en Grecia e Italia de dos respetables personalidades para la m¨¢xima responsabilidad del Gobierno, siendo comprensibles, en modo alguno deber¨ªan convertirse en un precedente a seguir por otros pa¨ªses amenazados. Las experiencias profesionales de Lukas Papademos, hasta ahora vicepresidente del BCE, o de Mario Monti, ex comisario europeo, son muy relevantes para el desempe?o de las tareas principales que les esperan. Que son, hay que recordarlo, aliviar las tensiones de la deuda p¨²blica que sufren Grecia e Italia y restaurar el cr¨¦dito, la confianza en sus pa¨ªses de los inversores e instituciones internacionales. Constituyen una prioridad absoluta.
Ser¨ªa un error considerar que los liderazgos pol¨ªticos dejan de ser v¨¢lidos en ¨¦pocas de depresi¨®n econ¨®mica. Tal suposici¨®n equivaldr¨ªa a jerarquizar la relevancia de los asuntos p¨²blicos susceptibles de ser gestionados por los pol¨ªticos, asumiendo su incapacidad para adoptar decisiones en entornos complejos. Lo que se necesita para dirigir los Gobiernos no son tecn¨®cratas, sino buenos pol¨ªticos, que desplacen a los malos, a los indecisos y, en todo momento, a los corruptos. Es la mejora de la clase pol¨ªtica, no su sustituci¨®n, lo que ha de conseguirse. Todo ello con respeto a las reglas y usos de la democracia.
En la crisis actual, el problema fundamental no es precisamente t¨¦cnico, puesto que est¨¢ bien sentado el diagn¨®stico de la crisis y enumeradas las correcciones necesarias, sino pol¨ªtico. Es importante que los casos de Grecia e Italia no se conviertan en el inicio de una cadena de sustituciones tecnocr¨¢ticas en otros Gobiernos europeos agobiados por la crisis. En Europa deber¨ªamos tener especial cuidado en evitar una din¨¢mica de supuestas soluciones elitistas, que, junto al intervencionismo exterior en la definici¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas de emergencia, podr¨ªa terminar acarreando peores consecuencias que las que esa apelaci¨®n a los t¨¦cnicos trata de corregir. No solo la dignidad nacional est¨¢ en juego, sino la legitimidad y, desde luego, la pedagog¨ªa democr¨¢tica.
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