A las m¨¢s j¨®venes
Votar en estas elecciones es imprescindible. No son lo mismo unas propuestas pol¨ªticas que otras; y abstenerse o malgastar el voto puede agravar todav¨ªa m¨¢s la dif¨ªcil situaci¨®n de la mayor¨ªa y, desde luego, de las mujeres
Dentro de unos d¨ªas se celebrar¨¢n elecciones generales en Espa?a, y sabemos que estamos sumergidos en la madre de todas las crisis, una crisis que se lleva por delante empleos, empresas, Gobiernos e ilusiones, y que encima depende mucho de cosas que suceden fuera. Parece que todo da igual y que adem¨¢s todo es un asco. Sobre todo para vosotras que lo vais a tener tan crudo en el mundo laboral y no digamos ya, si, como nos gustar¨ªa a la mayor¨ªa, nos hac¨¦is abuelas o t¨ªas abuelas. As¨ª que ?para qu¨¦ ir a votar?
Con la autoridad que nos da la edad, o sea poca, y apoyadas en que las encuestas del CIS se?alan que un 3,5% de la poblaci¨®n se considera feminista y que a m¨¢s del 30% le preocupa la igualdad, consideramos que votar es absolutamente imprescindible. Y m¨¢s en estas elecciones a las que la derecha se presenta unida como una pi?a, despu¨¦s de haber conseguido casi todo el poder territorial. La izquierda, en cambio llega fragmentada y desconcertada por la crisis y las pol¨ªticas de ajuste y hay un enorme descontento que propiciar¨¢ la abstenci¨®n o el voto en blanco. En las manifestaciones del 15-M se hacen llamadas a esa abstenci¨®n coreando el lema de "PSOE-PP la misma mierda es".
Uno de los cambios m¨¢s reales de la democracia ha sido mejorar la situaci¨®n de las espa?olas
La crisis ser¨ªa doblemente penosa con un retroceso en los derechos y las libertades que ya tenemos
Nuestra posici¨®n es que este enfoque es peligroso, y especialmente en lo que se refiere a la consideraci¨®n del papel de las mujeres en la familia y la sociedad, y a nuestros derechos.
Uno de los cambios m¨¢s reales que se ha producido con la democracia en Espa?a ha sido el de la situaci¨®n de las mujeres: en formaci¨®n, en participaci¨®n en el mercado laboral y en la pol¨ªtica. Adem¨¢s, hemos avanzado mucho con leyes que protegen nuestros derechos y establecen pol¨ªticas de igualdad. La ONU reconoce a Espa?a como uno de los pa¨ªses m¨¢s avanzados en esta materia. Antes no era as¨ª, sino al rev¨¦s. Las mujeres espa?olas ¨ªbamos en el furg¨®n de cola. Vuestras abuelas y algunas de nosotras mismas necesit¨¢bamos el permiso de los maridos para cualquier asunto legal, ellos ten¨ªan la patria potestad y bastantes ocupaciones y estudios estaban prohibidos a las mujeres. Las ni?as ten¨ªan menor escolarizaci¨®n, estaban separadas de los ni?os en colegios y clases diferentes, y los m¨¦todos anticonceptivos se consideraban un delito incluido en el C¨®digo Penal.
Todo eso ha ido cambiando, en algunos casos con grandes dificultades y la oposici¨®n sistem¨¢tica de la derecha pol¨ªtica espa?ola. Sin ir m¨¢s lejos, el PP ha recurrido ante el Tribunal Constitucional leyes como la de la despenalizaci¨®n del aborto de 2010 (tambi¨¦n hab¨ªa recurrido la de 1985 la antigua Alianza Popular), el matrimonio entre personas del mismo sexo o la Ley de Igualdad.
Una de las razones de esta oposici¨®n es el peso de la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica, no tanto entre la ciudadan¨ªa, sino entre una parte importante de las ¨¦lites pol¨ªticas conservadoras. Podremos manifestar nuestra europea superioridad sobre los pa¨ªses en los que impera el fundamentalismo religioso, pero nuestra sociedad tambi¨¦n dispone de sus propios g¨¦rmenes integristas que pretenden extenderse por ella, a trav¨¦s de medios de comunicaci¨®n o de los colegios, e imponer como obligatorias sus creencias, mediante la acci¨®n de gobierno y la legislaci¨®n.
En este sentido el debate sobre la educaci¨®n en Espa?a, por ejemplo no se limita a la proporci¨®n entre escuela p¨²blica y privada concertada, en la que somos el segundo pa¨ªs europeo con m¨¢s ense?anza privada de la UE, con un 33%. Hay que tener en cuenta, adem¨¢s, que la mayor parte de la educaci¨®n privada en Espa?a es cat¨®lica.
Mucha gente piensa que da igual lo que se vote, y que el margen de maniobra de cualquier Gobierno en esta crisis interminable, que puede ser no solo una crisis sino un cambio de ¨¦poca, es nula. Este razonamiento se basa en el fracaso del "sistema" en su conjunto y en que unas elecciones no solo no resuelven la situaci¨®n, sino que apuntalan la misma farsa en la que el rescate a los bancos convive con dejar en la cuneta a millones de personas. Por tanto, no solo da igual a qui¨¦n se vote, sino que lo mejor que se puede hacer es no votar, votar en blanco o votar a partidos que no tienen la m¨ªnima posibilidad de gobernar. Con este escenario los programas de las formaciones pol¨ªticas carecen de significado. De hecho son papel mojado, listas interminables de buenos prop¨®sitos o, en el caso del PP, de indefinici¨®n, una indefinici¨®n que busca no ahuyentar el voto.
Pero con indefinici¨®n y todo, el programa del Partido Popular da unas cuantas pistas interesantes. En cuanto a estructura por ejemplo: el aborto se trata en el ep¨ªgrafe dedicado a la familia, con una n¨ªtida propuesta de reforma de la actual ley, en el sentido de garantizar el derecho a la vida. Regreso a 1985, o quiz¨¢ a tiempos m¨¢s remotos.
En cuanto al cap¨ªtulo de igualdad, es de una levedad extrema recuperando el discurso de la conciliaci¨®n entre vida familiar y laboral, que, sin servicios p¨²blicos de apoyo, se reduce a que cada una se lo monte como pueda. El ep¨ªgrafe se remata con una propuesta de modificaci¨®n de la Ley contra la Violencia de G¨¦nero, sin detallar en qu¨¦ consiste la modificaci¨®n propuesta.
En pol¨ªtica econ¨®mica se combina la oferta imposible de bajada de impuestos, con el mantenimiento sin recortes de servicios y la contenci¨®n del d¨¦ficit. Y, por lo que vemos en los Gobiernos aut¨®nomos del PP, los recortes se est¨¢n produciendo ya.
No cabe duda de que el sector p¨²blico deber¨¢ prescindir de lo superfluo y mejorar en eficiencia, pero al conjuro de la austeridad como ¨²nica v¨ªa de salvaci¨®n se pueden deteriorar sin remedio los sistemas p¨²blicos de sanidad y educaci¨®n, o el apoyo a las personas en situaciones de dependencia. Esto supone un peligro para todo el mundo, pero tambi¨¦n una sobrecarga para vosotras en el futuro, ya que las mujeres seguimos siendo las principales cuidadoras de la familia y no es indiferente que haya escuelas infantiles o ayuda en la atenci¨®n de personas mayores.
Sois probablemente la generaci¨®n de mujeres mejor formadas y preparadas de la historia de nuestro pa¨ªs, pero sal¨ªs al mercado laboral con una nueva recesi¨®n en ciernes, que ser¨ªa doblemente penosa con un retroceso en los derechos y las libertades que vosotras ten¨¦is, y no tuvieron vuestras abuelas.
Ya que otras cosas son m¨¢s nebulosas en el programa del PP, deteng¨¢monos en la legislaci¨®n sobre la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. Hasta 1985, fue un delito, que se despenaliz¨® parcialmente en determinados supuestos. Antes de esa fecha las mujeres con medios econ¨®micos viajaban al extranjero, y las que no los ten¨ªan recurr¨ªan a m¨¦todos inseguros que compromet¨ªan su salud, adem¨¢s de su libertad. La despenalizaci¨®n se concret¨® en los casos de peligro para la salud f¨ªsica o ps¨ªquica de la madre, violaci¨®n y malformaciones fetales graves. Como en el caso de peligro para la salud de la madre no se especific¨® plazo, la mayor¨ªa de las interrupciones voluntarias del embarazo se produc¨ªan por causas psiqui¨¢tricas. Y as¨ª entre 1985 y 2010, o sea durante 25 a?os, m¨¢s del 90% de las interrupciones se produjeron por causas psiqui¨¢tricas o mentales. Un especialista certificaba el trastorno mental de la mujer.
La diferencia determinante con la ley de 2010, es que pasando de un modelo de "indicaciones" o excepciones en la penalizaci¨®n, a uno de plazos, se permite que hasta la decimocuarta semana de gestaci¨®n el aborto no sea delito, y que la mujer pueda tomar la decisi¨®n. Este sistema se ha demostrado eficaz en otros pa¨ªses para disminuir el n¨²mero de abortos tard¨ªos y tambi¨¦n el n¨²mero total de abortos. Los datos en Espa?a parecen confirmar la experiencia internacional.
?Cu¨¢l es la raz¨®n por la que el PP propone cambiar la ley? No queda m¨¢s remedio que temer la influencia de la integrista jerarqu¨ªa cat¨®lica en las filas conservadoras, que con una composici¨®n exclusivamente masculina, est¨¢ tan a favor de la autonom¨ªa, la representaci¨®n y los derechos de las mujeres en la sociedad civil, como en su propia organizaci¨®n.
No son lo mismo unas propuestas pol¨ªticas que otras, y no votar, regalar el voto o votar a quien nunca gobernar¨¢, puede ser una salida que agrave todav¨ªa m¨¢s la dif¨ªcil situaci¨®n de la mayor¨ªa y desde luego la de las mujeres.
Firman este art¨ªculo Carmen Alborch, Elena Arnedo, Delia Blanco, Patrocinio de las Heras, Rosa Escapa, Virginia Maquieira, Nicole Muchnik, Rosa Mar¨ªa Peris, Amparo Rubiales y Francisca Sauquillo.
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