Las ¨²ltimas horas de Amy Winehouse
Los an¨¢lisis lo dicen: la cantante ahog¨® su desaz¨®n en el alcohol. Ten¨ªa 27 a?os. Este es el relato de la semana que acab¨® con su vida a trav¨¦s de los ojos de su familia, su m¨¦dico, su guardaespaldas, su pareja y sus amigos
A Amy le cuesta coger el tel¨¦fono. En un momento de lucidez escribe a su amigo Kristian Marr este extra?o SMS: "Estar¨¦ aqu¨ª para siempre. ?Y t¨²?". Son las tres de la madrugada, la noche del 22 al 23 de julio de 2011. Est¨¢ en la cama, en el tercer piso de su casa, frente a Camden Square. Ha bebido. Aturdida, se duerme. Ya ha vivido esta situaci¨®n, la de sentirse pesada, aplastada, atontada por la bebida. Su guardaespaldas, que subi¨® a verla unos minutos antes, no observ¨® nada anormal. Es el mismo que va a echar un vistazo en su habitaci¨®n a eso de las diez de la ma?ana. No se mueve. ?l no se preocupa. Vuelve a primera hora de la tarde, intranquilo por ese silencio repentinamente molesto. "?Amy?". No hay respuesta. Abre la puerta y se dirige hacia ella. "?Amy?". Descubre a la cantante inerte en sus s¨¢banas. Despu¨¦s de tres horas de misterio, las primeras pruebas toxicol¨®gicas que se realizan al cad¨¢ver descartan una sobredosis de drogas, sin precisar la causa exacta del fallecimiento. Los resultados definitivos indican una tasa de 4,16 gramos de alcohol por litro de sangre en el momento de la muerte. Con una tasa de 0,5 est¨¢ prohibido conducir; 3,5 es el punto l¨ªmite, la parte del cerebro que controla la respiraci¨®n resulta afectada. Winehouse ha bebido como una descosida, una vez m¨¢s.
"Parec¨ªa ida. solo era cuesti¨®n de tiempo", dijo sumadre de su ¨²ltimo encuentro
Su ¨²ltimo novio, Reg Traviss, revela un proyecto de matrimonio inminente y poco cre¨ªble
Solo su difunta y querida abuela, Cynthia, habr¨ªa podido hacerla entrar en raz¨®n
Una vez de m¨¢s. Ni siquiera hab¨ªa un vaso al pie de la cama, solo tres botellas de vodka vac¨ªas. Cay¨® en un coma et¨ªlico que pudo provocar un v¨®mito en los bronquios, un enfriamiento de la temperatura corporal o una crisis epil¨¦ptica. Seg¨²n las conclusiones de la investigaci¨®n, su muerte es "accidental".
"No era una suicida, ten¨ªa proyectos"
Desde hac¨ªa algunos a?os, los vaivenes alcoh¨®licos caracterizaban a Amy. En cuanto iba demasiado lejos, en cuanto sent¨ªa que daba l¨¢stima, dejaba de beber de golpe. Esos periodos de sobriedad forzosa se prolongaban durante dos, tres semanas. Pero siempre volv¨ªa a beber, cada vez con m¨¢s intensidad. Tras el desastre del concierto de Belgrado, el 18 de junio, en el que apareci¨® pat¨¦tica, titubeando y mascullando palabras inaudibles sobre el escenario, lo dej¨® todo. Quer¨ªa superarlo, cantar otra vez, amar, vivir. Aguant¨® tres semanas. Hasta el 20 de julio, cuando se la vio, despu¨¦s del concierto de su ahijada, Dionne Bromfield, bebi¨¦ndose copas de ginebra y de Red Bull. Winehouse, que era capaz de oscilar entre la euforia y el abatimiento en una d¨¦cima de segundo, era tan imprevisible que su entorno no advirti¨® ning¨²n peligro en especial. La peque?a les hab¨ªa acostumbrado demasiado a volver a levantarse.
Su madre, Janis, la visit¨® por sorpresa el d¨ªa anterior a su muerte. No pudo impedir nada y solo pudo constatar la magnitud del da?o. "Parec¨ªa ida, perdida. Solo era cuesti¨®n de tiempo". M¨¢s tarde suaviza esta visi¨®n macabra: "Pod¨ªa dormir horas y horas y siempre parec¨ªa que acababa de despertarse. Nos bebimos un t¨¦, vimos fotos de familia... Cuando me fui, me abraz¨® y me dijo: 'Mam¨¢, te quiero".
La doctora Cristina Romete vigilaba la salud de Amy desde hace cuatro a?os. Vino a su domicilio ese d¨ªa, sobre las siete de la tarde. Hac¨ªa poco le hab¨ªa recetado Librium, un medicamento que ayuda a combatir las crisis de ansiedad relacionadas con la abstinencia. Comprueba que Amy ha vuelto a beber, pero no se alarma. "Amy estaba achispada, pero pod¨ªa mantener una conversaci¨®n". Cuando Romete le pregunta si tiene intenci¨®n de dejar de beber, Amy duda: "No lo s¨¦". Y la doctora concluye: "No era una suicida, ten¨ªa proyectos. Y me dijo: 'Todav¨ªa me quedan cosas por hacer en la vida". Eso es suficiente para tranquilizar a un m¨¦dico.
Deja a su paciente a eso de las ocho de la tarde, sin imaginarse lo que pasar¨ªa despu¨¦s. Puede resultar comprensible: 2011 no es 2008, el annus horribilis de la cantante. Amy ya no comparte las rayas de coca¨ªna con Pete Doherty mientras se desternillan delante de unos ratoncillos. Amy ya no se escarifica los brazos para atenuar el dolor causado por la falta de hero¨ªna. Su exmarido, Blake Fielder-Civil, el hombre que le hizo descubrir todas esas sustancias, duerme en la c¨¢rcel por intento de robo. Por eso unas copas al principio de la noche no son nada...
"Estaba muy aislada"
Durante este ¨²ltimo verano londinense, se encuentra razonablemente mal. "Amy no hac¨ªa gran cosa, creo que estaba muy aislada", dice un fot¨®grafo que la sigui¨® durante a?os. Sus amigas m¨¢s queridas de sus inicios, Juliette Ashby y Remi Nicole, ya no llaman a la puerta de su casa de improviso. Ya no juega al billar durante noches enteras, como antes, en su garaje o en el primer piso de su pub preferido, The Hawley Arms. Se aburre. Ya no existe pasi¨®n en la relaci¨®n intermitente con su novio desde hace dos a?os, el engominado director de cine Reg Traviss. Le quiere mucho, pero nunca sustituy¨® a Blake, El Terrible.
Reg la dej¨® en febrero, y luego en mayo, asustado por sus abusos y sus llamadas de tel¨¦fono regulares a Blake a la c¨¢rcel. Hoy, revela un proyecto de matrimonio inminente, poco cre¨ªble. Desempe?a el papel de yerno ideal y eterno. Y hay que poner cara de circunstancias cuando Reg Traviss explica, con el benepl¨¢cito de la familia Winehouse, que Amy era "una mujer normal, cuerda y con buena salud". En otro planeta, a lo mejor.
Pero en el norte de Londres, la noche del viernes 22 de julio, Winehouse encaden¨® los chupitos uno tras otro hasta el encefalograma plano. Seg¨²n un allegado de Reg, Amy y ¨¦l se hab¨ªan visto y se hab¨ªan tomado unas copas, pero lo niega con una candidez enternecedora: "El viernes acab¨¦ de trabajar tarde y, como no consegu¨ª hablar con ella, pens¨¦ que se hab¨ªa dormido. Le env¨ªe un mensaje para decirle que iba a ver un DVD y que me avisase en cuanto se despertara. Me parec¨ªa raro no saber nada de ella. Al salir de la peluquer¨ªa, vi una llamada perdida del n¨²mero de su guardaespaldas. No me preocup¨¦, siempre perd¨ªa su m¨®vil y habr¨ªa usado el suyo. No la volv¨ª a llamar, me pas¨¦ por mi despacho para buscar unos zapatos". Sin embargo, sabe que habla de Amy Winehouse, una chica que se salv¨® de milagro de una sobredosis repetidas veces, una chica que cambiaba una adicci¨®n por otra, una chica que hab¨ªa vuelto a beber desde hac¨ªa poco, una chica que acababa de enviar un mensaje a otro en mitad de la noche, Kristian Marr, que hac¨ªa seis semanas que no la ve¨ªa.
"Iba por buen camino"
?Por qu¨¦ una se?al ahora? ?l a¨²n no lo entiende. Y recuerda as¨ª su ¨²ltimo momento juntos: "Est¨¢bamos viendo Scarface en nuestro sof¨¢. Amy quer¨ªa comprar alcohol. La convenc¨ª para que se conformara con t¨¦. Nos quedamos dormidos. Y yo era feliz sabiendo que iba por buen camino". Pero luego resbal¨®.
Un tal Tony Azzopardi declara que Amy le "pill¨®" en la calle y se lo llev¨® en taxi esa noche para que la pusiera en contacto con un traficante de West Hampstead. Este supuestamente le proporcion¨® crack y hero¨ªna por 1.200 libras. Tony a?adi¨® ante la polic¨ªa que hab¨ªa fumado crack delante de sus ojos, en el taxi, quej¨¢ndose del acoso de Blake. Pero, teniendo en cuenta que en las pruebas toxicol¨®gicas no hay rastro de estupefacientes, ?qu¨¦ cr¨¦dito puede tener un viejo yonqui sin blanca, alcoh¨®lico y dispuesto a todo por unos billetes?
Bipolar y depresiva
?As¨ª es como muere una estrella de 27 a?os? ?Tan sola? ?Se puede culpar de negligencia a su entorno? Andrew Morris, su fornido guardaespaldas, volv¨ªa de vacaciones. El m¨¦dico que la trataba observ¨® un ligero estado de embriaguez. No avis¨® a nadie. Estas personas olvidaron su naturaleza vers¨¢til, bipolar y depresiva. Su madre la encontr¨® como de costumbre, dormida y luego despierta, alegre y luego melanc¨®lica. Se preparaba para lo peor desde hace tanto tiempo que hab¨ªa acabado por convencerse de que eso no ocurrir¨ªa nunca. Su padre vivi¨® unos meses con ella para protegerla. Era insoportable. Vive en Kent, a una hora de la capital. Reg la hab¨ªa dejado sola con sus demonios, sin mala intenci¨®n.
Solo su querida abuela, Cynthia, habr¨ªa podido hacerla entrar en raz¨®n. Las dos escuchaban a las divas tristes Dinah Washington y Sarah Vaughan. Cynthia, apodada Nan, le contaba a Amy su aventura con el saxofonista de jazz Ronnie Scott, sus infamias de adolescente, su expulsi¨®n de la prestigiosa escuela de teatro Sylvia Young por un piercing demasiado evidente, su amor por los uniformes de las camareras estadounidenses de los a?os cincuenta... Amy hac¨ªa entonces el esfuerzo de respetar esas citas semanales. Nan falleci¨® de un c¨¢ncer de pulm¨®n en 2006. Amy ya no se someti¨® nunca a ning¨²n tipo de disciplina. Su canci¨®n Rehab pone de manifiesto esa obstinaci¨®n por hacer solo lo que le plazca. ?Hab¨ªa esquivado la muerte tan a menudo!
La ¨¦poca en que pasaba las noches vagando, destrozada, con Blake, las u?as ennegrecidas por el crack, los brazos cubiertos de ara?azos y las piernas llenas de moratones, hab¨ªa pasado. Su malestar, menos visible, segu¨ªa ah¨ª.
La carrera de un cometa
En tres a?os, el lapso de tiempo que separa su primer ¨¢lbum, Frank, del segundo, el intenso, Back to black, el dolor, la desesperaci¨®n, la pena, la droga y la dependencia le hab¨ªan dotado de una voz potente y oscura, la de una mujer madura y triste. Nunca fue capaz de repetir la proeza, la de poner m¨²sica a sus males. Su carrera finaliz¨®, por tanto, en 2006, a los 23 a?os. Un cometa.
Un principio de enfisema diagnosticado en 2008 mermaba su capacidad pulmonar. Era joven para una enfermedad de viejo. En Body and soul, a d¨²o con su ¨ªdolo, Tony Bennett, se oye su timbre da?ado y estropeado por los excesos. Su ¨²ltima grabaci¨®n. En ella, la falta de brillantez y de energ¨ªa es patente. Ya no ten¨ªa mucha voz. ?Era irremediable? A Amy parec¨ªa aterrorizarle la idea de volver a cantar en p¨²blico o de volver a poner los pies en un estudio. Adoraba la m¨²sica y sus paseos por Camden, pero la frescura y el entusiasmo se hab¨ªan atenuado. Era rica y le daba igual. 4,16 gramos. Se mat¨®. Su muerte el 23 de julio fue un accidente. Podr¨ªa haber sucedido meses o a?os antes. Su vida fue muy breve y sus tormentos fueron interminables. Un suicidio largo, salpicado de momentos furtivos de alegr¨ªa y de sobresaltos pasajeros. El destino predeterminado de una chica agotada antes de la treintena.
Traducci¨®n: News Clips
? Paris Match' / Contacto
Un negocio hecho cenizas
En verano de 2012 saldr¨¢ a la venta 'Amy: my daughter' (Amy: mi hija), biograf¨ªa de la cantante londinense firmada por su padre, Mitch Winehouse. Seg¨²n ¨¦l mismo ha confesado: "La necesidad de escribirla no solo surge de querer contar su aut¨¦ntica historia, sino como revulsivo ante su muerte". Las ganancias ¨ªntegras del libro, publicado por Harper Collins, ir¨¢n para la Amy Winehouse Foundation, puesta en marcha por los progenitores tras su fallecimiento con el fin de ayudar a j¨®venes con problemas de adicciones. De igual manera, se destinar¨¢n a la fundaci¨®n los beneficios de la subasta del vestido de la dise?adora tailandesa Disaya que luci¨® Winehouse en la portada de 'Back to black', el disco que le supuso la fama mundial y vendi¨® m¨¢s de 3,2 millones de copias. La puja ser¨¢ el 29 de noviembre y se espera que supere los 23.000 euros. A cargo estar¨¢ la casa de subastas londinense Kerry Taylor. Y el 5 de diciembre ver¨¢ la luz su testamento sonoro: 'Lioness: Hidden treasures', un disco que re¨²ne 12 canciones, entre material nuevo en el que estaba trabajando, versiones de cl¨¢sicos, canciones in¨¦ditas y tomas alternativas de sus propios ¨¦xitos, m¨¢s un par de colaboraciones, junto a Nas y Tony Bennett.
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