Cuentas
Cuesta creerlo pero es as¨ª. La contundencia de los sondeos es tal que en el PSOE cada vez son m¨¢s los que tienen puesta su mirada, sobre todo, en el "d¨ªa despu¨¦s" del 20 de noviembre. No centran ya su af¨¢n en la pelea electoral, sino que se aprestan a especular sobre c¨®mo gestionar la debacle que se apunta en todos los estudios demosc¨®picos.
El candidato Alfredo P¨¦rez Rubalcaba se esfuerza en dar ¨¢nimo a los suyos se?alando que todav¨ªa hay partido y que se est¨¢ consiguiendo recortar distancias al PP, mensajes que calan poco ante un auditorio muy desconcertado. Si a eso se une que se detectan ciertos signos de falta de implicaci¨®n y acierto de la direcci¨®n del partido en el desarrollo en s¨ª de la campa?a, se entiende mejor que se abra paso con suma facilidad el debate sobre las consecuencias org¨¢nicas que pueda deparar el negro panorama que tienen por delante. Y, adem¨¢s, con la sensaci¨®n de que lo peor est¨¢ a¨²n por llegar dado que despu¨¦s de este trance viene la gran cita de marzo con las elecciones andaluzas a la vuelta de la esquina, desaf¨ªo que los socialistas acometer¨¢n en las peores condiciones posibles.
Puesto que se masca ya el desastre, las interrogantes se agolpan en la mente de los socialistas. El destino del partido, as¨ª como el dise?o de su futuro se ver¨¢ fuertemente condicionado por lo que se presume ser¨¢ un estrepitoso batacazo. Y aqu¨ª es donde cabe preguntarse, tambi¨¦n, por el papel que han de jugar en este delicado proceso los socialistas andaluces.
Acostumbrados a hacer valer siempre su gran peso espec¨ªfico, avalado por las urnas, podr¨ªan pagar, igualmente, un alto precio, ya que es en este territorio en donde se registrar¨ªa el mayor deterioro. A eso habr¨ªa que a?adir otra circunstancia: y es que los actuales equilibrios existentes en las distintas provincias as¨ª como con la direcci¨®n regional podr¨ªan saltar por los aires. Liberados unos y otros del ejercicio de responsabilidad que vienen realizando para evitar mayores fricciones se originar¨¢ sin lugar a dudas tal discusi¨®n interna que podr¨ªa amenazar la elemental estabilidad que se requiere para acometer con tranquilidad el pr¨®ximo compromiso electoral.
Ser¨¢ entonces cuando se pondr¨¢n en evidencia la solidez de los actuales liderazgos. Ni la gravedad de la crisis econ¨®mica, pol¨ªtica y social servir¨¢ de excusa alguna. Todo lo hecho hasta ahora se pondr¨¢ en cuesti¨®n, lo que supondr¨ªa la peor noticia para el candidato Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n.
Ante tal tesitura ya se est¨¢n echando las cuentas para calibrar futuros apoyos y as¨ª, desde luego, va a ser muy dif¨ªcil que puedan volcarse en la organizaci¨®n de m¨ªtines y dem¨¢s actos electorales. Se estudian y vigilan entre si y mientras tienen el drama encima ya comienzan a ejecutar discretos movimientos que emerger¨¢n con mayor nitidez la misma noche del recuento de votos. Decadencia se llama eso.
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