En la cumbre con 72 a?os
Carlos Soria es una revoluci¨®n en el himalayismo, un hombre que en la jubilaci¨®n persigue el sue?o de coronar las 14 cimas del planeta
Come ajo por las ma?anas, y toma miel en lugar de az¨²car, madruga mucho para salir a correr por la monta?a, escalar en hielo y roca, ir en bicicleta o hacer esqu¨ª de fondo, es muy estricto con los horarios y prepara una nueva expedici¨®n al Himalaya, en marzo pr¨®ximo. Ha subido 11 monta?as de m¨¢s de 8.000 metros. Solo le quedan tres para completar la colecci¨®n de las 14 mayores cimas del planeta. Ha tocado el cielo en las siete cumbres, los picos m¨¢s altos de cada continente. Ha visto amaneceres que pocos seres humanos han contemplado. El palmar¨¦s es de por s¨ª asombroso. Pero lo es m¨¢s si quien persigue esas metas tiene 72 a?os y ha escalado nueve ochomiles una vez sopladas las 60 velas, un r¨¦cord sin comparaci¨®n en el mundo. Carlos Soria naci¨® en ?vila el 5 de febrero de 1939, dos meses antes del final de la Guerra Civil, y en toda su vida no ha dejado de mirar los techos de la Tierra.
"Yo nac¨ª alpinista, pero trabaj¨¦ como tapicero toda mi vida"
"Los r¨¦cords me dan igual. Me importa ser un ejemplo para los j¨®venes"
El caso de Soria es una revoluci¨®n en el himalayismo. Ascendi¨® su primer ochomil con 51 a?os, subi¨® al Everest a los 62, al K2 con 65, y esta primavera, cumplidos los 72, coron¨® el Lhotse. Le duelen las rodillas, y la espalda, y est¨¢ operado de cataratas, pero en la jubilaci¨®n ha encontrado el dinero y el tiempo para alimentar su pasi¨®n. En marzo quiere subir al Kanchenjunga. Luego intentar¨¢ el Annapurna, y quiere cerrar el c¨ªrculo en el Dhaulagiri. Son tres monta?as peligrosas que requieren una gran expedici¨®n. Cuando fue al Everest, tuvo que pedir un cr¨¦dito. Ahora el patrocinio del BBVA es una bendici¨®n que no esperaba.
"La monta?a es mi vida. Siempre ha sido as¨ª", cuenta Soria. "Yo nac¨ª alpinista, pero trabaj¨¦ como tapicero toda mi vida. A los 14 a?os pis¨¦ por primera vez la sierra de Guadarrama y ya no me separ¨¦ de la monta?a. A mi mujer, Cristina, la conoc¨ª all¨ª, en La Pedriza, y con ella he subido el Mont Blanc, el Cervino... He tenido cuatro hijas y las he llevado a la monta?a... He hecho 46 expediciones y calculo que he dormido en una tienda de campa?a por encima de 5.000 metros unos cinco a?os de mi vida".
El hijo del tapicero empez¨® a trabajar a los 11 a?os como encuadernador. La casa familiar, en Madrid, no ten¨ªa agua y Carlos iba a buscarla con dos cubos a una fuente. Luego sigui¨® el negocio de sus padres, hasta que se jubil¨®. Siempre escap¨¢ndose del trabajo para subir y bajar monta?as. Gracias a una gen¨¦tica excepcional. Sale a entrenarse a las siete de la ma?ana, con una linterna, y ahora podr¨¢ acudir a un fisioterapeuta y un traumat¨®logo para cuidar las rodillas. "Mi motivaci¨®n es terminar los 14 ochomiles por lo que eso representa. Soy un viejo que transmite un mensaje a la gente joven: que esto no se acaba. Si uno se cuida, puede seguir haciendo su actividad. Tengo much¨ªsimos r¨¦cords, pero me da igual. Me importa ser un ejemplo para los j¨®venes. Mucha gente me dice que le doy esperanzas. He trabajado mucho. Mi infancia fue muy dura", explica.
En su casa de Moralzarzal, las fotos de las grandes cimas visten las paredes. Encima de la chimenea, un antiguo piolet lleva al pasado. Es largo, pesado, de madera, franc¨¦s. "De 1973, de la primera expedici¨®n espa?ola al Himalaya, al Manaslu", recuerda Soria. "Ir all¨ª era entonces algo ut¨®pico, solo para las figuras. Viv¨ªamos lo que hab¨ªamos le¨ªdo en los libros de Maurice Herzog, lo que hab¨ªamos so?ado". Una expedici¨®n de 12 personas, casi todos de Madrid, tard¨® casi tres a?os en organizar la salida. Las gestiones eran enormes. No hab¨ªa material, ni informaci¨®n. "Ahora cojo el tel¨¦fono y monto una expedici¨®n en un cuarto de hora. Entonces hicimos venir a un alem¨¢n que hab¨ªa subido al Manaslu y nos ense?¨® unas fotos. Toda la expedici¨®n cost¨® lo que ahora vale una persona. El material era pesado. Las tiendas no aguantaban tanto... Los puentes de madera se los hab¨ªa llevado el monz¨®n. No sab¨ªamos casi nada. Y lo pasamos muy mal. Hubo much¨ªsimas avalanchas, y no superamos los 6.000 metros".
Soria ten¨ªa 34 a?os. Dos despu¨¦s, en 1975, la expedici¨®n volvi¨®. "Yo estaba muy fuerte, pero me puse malo. A 7.000 sufr¨ª un edema y me tuve que bajar al campo base", recuerda. Jer¨®nimo L¨®pez y Gerardo Bl¨¢zquez se convirtieron en los primeros espa?oles que sub¨ªan un ochomil principal. Soria esper¨® 37 a?os, hasta que ten¨ªa 71, para subir al Manaslu. Es el himalayista paciente, sin prisas por coleccionar ochomiles: "Me he bajado much¨ªsimas m¨¢s veces de las que he subido".
Soria es una enciclopedia del himalayismo. Desde la soledad de los pioneros hasta la masificaci¨®n de hoy. ?Hay dos alpinismos? "Sobre todo hay mucho camelo. Se miente mucho en la monta?a. O al menos se arregla la verdad. Hay muchos celos y envidias. La monta?a es tan amplia que hay muchos alpinismos. Algunos quieren hacer parecer que esto es una cosa para h¨¦roes, que est¨¢ al alcance de muy pocos, que hay muchos muertos... Nunca se dice la verdad. ?El estilo alpino? Eso es lo que hizo Messner en el a?o 80 en la norte del Everest. ?l solo, sin ox¨ªgeno y con su tienda a la espalda, non-stop. Pero no se puede hacer estilo alpino en una monta?a que est¨¢ llena de gente, como el Everest, que est¨¢ montado de cuerdas fijas de arriba abajo. Y casi todas las mentiras se pillan. Hay gente que manda al sherpa a la cima a hacer la foto y dice que ha subido ¨¦l. Como un argentino que le rob¨® la c¨¢mara a un espa?ol con congelaciones... Eso es ser un delincuente. Lo ¨²nico que no soporto son los mentirosos. Lo dem¨¢s lo respeto. ?Que has utilizado ox¨ªgeno y cuerdas fijas? Perfecto, pero dilo. No todo tiene por qu¨¦ ser tan purista. ?Hasta d¨®nde lo llevamos, a llevar un piolet de madera? Es rid¨ªculo".
Soria admite que la "competici¨®n y la masificaci¨®n" han cambiado el alpinismo. "El negocio es l¨ªcito. Hay gente caprichosa con dinero que quiere subir al Everest. El campo base es un foll¨®n incre¨ªble. En primavera es como un pueblo con 300 tiendas. Horrible. Por el dinero vienen tambi¨¦n las peleas. Una cosa es buscar dinero para ir a la monta?a y otra es ir a la monta?a para buscar dinero". ?l sue?a con los 14 ochomiles. Y tambi¨¦n, como hizo Edmund Hillary tras coronar el Everest, con acercarse a las gentes del Himalaya. "Con 14 a?os era un cr¨ªo que buscaba aventura. Ahora veo m¨¢s cosas en la monta?a, los pueblos, los sherpas. Algunos piden un sherpa como si pidieran una moto... Quiero vivir una temporada en Sama, a los pies del Manaslu. Necesitaban colchones, porque de 100 ni?os, 80 dorm¨ªan en el colegio. Y se los llevamos, y botas y anoraks. Los lamas les ense?an a cantar en nepal¨ª y tibetano. La monta?a no es solo subir. Si solo piensas eso, eres muy pobre".
A los 72 a?os, Soria recuerda la muerte de Pepe Garc¨¦s en el Dhalugiri en 2001 como su peor momento. La plenitud f¨ªsica, dice, la vivi¨® a los 50: "Entonces era imparable. Adem¨¢s de las piernas, mentalmente has de tener las cosas muy claras. Hay gente que solo piensa en la cumbre. Se deja el resto para subir y la bajada es terrible, m¨¢s peligrosa". Palabra de himalayista.
11 picos de 8.000m
- Soria subi¨® el Nanga Parbat en 1990, con 51 a?os. A los 55 coron¨® el Gasherbrum II; a los 60 el Cho Oyu; lleg¨® a la cima del mundo, los 8.848 metros del Everest, con 62 a?os; y al K2 con 65 (estas dos son las ¨²nicas cumbres en las que us¨® ox¨ªgeno embotellado); con 66 subi¨® al Sisha Pangma, aunque no a su cima principal; el Broad Peak lo coron¨® a los 68, y a los 69 el Makalu. Con 70 subi¨® el Gasherbrum I, con 71 el Manaslu, y con 72 el Lhotse.
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