Otro cerrojazo cultural: adi¨®s al museo Gustavo Torner
El Ayuntamiento de Cuenca cancela la subvenci¨®n al centro, abierto en 2005 con obras donadas por el artista
A finales de 2005, el centro Gustavo Torner abr¨ªa sus puertas dentro de la iglesia g¨®tica de San Pablo, frente a las casas colgantes de Cuenca. Cuarenta obras donadas por el artista (pintura y escultura) han emocionado a los visitantes (una media de 12.000) que desde entonces han visitado el museo. Eso ya es historia. El pasado mi¨¦rcoles, el propio Gustavo Torner (Cuenca, 1925) decidi¨® cerrar el museo ante la decisi¨®n del Ayuntamiento de suprimir la colaboraci¨®n econ¨®mica (120.000 euros) que anualmente aportaba. Desesperanzado y desilusionado, el artista se queja de la cerraz¨®n del alcalde, el socialista Juan ?vila, y del desinter¨¦s del Gobierno de Castilla-La Mancha que preside Mar¨ªa Dolores de Cospedal.
Los ¨²ltimos meses ha funcionado con aportaciones particulares
Considerado uno de los pioneros del informalismo, Torner fund¨® junto a Z¨®bel el Museo de Arte Abstracto de Cuenca en 1966. El cierre del museo se suma a una larga lista de centros que est¨¢n sucumbiendo a los recortes que, bajo pretexto de crisis econ¨®mica, efect¨²an Ayuntamientos y comunidades aut¨®nomas.
Puede decirse que el museo es producto casi exclusivo de la generosidad de Gustavo Torner. El primer gesto de esa generosidad se produjo a mediados de la d¨¦cada de los noventa con una donaci¨®n al Estado espa?ol de casi 600 obras. ?l mismo recuerda que fue Miguel ?ngel Cort¨¦s, en su etapa de secretario de Estado de Cultura, quien le coment¨® que era una pena que no hubiera un centro dedicado espec¨ªficamente a su obra en Cuenca. "Yo entonces me encontraba en un momento muy delicado. Dos de mis 14 hermanos acababan de fallecer de manera muy seguida y en ese momento se me ocurri¨® regalar un conjunto de otras 40 obras para la ciudad de Cuenca".
El espacio elegido fue la antigua iglesia de San Pablo, un templo g¨®tico tard¨ªo situado junto al Parador Nacional, frente a las casas colgantes. "Hubo que hacer una rehabilitaci¨®n adecuada", cuenta Torner, "para que mi obra tuviera un discurso arm¨®nico con el interior de la iglesia. Tuvimos una menci¨®n en los Premios Europa Nostra y, pese a eternos problemas como la se?alizaci¨®n, la gente empez¨® a venir al museo". La rehabilitaci¨®n fue hecha por el Ministerio de Cultura y, a cambio, la Iglesia acept¨® ser utilizada como espacio expositivo.
El convenio con el Ayuntamiento ha rondado los 120.000 euros hasta el pasado a?o. Serv¨ªan para los gastos m¨¢s elementales de mantenimiento, para pagar al escaso personal que colabora en la iglesia-museo y para organizar conciertos espor¨¢dicos o coloquios. "Tambi¨¦n es un centro de investigaci¨®n sobre mi obra", explica el artista. "Aqu¨ª los estudiosos pueden encontrar material. Pensaba trasladar aqu¨ª mi biblioteca, pero por el momento no la muevo de mi casa", a?ade con amargura.
Consciente de la gravedad de la crisis econ¨®mica, lo que m¨¢s le duele es la displicencia. Con el alcalde consigui¨® hablar (un cort¨¦s almuerzo) despu¨¦s de dos meses de espera; el mismo tiempo que hace que ha solicitado una entrevista con la presidenta de la comunidad.
Los ¨²ltimos meses el centro ha funcionado con aportaciones particulares y, sobre todo, con el dinero que ha seguido saliendo del bolsillo del propio Gustavo Torner. "La gente quiere colaborar, pero luego es dif¨ªcil ver el resultado".
El pasado mi¨¦rcoles decidi¨® echar el cierre con una tristeza profunda. Ha dado de plazo hasta mediados de marzo para ver si las cosas se arreglan. ?Qu¨¦ har¨¢ entonces? Prefiere ni pensarlo. Seguir¨¢, tel¨¦fono en mano, llamando a amigos de toda la vida, a artistas, a los bancos, a todo aquel que pueda colaborar para que un museo tan especial como este no acabe siendo borrado de la poco generosa historia del arte espa?ol.
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