La dif¨ªcil agenda de 2012
Los bloques informativos de campa?a en las televisiones p¨²blicas son un enga?o al p¨²blico que los presentadores de TVE pregonan a diario en t¨¦rminos m¨¢s eufem¨ªsticos. Lo que supuestamente es un espacio de noticias est¨¢ minutado por la Junta Electoral Central y las im¨¢genes son distribuidas por los partidos. Una m¨¢s de las anacr¨®nicas anomal¨ªas -como la prohibici¨®n de publicar encuestas desde cinco d¨ªas antes de los comicios- que perduran en nuestra normativa electoral y que los usos partidistas han llevado hasta la caricatura.
El seguimiento de esta propaganda de partido permite, sin embargo, intuir por d¨®nde van las preocupaciones de los estrategas de campa?a y el discurso que quieren potenciar en cada momento. Durante los d¨ªas que siguieron al debate Rajoy-Rubalcaba, el PP puso el foco sobre su compromiso de mantener intacto el Estado de bienestar, garantizar el poder adquisitivo de las pensiones, asegurar una sanidad p¨²blica universal, etc. Otro tanto har¨ªa Alberto Ruiz-Gallard¨®n en el debate posterior a cinco bandas, donde solemniz¨® que no habr¨¢ subidas del IVA.
Rajoy tendr¨¢ que imponer una f¨¦rrea disciplina fiscal a las comunidades y los Ayuntamientos que gobierna su partido
En opini¨®n de un experto electoral, se tratar¨ªa as¨ª de contrarrestar el miedo que Rubalcaba pudo haber sembrado en los sectores m¨¢s vulnerables de la poblaci¨®n a los recortes asociados a una victoria popular. M¨¢s all¨¢ de qui¨¦n ganara aquel duelo, parece que el candidato socialista abri¨® alguna grieta en el s¨®lido acorazado popular a juzgar por el rumbo de sus mensajes, que luego han vuelto a centrarse sobre el paro.
Los ¨²ltimos informes europeos sobre el riesgo cierto de una recesi¨®n en Espa?a, seguida de una larga etapa de estancamiento, obligar¨¢n al ganador de las elecciones del 20-N a poner en marcha un paquete de medidas urgentes en el que Rajoy se propone encajar la reducci¨®n del d¨¦ficit con el mantenimiento de todo el gasto social sin subir ning¨²n impuesto.
Un dirigente popular de alto rango entiende que en el primer nivel de prioridades de Rajoy est¨¢n la reforma laboral y la financiera. La primera para eliminar los obst¨¢culos a la contrataci¨®n que a su juicio existen en las leyes de trabajo vigentes y la segunda para acabar con la sequ¨ªa del cr¨¦dito a las empresas, sobre todo peque?as y medianas. En todo caso admite que el efecto de esas reformas no ser¨¢ inmediato y todos los analistas anticipan un primer semestre con m¨¢s paro y un crecimiento negativo o estancado. Esto es, con menos ingresos del Tesoro.
Los compromisos adquiridos con Europa limitan el d¨¦ficit de todas las Administraciones p¨²blicas para el a?o pr¨®ximo al 4,4%. Nadie apuesta un euro por que este a?o se vaya a cumplir el objetivo del 6% y cada punto porcentual equivale a un recorte de 12.000 millones. Por otro lado, el Reino de Espa?a tiene que renovar en 2012 un volumen de deuda p¨²blica de 173.000 millones a un precio creciente por las dudas sobre la solvencia de Espa?a y el efecto colateral de las turbulencias que se han instalado sobre el arco mediterr¨¢neo. No hay fe m¨¢s vol¨¢til que la de los mercados, como se est¨¢ demostrando estos d¨ªas tras el nombramiento de Monti en Italia.
Un sombr¨ªo panorama en el que hace falta algo m¨¢s que sentido com¨²n y "un Gobierno potable" para salir airoso. Si se cumple lo que anticipan las encuestas, Rajoy tendr¨¢ que empezar por imponer una f¨¦rrea disciplina fiscal a las comunidades aut¨®nomas y los Ayuntamientos que gobierna su partido, lo que demanda una autoridad que hasta ahora no figura entre los rasgos dominantes de su car¨¢cter.
En el actual estado de cosas el ganador del 20-N ni siquiera tendr¨¢ el margen de respeto de los cien d¨ªas. No podr¨¢ esperar a las elecciones andaluzas de marzo, como desear¨ªa Arenas, para destapar las cartas m¨¢s crudas que todav¨ªa est¨¢n ocultas. Cuando se presente a su primer examen en Bruselas, a comienzos de febrero, tal vez caiga en la cuenta de que no era tan mala la idea de Rubalcaba de proponer al Eurogrupo un plazo adicional de dos a?os para alcanzar el objetivo de d¨¦ficit del 3%.
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