Mariano Rajoy recaba el esfuerzo final de los baltaristas

Mariano Rajoy teme morir de ¨¦xito electoral. En la tierra de la abundancia de los votos del PP, el candidato a la presidencia del Gobierno por este partido exorciz¨® ayer el canto de la victoria de los sondeos llamando a los suyos al descreimiento. Ante los dos Baltar (el presidente de la Diputaci¨®n y su hijo, el presidente provincial del partido) y ante los alcaldes de la provincia, Rajoy, en un encuentro con la directiva provincial en la sede del PP, rest¨® valor a las encuestas y conmin¨® a los suyos a trabajar el voto como suelen hacerlo. Puerta a puerta. Todos los d¨ªas. Fueron las ¨²nicas palabras del candidato en su jornada electoral ourensana. Tampoco ayer admiti¨® preguntas de los periodistas. Ni desvel¨® ni una l¨ªnea de su programa. Ni siquiera ante la directiva (que se reuni¨® a puerta cerrada), a la que solo alert¨® de los "dif¨ªciles tiempos" que se avecinan y a la que pidi¨® prudencia y humildad ante la holgada mayor¨ªa que le atribuyen las encuestas. "Partimos cero a cero", areng¨® a los dirigentes ourensanos de su partido espoleando la habilidad captadora de votos de los fieles a Baltar.

Dos indignados con disfraces fueron echados por el gent¨ªo "a trabajar"

El aspirante del PP a la presidencia del Gobierno lleg¨® a Ourense a media tarde acompa?ado del presidente de la Xunta, Alberto N¨²?ez Feij¨®o. Con un Jos¨¦ Luis Baltar ya en retaguardia, su hijo Jos¨¦ Manuel Baltar Blanco ofici¨® de cicerone de sus jefes de filas en un largo paseo por las calles del centro de la ciudad bajo una lluvia intensa y una marabunta de paraguas pugnando por acercarse al de Rajoy.

El ba?o de masas bajo la lluvia era de tal calibre que imped¨ªa caminar a la comitiva. Baltar la empuj¨® hacia el edificio Sime¨®n y meti¨® a Rajoy y a Feij¨®o en el centro cultural que asisten 33 porteros. Los dirigentes gallego y nacional del PP entraron por una de las tres puertas y salieron por otra. Fue un atajo.

De nuevo en la calle, Rajoy bes¨® a se?oras y a ni?os, salud¨® a discapacitados, estrech¨® manos y hombros a los varones y tuvo que parapetarse en el interior de la carpa del PP cuando dos j¨®venes indignados, ataviados con disfraces de pollo y vaca, le pidieron a gritos que explicase su pol¨ªtica "de recortes". Los paraguas, cerrados, del s¨¦quito del candidato echaron hacia atr¨¢s a los ¨²nicos dos d¨ªscolos de la multitud y un agente del orden les requiri¨® que se identificaran mientras el gent¨ªo entregado a su l¨ªder clamaba "presidente, presidente, ?viva Espa?a!" y conminaba a los dos j¨®venes a "trabajar" y los tildaba de maleantes.

El granero de votos del PP se entreg¨® al raudo paseo de Rajoy bajo la engorrosa lluvia mientras la megafon¨ªa de los coches del PSOE anunciaba el mitin en el que, a escasos metros de la sede provincial del PP, participaba el expresidente del Gobierno Felipe Gonz¨¢lez.

Durante el paseo por la ciudad, nadie de la entregada multitud que suspiraba por acercase a Rajoy pregunt¨® al aspirante del PP a la presidencia por una sola de sus propuestas. ?l anunci¨® a los suyos, en la breve reuni¨®n de la directiva, que lo que toca a partir del 20-N "es gestionar".