En el epicentro del 'boom'
Encendidas expresiones de amistad, confesiones y luchas de egos salpicaron siempre la relaci¨®n de Balcells con las mejores plumas de Am¨¦rica Latina
Sus talentos explotaron m¨¢s al un¨ªsono que sus formas y sus ideas. El caso es que se convirtieron en uno de los fen¨®menos literarios cumbres del XX: el boom latinoamericano. En el epicentro estaba la catalana Carmen Balcells. Un solo nombre, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, le habr¨ªa bastado para enriquecerse y hacerse un hueco en la historia. Pero Balcells tuvo el olfato de ficharlos a casi todos: Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda, Jos¨¦ Donoso, Augusto Monterroso, Miguel ?ngel Asturias, Isabel Allende, Mario Benedetti, Julio Cort¨¢zar, Jorge Edwards, Juan Carlos Onetti o Augusto Roa Bastos. Entre las referencias a derechos, tiradas y proyectos, los escritores van desgranando en sus cartas grandezas y miserias.
MARIO VARGAS LLOSA "Harto de dar clases"
El 24 de marzo de 1970, el peruano Vargas Llosa nombra agente a Carmen Balcells. Antes ya manten¨ªan un contacto fluido, a tenor de las desnudas confidencias que le hace el escritor, frustrado por no poder dedicarse en exclusiva a escribir. "Ocurre que cada d¨ªa estoy m¨¢s harto de dar clases y de vivir como un gitano, y cada d¨ªa m¨¢s dispuesto a llegar al asesinato para poder mandar al diablo los trabajos alimenticios y dedicarme solo a escribir", le contaba desde Puerto Rico el 25 de marzo de 1969.
Tras haber publicado La ciudad y los perros (1963), traducida casi de inmediato a una veintena de lenguas, y La casa verde (1966), Vargas Llosa se enfrenta a una de las peores calamidades de un novelista en mayo de 1969. "Ocurri¨® una espantosa tragedia. La mitad de la novela que deb¨ªa estar ya en manos de Carlos anda extraviada en alg¨²n lugar del mundo por culpa de una irresponsable azafata de Eastern Airlines. Tengo otra copia felizmente pero t¨² imag¨ªnate si con este precedente me voy a atrever a empaquetarla y despacharla. Fuera de eso me parece de mal ag¨¹ero que el manuscrito est¨¦ siendo manoseado y ojeado por forasteros". Lo m¨¢s factible es que se trate del texto de Conversaci¨®n en La Catedral, publicada ese mismo a?o y a la que alude reiteradamente en las cartas enviadas a su agente durante 1970 desde el King's College de Londres. Poco despu¨¦s se escinde Seix Barral. Vargas Llosa tiene claro a qu¨¦ bando apuntarse: "Yo fui publicado gracias a Carlos, y a su empe?o y a su fe en m¨ª se debe en gran parte lo que les ha ocurrido a mis libros". Es un a?o vital para el peruano: "No olvides que he renunciado al Kings y que a partir de julio dependo solo de los libros para sobrevivir".
GABRIEL GARC?A M?RQUEZ Robo en el hotel
Es probable que la estrecha y larga amistad entre el Nobel colombiano y la agente catalana haya dado m¨¢s de s¨ª de lo que figura en el archivo vendido a Cultura. Balcells se ha reservado originales de libros y cartas que estima demasiado como para deshacerse de ellos. Eso puede explicar la escasez de cartas personales entre ambos existentes en las cajas de Hispanoam¨¦rica, pese a la abultada correspondencia profesional que se genera entre ambos debido al ¨¦xito mundial de las novelas de Garc¨ªa M¨¢rquez. En la agencia se va creando la llamada biblioteca secundaria de Garc¨ªa M¨¢rquez: 700 cajas con ejemplares de todas las ediciones de sus obras en el mundo. Balcells le informa el 23 de agosto de 1973 de la mudanza de la oficina. "He tomado la decisi¨®n de cambiar de oficina y tengo un tembleque incontenible de haber tomado una decisi¨®n de tal naturaleza sin tu bendici¨®n. Desear¨ªa que pudieras ver el piso y saber si te gusta". Le pide "como favor especial" que lea la novela de Luis Goytisolo, Recuento. "Si te gusta te pedir¨¦ una frasecita...". La agencia gestiona las innumerables invitaciones que recibe el escritor, parte de las cuentas y tarjetas y, por supuesto, todos los negocios relacionados con los derechos de autor. En el archivo se pueden leer tambi¨¦n detalles del robo que sufri¨® el escritor el 14 de octubre de 1985 en el hotel Princesa Sof¨ªa de Barcelona. Su esposa, Mercedes Barcha, presenta una denuncia en comisar¨ªa, por la sustracci¨®n de anillos, collares, pendientes, un bolso de viaje con pasaportes (recuperados finalmente) y una caja con 10 discos de computadora con la ¨²ltima novela in¨¦dita, sin corregir, del Nobel. El valor de lo robado es de ocho millones de pesetas. Desde la agencia se env¨ªan libros al escritor durante sus estancias a La Habana. Uno de los lotes: Orlando, Memorias de Adriano, Biograf¨ªa de Lorca (Gibson), Vidas de fil¨®sofos de Di¨®genes Laercio. Hay notas manuscritas de Gabo y de su esposa, que las firma como "Gaba".
PABLO NERUDA "Ese editor sueco es un fresco"
El poeta chileno da poderes a Carmen Balcells el 29 de octubre de 1971. Mientras ocupa la embajada en Par¨ªs, parte de la correspondencia se realiza a trav¨¦s de su secretaria. A trav¨¦s de ella escribe el 18 de noviembre de 1971: "Estimada se?ora Balcells: Me es muy grato dirigirme a usted por encargo del se?or embajador para decirle. 1. Que el adelanto le parece exiguo. 2. Que la cl¨¢usula sobre ediciones fuera de USA no debe incluir cesi¨®n de derechos ni pagar a la editorial". En diciembre de ese a?o, la agente le informa de que T¨¤pies ilustrar¨¢ una edici¨®n de Veinte poemas... Neruda es consciente de los enredos de su representaci¨®n. En una carta manuscrita desde su refugio en Normand¨ªa admite el 6 de marzo de 1972: "Ya s¨¦ que mi representaci¨®n te da incalculables trabajos. Perdona. Pero creo que cuando se desenrede la madeja todo ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil. Por ahora har¨¦ solo lo que t¨² hables mejor para m¨ª. Aunque haya apelaciones, estas ser¨¢n redirigidas a ti". Apenas un mes despu¨¦s, el embajador confiesa: "Tus cartas en el sentido de horrorizarme sobre mis anteriores compromisos no cumplen su objetivo porque ya estoy bastante horrorizado (...) Mientras duren los entuertos que tendr¨¢s que ir arreglando poco a poco, tendr¨¢s que tener un pellejo de rinoceronte. Ese editor sueco es un fresco de marca mayor. Se comprende que esa concesi¨®n que hice para la traductora era por una sola vez y lo dem¨¢s es sencillamente estafa. No es el ¨²nico editor que merecer¨ªa ser procesado. Te recomiendo que a Bellini lo trates con guante de seda. Estoy de acuerdo con tu porcentaje y tu control, pero debes recordar que ¨¦l nunca me quiso cobrar porcentaje, a pesar de mi insistencia. Esto merece un trato especial". Balcells prosigue la representaci¨®n del poeta tras su fallecimiento.
MIGUEL ?NGEL ASTURIAS "Nuestra palabra es mayor"
El autor de El se?or presidente recibi¨® el Nobel en 1967. Fue el primero de la larga lista de latinos en manos de Balcells que recibir¨ªan el m¨¢ximo galard¨®n literario del mundo. Adem¨¢s de parquedad, Asturias no parec¨ªa sobrado de humor. El 21 de diciembre de 1973 escribe desde Par¨ªs, donde hab¨ªa sido embajador durante cuatro a?os: "Le contesto de inmediato para que no d¨¦ usted m¨¢s pasos con la editorial Lumen, que parece no darse cuenta que se trata de un libro escrito por dos premios Nobel. En principio, m¨¢s por Pablo, que ya no puede opinar [Neruda fallece ese a?o], que por m¨ª, no me gusta ir en una colecci¨®n que se llama Palabra Menor. Nuestra palabra siempre ha sido mayor de edad".
JUAN CARLOS ONETTI "Vio a un anciano decr¨¦pito"
El escritor uruguayo cay¨® en brazos de Carmen Balcells a principios de 1970, aunque ambos no se conocer¨ªan hasta el verano de ese a?o en Montevideo. Tras el encuentro, el autor de Cuando ya no importe le escribi¨® el 13 de noviembre: "En primer lugar es mentira. Usted nunca vio a Onetti sino a un anciano decr¨¦pito, semidestruido por los antibi¨®ticos y enfundado en una cama que los buenos novelistas calificar¨ªan de dudosa limpieza y que yo prefiero llamar mugrienta. Ser¨¢ para otra vez". Un a?o despu¨¦s, tras recibir la liquidaci¨®n de Salvat, escribe con tierna iron¨ªa: "Acabo de recibir su carta del 5 de agosto, una de las m¨¢s bellas que me haya escrito jam¨¢s una mujer". A comienzos de 1974, con la dictadura enraizando en Uruguay, la agente anima a Juan Carlos Onetti y su esposa, Dorotea Murh, a instalarse en Espa?a, algo que finalmente ocurrir¨ªa: el autor muri¨® en Madrid en 1994. Como en otras ocasiones trata de vencer los escollos econ¨®micos y, al tiempo, salvaguardar la autonom¨ªa del escritor. "Yo reitero mi ofrecimiento de ayudaros a financiar vuestra estancia en Espa?a y tened la seguridad de que en el momento en que decidierais venir, encontrar¨ªa la f¨®rmula m¨¢gica para que el dinero saliera de alguna parte, ya que no me parece conveniente hipotecarse con un editor ni venderle un libro que todav¨ªa no est¨¢ terminado", escribe la agente. Onetti se demora lo suficiente para ser encarcelado durante meses en Uruguay tras haber premiado como jurado un cuento considerado pornogr¨¢fico y subversivo por la dictadura. Su mujer escribe a Balcells el 19 de marzo de 1974: "Juan sigue en el sanatorio, detenido (...) Te manda un gran abrazo, anda mal (que es su estado normal, dir¨ªas t¨²), pero multiplicado por cien. Dios sabe qu¨¦ novel¨®n deprimente le saldr¨¢ despu¨¦s de esta".
Dur¨ªsima negociadora
- Balcells fue siempre una dura negociadora. Pelear por sus autores era pelear por su porcentaje (10%), pero m¨¢s all¨¢ de eso dignific¨® los ingresos de los escritores, hasta entonces atados a contratos vitalicios. Este telegrama a la editorial Bruguera en 1982 es todo un pu?etazo en la mesa: "Tanto Garc¨ªa M¨¢rquez como Cela deber¨¢n percibir sus derechos ¨ªntegramente. Como est¨¢ previsto en los contratos. Y no la mitad. ?O es que los fabricantes de papel os regalan la mitad para promociones?").
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