Un peque?o esfuerzo de imaginaci¨®n
Sin duda porque viv¨ª cierto tiempo en Italia y tengo amistades en ese pa¨ªs, hace a?os que tiendo a compadecerme y a sentir l¨¢stima por el conjunto de sus habitantes y por su situaci¨®n, emparedados entre la omn¨ªmoda corrupci¨®n de Berlusconi y el apenas disimulado fascismo de Bossi. Quiz¨¢ porque una vez estuve en Caracas, donde conoc¨ª a personas estimables y se me trat¨® bien, tiendo a ver a los venezolanos, desde hace mucho, como v¨ªctimas de una semidictadura que cada vez es menos "semi". Desde siempre me apena la situaci¨®n de los argentinos, que van de peronismo en peronismo (ser¨ªa como si en Espa?a fu¨¦ramos de franquismo en franquismo, y se hubiera inventado el m¨¢s flagrante ox¨ªmoron, un "franquismo de izquierdas") con breves interrupciones, alguna peor que la norma, como la sangrienta junta militar de los a?os setenta y ochenta. Y as¨ª podr¨ªamos seguir con no pocos pa¨ªses. Tendemos, en primera instancia, a ver a los pueblos como v¨ªctimas de sus malos o p¨¦simos gobernantes, y as¨ª ha de ser a buen seguro en los reg¨ªmenes dictatoriales producto de un golpe de Estado o de la victoria en una guerra, con su imposici¨®n de leyes y prohibiciones, su continuo uso de la fuerza, su persecuci¨®n de los disidentes y de la libertad de expresi¨®n y de prensa, su encarcelamiento de "desafectos" y cr¨ªticos: China, Birmania, Ir¨¢n, Cuba, la Libia de Gadafi o la Siria de El Asad, la Arabia Saud¨ª de los vetustos pr¨ªncipes o la Guinea de Obiang, sitios todos en los que nadie se atreve a levantar la cabeza, so pena de que se la corten.
"?Qu¨¦ Gobierno nos dar¨¢ m¨¢s verg¨¹enza, cu¨¢l juzgaremos mayor cat¨¢strofe?"
Reconozco que, en ese primer impulso, asimilo a Italia, Venezuela, la Argentina o Rusia con los ¨²ltimos pa¨ªses mencionados. "Pobres gentes", piensa uno de todos. "Qu¨¦ mala suerte, lo que tienen que soportar". Es s¨®lo m¨¢s tarde cuando se ve impelido a corregir el sentimiento de l¨¢stima: cuando cae en la cuenta de que en realidad el grueso de los italianos, venezolanos y argentinos (por seguir con estos tres ejemplos, habr¨ªa m¨¢s) no merecen ninguna conmiseraci¨®n, porque llevan a?os eligiendo, en votaciones vagamente democr¨¢ticas, a esos espantosos gobernantes sin apenas sentido de la democracia y que provocan verg¨¹enza, am¨¦n de incontables males para sus pa¨ªses. En el caso de Italia me cuesta m¨¢s retirarles la compasi¨®n, y se la mantengo a esas amistades desesperadas que -me consta- nunca han tenido arte ni parte en la perpetuaci¨®n de Berlusconi ni de Bossi. Pero, con la raz¨®n, no puedo manten¨¦rsela al conjunto de la poblaci¨®n, responsable directo de lustros de desastroso gobierno, cuasi totalitario y grotesco. "La salvaci¨®n ha estado en su mano, a diferencia de las naciones en que no hay posibilidad de elegir; y, a sabiendas, han escogido la calamidad".
Hoy votamos aqu¨ª, y como dije hace semanas, se trata m¨¢s bien de inclinarnos por quienes nos dan cien patadas o por quienes nos dan noventa y nueve y media. As¨ª es, al menos, para una porci¨®n notable del electorado. Los dos partidos que pueden gobernar ya lo han hecho, luego no podemos llamarnos a enga?o ni podremos escudarnos en que no sab¨ªamos, en que confiamos en alguien nuevo que despu¨¦s nos defraud¨®. Los candidatos a Presidente no son los mismos que desempe?aron el cargo, es verdad. Pero uno ha sido ministro y Vicepresidente de Zapatero, el otro fue ministro y Vicepresidente de Aznar y adem¨¢s fue designado por ¨¦ste, a dedo, como su sucesor. En el improbable gabinete de Rubalcaba es casi seguro que nos encontrar¨ªamos con caras bien conocidas de los ¨²ltimos ocho a?os. En el muy probable de Rajoy apenas cabe duda de que ver¨ªamos a gente de la vieja guardia de Aznar, como Trillo, Arenas, Montoro, Arias Ca?ete o Ana Pastor (engorroso que esa ex-ministra lleve el mismo nombre que la valiosa periodista de TVE); tambi¨¦n a individuos que llevan dos legislaturas soltando falacias y exabruptos sin cesar, como S¨¢enz de Santamar¨ªa, Gonz¨¢lez Pons o Cospedal. En el otro bando, a individuos que llevan el mismo tiempo soltando mentiras e imbecilidades sin cuento, incumpliendo promesas y renunciando a sus principios. Mal est¨¢ el asunto, eso no se le escapa a nadie. Los llamados partidos minoritarios no ofrecen, a mi parecer, mayor inteligencia ni ecuanimidad. Ninguno. En cuanto al voto en blanco, el nulo o la abstenci¨®n, considero que quienes optan por ellos son quienes menos derecho tendr¨¢n a lamentarse y menos merecedores ser¨¢n de compasi¨®n, llegado el caso de que toque eso antes o despu¨¦s: sentirnos tentados a compadecernos. La situaci¨®n econ¨®mica no va a sufrir grandes cambios bajo ning¨²n Gobierno, a corto plazo. Las medidas del PP ya las conocemos, por c¨®mo privatiza, recorta y "g¨¹rtelea" en las comunidades bajo su control. Las del PSOE, a la vista est¨¢n. Ambos obedecer¨¢n a Alemania y al FMI en lo fundamental. Pero ?qu¨¦ Gobierno nos dar¨¢ m¨¢s verg¨¹enza, cu¨¢l juzgaremos mayor cat¨¢strofe? Aunque los candidatos sean distintos, hay que recordar los anteriores, los de Zapatero con sus Bibianas y los de Aznar con sus obispos mandones. Hagan memoria. Piensen cu¨¢l nos inspir¨® m¨¢s bochorno y mayor aversi¨®n, cu¨¢l nos ha irritado y exasperado m¨¢s, con cu¨¢l de los dos nos ocurr¨ªa m¨¢s lo que al parecer les sucede ahora a los franceses con Sarkozy y a los italianos con Berlusconi: cada vez que se les aparecen en televisi¨®n, sienten la necesidad imperiosa de cambiar de canal. Recuerden que en ning¨²n caso seremos dignos de l¨¢stima, porque habremos elegido. ?Qui¨¦n nos sacar¨¢ m¨¢s de quicio, Rubalcaba o Rajoy? Hagan un peque?o esfuerzo de imaginaci¨®n.
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