Voto y escrutinio
El v¨¦rtigo de los mercados ha sido tal en la ¨²ltima semana que ha arrasado cualquier debate pol¨ªtico alternativo. La apelaci¨®n al voto se ha focalizado en c¨®mo evitar el abismo de la bancarrota, qu¨¦ hacer para que el tipo de inter¨¦s de la deuda no siga subiendo hasta anular toda perspectiva de crecimiento y creaci¨®n de empleo. Pero no solo de dineros van las elecciones, del voto dependen cuestiones capitales para nuestro futuro a medio plazo y para la credibilidad de la democracia como m¨¦todo para organizar una convivencia civilizada. Aun siendo imperfecto, no hemos encontrado otro mejor.
Las soluciones de emergencia adoptadas por los parlamentos de Roma y Atenas, con la designaci¨®n de sendos t¨¦cnicos para llevar a cabo unos dur¨ªsimos planes de ajuste, no son el mejor aval democr¨¢tico en medio de una crisis que Angela Merkel acaba de describir como la m¨¢s grave padecida por Europa desde la II Guerra Mundial. Es la muestra palmaria del fracaso de unos pol¨ªticos que no dudan en aprobar en el Parlamento las medidas quir¨²rgicas que les exigen pero rechazan la responsabilidad de llevarlas a cabo para no cargar con el coste electoral que puedan depararles en el futuro.
Por primera vez, en estas elecciones no existe la amenaza de ETA y los vascos votar¨¢n libremente
Aun si el sistema democr¨¢tico pierde calidad a ojos vistas, si hay fundadas sospechas de que la pol¨ªtica est¨¢ corro¨ªda por intereses particulares, si se extiende el escepticismo sobre la capacidad regeneradora de las urnas, aun con todo eso, el voto de este 20-N es el instrumento que tenemos m¨¢s a mano para que la voluntad mayoritaria fije el rumbo de los pr¨®ximos a?os.
Votar exige respetar el veredicto de las urnas, pero no significa acatar en silencio cuanto decida el ganador y renunciar a un control minucioso de su ejercicio del poder. Deber¨ªamos empezar por exigir al nuevo Gobierno que apruebe con car¨¢cter urgente una ley de acceso a la informaci¨®n p¨²blica, compromiso que figura en el programa de los dos partidos mayoritarios aunque no haya ocupado un segundo de campa?a. Han pasado dos siglos desde que el pensador franc¨¦s Benjamin Constant denunciara que "la autoridad quiere el secreto para actuar sin oposici¨®n", fuera de control. Es hora de que nuestro sistema democr¨¢tico mejore su calidad con una ley de transparencia m¨¢s necesaria que nunca en tiempos de mayor¨ªas absolutas.
En medio de los escalofr¨ªos que vienen provocando d¨ªa tras d¨ªa los mercados, ha pasado muy a segundo plano una noticia que por encima de los vaivenes de la econom¨ªa quedar¨¢ inscrita en los libros de historia: el cese definitivo de la violencia anunciado por ETA hace justamente un mes. Estas elecciones del 20-N son las primeras de nuestra democracia que se desarrollan sin la amenaza terrorista, despu¨¦s de una campa?a en la que ning¨²n candidato se ha jugado la vida por el solo hecho de representar a una sigla no nacionalista. Por primera vez los vascos votar¨¢n libremente y eso es lo que de verdad cuenta, al margen de cu¨¢l sea el resultado del escrutinio.
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