?De verdad queremos ayudar a los emprendedores?
Felicidades, eres un emprendedor!". "Sois vosotros quienes vais a sacar el pa¨ªs de la crisis, crear valor y empleo". Estas son algunas de las frases que el emprendedor espa?ol escucha con gusto cuando explica en sociedad a lo que se dedica. En realidad, todo el mundo sabe que es muy dif¨ªcil crear una empresa propia, y sin duda valora sinceramente este esfuerzo por parte de los valientes individuos que se lanzan a esta aventura. Por otro lado, la figura del emprendedor queda a veces distorsionada por las figuras prominentes que lo suelen representar: en concreto, un grupo peque?o de personas exitosas que lideran iniciativas empresariales ya consolidadas, que han superado la fase inicial de duda e inseguridad permanente que sufren de forma cuasicontinua la mayor¨ªa de los emprendedores. En este sentido, la visi¨®n que tiene la sociedad de los emprendedores puede asemejarse a la de los actores: tanto Brad Pitt como Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, acaban distorsionando la representaci¨®n que se hace la gente, respectivamente, de los actores y de los emprendedores -y ocultando la realidad muy hostil con la que se enfrentan los individuos que se dedican a una u otra de estas profesiones.
Las autoridades frenan activamente la vida del emprendedor sin coherencia, l¨®gica o piedad Resulta incomprensible ver c¨®mo las ayudas han privilegiado a sectores como el de la construcci¨®n
En el contexto espa?ol existe adem¨¢s la siguiente paradoja: por un lado, es notoria la dificultad especial que supone emprender en nuestro pa¨ªs debido, entre otras cosas, a trabas administrativas. Seg¨²n el informe Doing Business 2011, del Banco Mundial, por ejemplo, Espa?a ocupa el puesto n¨²mero 147 del mundo en cuanto a la facilidad para crear una nueva empresa. Por otro lado, si uno se f¨ªa del discurso permanente que ofrece la Administraci¨®n en todos sus estratos (nacional, regional, municipal), el contexto no parece ser tan desfavorable: el Estado en su conjunto manda a la poblaci¨®n el mensaje de que apoya al emprendedor de numerosas formas. A veces he sido impactado en una misma calle por varios carteles de distintas entidades p¨²blicas incitando a los ciudadanos a emprender. As¨ª, con todos los programas especiales, incentivos y el esfuerzo de comunicaci¨®n de las autoridades p¨²blicas en su conjunto, todo hace pensar que el emprendedor podr¨¢ por lo menos contar con el apoyo moral, si no pr¨¢ctico y econ¨®mico, de las autoridades p¨²blicas. En mi caso, habiendo creado adem¨¢s una empresa enfocada hacia la reducci¨®n de las emisiones de CO2, el ahorro energ¨¦tico y econ¨®mico y la movilidad sostenible -unos conceptos a menudo promovidos y aparentemente incentivados por el Estado-, pensaba ingenuamente encontrar alg¨²n tipo de apoyo adicional por parte de la Administraci¨®n.
Mi modesta experiencia de dos a?os como emprendedor me permite ahora afirmar que no solo las autoridades p¨²blicas no facilitan la vida del emprendedor, sino que la frenan activamente sin ninguna coherencia, l¨®gica o piedad.
Por un lado, los programas de ayuda al emprendedor constituyen un humo sufrido por la mayor¨ªa de las personas que crean una empresa. Como bien resum¨ªa Jes¨²s Encinar, fundador de Idealista.com, en EL PA?S del 24 de julio de 2011, "los emprendedores no queremos que el Gobierno nos apoye con una mano mientras nos hunde con la otra. No queremos subvenciones ni incubadoras p¨²blicas ni centros de innovaci¨®n municipal. Lo que queremos es que sea f¨¢cil contratar y despedir personal, que el IVA se devuelva puntualmente y que el tratamiento fiscal de las inversiones sea favorable, para que existan peque?os inversores a los que les salga m¨¢s a cuenta invertir en start-ups que en pisos vac¨ªos".
Al emprendedor, para el que el tiempo es el recurso m¨¢s valioso, le cuesta enfrentarse con la cultura administrativa que supone, por ejemplo, la presentaci¨®n de una cantidad de documentos compulsados y notariados simplemente para participar en una jornada de conferencias organizada por un organismo p¨²blico. Tambi¨¦n le cuesta comprender el desfase entre los recursos invertidos en comunicaci¨®n en este ¨¢mbito y la escasez de apoyo con el que cuenta in fine. Y a los que est¨¢n intentando crear valor y empleo en campos innovadores les resulta a veces incomprensible ver hasta qu¨¦ punto las ayudas han privilegiado desde el principio de la crisis a sectores como el de la construcci¨®n -cuyo tama?o excesivo antes de que estallase la crisis constitu¨ªa precisamente uno de los principales problemas de la econom¨ªa espa?ola-. ?Cu¨¢ntos j¨®venes emprendedores han accedido a ayudas del Plan E o conseguido una l¨ªnea de cr¨¦dito ICO? La realidad de estos conceptos para la gran mayor¨ªa de las empresas de reciente creaci¨®n es inversamente proporcional al bombardeo medi¨¢tico del que son objeto.
Pero la actuaci¨®n negativa de la Administraci¨®n va mucho m¨¢s all¨¢ de no crear un entorno tan favorable como pretenden para la creaci¨®n de empresas: puede suceder que las autoridades p¨²blicas ataquen de forma descarada la propia actividad de las empresas, aplicando al mismo tiempo un doble est¨¢ndar en su comunicaci¨®n. Para ilustrarlo debo partir aqu¨ª de un ejemplo personal.
La empresa que he creado, Amovens, se dedica a la promoci¨®n del coche compartido, o carpooling, a trav¨¦s de una p¨¢gina web y de servicios ofrecidos a organizaciones: gran parte de nuestro negocio consiste en vender portales a empresas interesadas en fomentar esta pr¨¢ctica entre sus empleados. En Espa?a y el resto de Europa son varias las empresas que se dedican a este microsector, y su actividad ha sido generalmente recomendada por las autoridades p¨²blicas, al permitir una serie de beneficios para la sociedad. Sin embargo, en 2010, la Fundaci¨®n Movilidad del Ayuntamiento de Madrid decidi¨® lanzar una actividad similar y convertirse en un actor m¨¢s de este mercado, ofreciendo un servicio similar a empresas, pero de forma gratuita. Como emprendedor de este sector, me preocup¨¦ por lo que esto significaba para nosotros y para la empresa reci¨¦n creada en general: despu¨¦s de haber invertido a?os de trabajo y muchos recursos personales para desarrollar la actividad de mi empresa, ?pod¨ªa la Administraci¨®n llegar y ofrecer el mismo servicio que yo sin cobrar por ello? ?No introducir¨ªa esto un sesgo importante en el mercado? ?Era normal que el Ayuntamiento compitiera en este sector, ofreciendo un servicio financiado con subvenciones a empresas grandes que constitu¨ªan nuestros potenciales clientes? Adem¨¢s, ?por qu¨¦ nuestros impuestos deb¨ªan servir para financiar una actividad ya ofrecida por empresas privadas, en lugar de que paguen por el servicio las empresas que se beneficien de ¨¦l? ?No constituye ello un despilfarro de los recursos escas¨ªsimos del Ayuntamiento?
Las cartas que escrib¨ª tanto a la propia fundaci¨®n como al Ayuntamiento nunca recibieron respuesta. Posteriormente, la Fundaci¨®n Movilidad fue disuelta en diciembre de 2010, debido a recortes presupuestarios del Ayuntamiento, y nos olvidamos del tema. Sin embargo, unos meses m¨¢s tarde nos dimos cuenta de que el programa hab¨ªa sido recuperado directamente por el propio Ayuntamiento. Varias empresas con las que Amovens llevaba varios meses reuni¨¦ndose han decidido escoger el servicio del Ayuntamiento debido a que es gratuito, destruyendo el trabajo comercial de hormigas realizado por nuestra start-up y difundiendo adem¨¢s la idea seg¨²n la cual un servicio como este podr¨ªa ser gratuito para las grandes empresas a las que nos dirigimos. En la presentaci¨®n de este servicio, el pasado 19 de septiembre, la concejala de medio ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, declar¨®: "Hay que ser m¨¢s eficientes y competitivos que nunca" -una eficiencia dif¨ªcil de hacer cuadrar con el ejemplo que acabamos de comentar.
Si todo el mundo coincide en que el emprendimiento es un tema cr¨ªtico para el pa¨ªs, y si ocupa un puesto tan central en esta campa?a electoral, los ciudadanos -emprendedores o no- debemos ser mucho m¨¢s cr¨ªticos con el discurso de los pol¨ªticos sobre este asunto. Los ejemplos que menciono aqu¨ª no reflejan la simple frustraci¨®n de un emprendedor aislado: adem¨¢s de concernir a otros creadores de empresas, constituye un asunto de inter¨¦s general (entre otras razones, por la incidencia que puede tener sobre el empleo). Y si la Administraci¨®n quiere crear un entorno propicio a los emprendedores, debe ir m¨¢s all¨¢ de la cosm¨¦tica que suponen las campa?as de comunicaci¨®n al respecto. Debe intentar ponerse en su lugar, entender sus necesidades reales y no solo esperar a que los emprendedores se adapten a su cultura de tr¨¢mites. -
Diego Hidalgo Demeusois es consejero delegado de Amovens
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