?Normalizaci¨®n pol¨ªtica del PP?

Los buenos resultados, pero muy inferiores a lo esperado, del Partido Popular en Catalu?a coinciden con la mayor crisis econ¨®mica y pol¨ªtica desde que se recuper¨® la democracia en Espa?a. Las fuertes apuestas para consolidar sus posiciones en Catalu?a se forjaron, tras el gran retroceso de 2004, en las elecciones auton¨®micas y municipales. La combinaci¨®n de nuevas caras (S¨¢nchez-Camacho) y ¨¦nfasis en la seguridad y mano dura con la inmigraci¨®n (Garc¨ªa Albiol) se ha completado con un giro de mayor moderaci¨®n en los temas relacionados con el nacionalismo catal¨¢n y la defensa del biling¨¹ismo.

No es ajena a esa normalizaci¨®n del PP la posici¨®n de CiU, que ha pasado de negarle el pan y la sal al PP, con Mas yendo al notario para afirmar que nunca pactar¨ªan con ellos, a hacerlo en ayuntamientos significativos (Badalona, Castelldefels) y en la Diputaci¨®n de Barcelona, y contando con su constante colaboraci¨®n para salvar a los unio-convergentes en las votaciones en el Parlament o el Ayuntamiento de Barcelona. Todo ello no ha servido para arrebatarle votos a CiU. El electorado convergente parece haber combinado su coraz¨®n con un bolsillo que comparte con el PP en lo relacionado con la seguridad y los intereses. La err¨¢tica y ultraconservadora campa?a de Duran Lleida no ha dejado muchos espacios propios a un gris pero seguro Fern¨¢ndez D¨ªaz.

El Partido Popular va dejando de ser un partido fuera de la normalidad catalana y va present¨¢ndose como el aliado natural del nacionalismo liberal-conservador de CiU. Ahora veremos c¨®mo logran gestionar los equilibrios de un panorama auton¨®mico que, desde sus perspectivas, exige centralizaci¨®n y al mismo tiempo reconocimiento de la diversidad de apoyos en las periferias (CiU, PNV, Coalici¨®n Canaria...) y de sus propios barones.