La glotoner¨ªa pol¨ªtica devora las instituciones culturales catalanas
El 'caso CCCB' abre dudas sobre la independencia de los pr¨®ximos gestores
Cuando a finales de 1989 se cre¨® el embri¨®n del Centro de Cultura Contempor¨¢neo de Barcelona (CCCB), no exist¨ªa un modelo de referencia, m¨¢s all¨¢ de lo que originalmente pretend¨ªa ser el Centro Pompidou de Par¨ªs. "El concepto que define nuestro perfil es la ciudad como el lugar en que se desarrolla la modernidad", explicaba el fil¨®sofo Josep Ramoneda, el hombre al que la Diputaci¨®n de Barcelona encarg¨® el proyecto.
Se inaugur¨® en febrero de 1994 y, desde entonces, siempre bajo la direcci¨®n de Ramoneda, el CCCB se ha convertido en una referencia internacional, un modelo a copiar. Ha crecido en espacio f¨ªsico, pero esencialmente en presencia ciudadana y ambici¨®n social y cultural; entrelaz¨¢ndose con el pulso de la ciudad, atrayendo a creadores y pensadores de los ¨¢mbitos y lugares m¨¢s diversos para provocar el debate y funcionando como centro de documentaci¨®n y biblioteca. Tambi¨¦n ha producido exposiciones de gran ¨¦xito, situadas m¨¢s all¨¢ del territorio muse¨ªstico tradicional, como por ejemplo la reciente La Trieste de Magris.
Desde el nacionalismo, se ha criticado al centro su cosmopolitismo
El exconsejero Treserras plante¨® que se ligara la sardana al S¨®nar
Los partidos pol¨ªticos tienen la tendencia a considerar que cuando llegan al poder las instituciones pasan a ser de su propiedad. Todas. No solo las Administraciones p¨²blicas, sino tambi¨¦n los consejos de las entidades financieras y los patronatos de todo tipo de equipamientos culturales y sociales. Y, naturalmente, los museos e instituciones culturales. "Ahora es nuestro", se oy¨® decir cuando CiU se hizo con el Ayuntamiento de Barcelona y la Diputaci¨®n, para a?adirlas a la Generalitat. La semana pasada, el presidente de la Diputaci¨®n de Barcelona, Salvador Esteve (CiU), comunicaba oficialmente a Ramoneda que no se le renovar¨¢ en su cargo cuando su contrato expire el 31 de diciembre pr¨®ximo. Esteve, alcalde de Martorell y primer no socialista que en 32 a?os preside esta poderosa instituci¨®n, que entre otros privilegios tiene el de nombrar a dedo al director del CCCB, no dio ni una pista sobre su sucesor. Porque, de momento, no lo hay.
La salida de Ramoneda tiene, obviamente, razones pol¨ªticas y tambi¨¦n ideol¨®gicas. Desde el nacionalismo catal¨¢n -de derechas y de izquierdas- su figura es vista mayoritariamente con recelo. Se ha criticado insistentemente el "cosmopolitismo" del CCCB y su falta de referentes al ideario nacionalista. "Siempre tuvimos que soportar cr¨ªticas sobre nuestra falta de celo nacionalista y nuestro excesivo cosmopolitismo", explica Rafael Vilasanjuan, que fue subdirector del CCCB hasta el pasado mes de enero. "Se nos intentaba presionar para cambiar el modelo y enfocarlo hacia las tradiciones", a?ade, "sin ir m¨¢s lejos en la ¨¦poca del tripartito, el consejero Joan Manuel Treserras [ERC] nos pidi¨® que lig¨¢ramos la sardana con el festival de m¨²sica electr¨®nica Sonar. Tambi¨¦n se nos dijo que Kosm¨®polis estaba demasiado influenciada por la cultura no catalana". La salida de Ramoneda, piensa Vilasanjuan, "no se ha hecho nada bien, y corremos el peligro de perder todo el patrimonio acumulado durante d¨¦cadas si no hay un proyecto que engarce. Hab¨ªa que haber prorrogado su mandato hasta que se hubiera estabilizado el nuevo equipo. El CCCB pertenece a la ciudadan¨ªa y hay que explicar por qu¨¦ queremos cambiar y cu¨¢l es el proyecto que vamos a proponer".
No parece ser este el objetivo de los nuevos due?os que quieren reoganizar el mapa cultural de Barcelona. Al margen de quienes simplemente quisieran ocupar el despacho y cobrar el sueldo -"porque ya nos toca"-, hay, b¨¢sicamente, dos proyectos en danza: el del Ayuntamiento de Barcelona, personificado por el teniente de alcalde de Cultura, Jaume Ciurana, y el del consejero de Cultura de la Generalitat, el exsocialista Ferran Mascarell. Ciurana pretende articular los equipamientos que acogen el arte contempor¨¢neo en torno al Museo de Arte Contempor¨¢neo (Macba), y encarg¨® a su director, Bartomeu Mar¨ª, una propuesta que, por lo que se sabe, permitir¨¢ al Macba ocupar las salas de exposici¨®n del contiguo CCCB para que alberguen la importante colecci¨®n permanente surgida de la uni¨®n con la Fundaci¨®n La Caixa. Otros espacios ya rehabilitados de Barcelona, como El Can¨®dromo o Fabra y Coats, acoger¨ªan las f¨¢bricas de creaci¨®n o el arte m¨¢s experimental. Mascarell, por su parte, propon¨ªa la creaci¨®n de un holding, en el modelo del Centro Pompidou, que integrar¨ªa el Macba, el CCCB y la nueva Filmoteca de Catalu?a, junto a otras instituciones de menor calado. E inclu¨ªa mantener a Ramoneda supervisando.
Buena parte del mundo art¨ªstico e intelectual de Catalu?a ve con ansiedad el descaro con el que el poder pol¨ªtico maneja las instituciones culturales. La reciente dimisi¨®n en bloque de los miembros del Conca, el organismo independiente que deb¨ªa gestionar la cultura, a?ade sal a la herida.
Hay un movimiento que recoge firmas para exigir que se abra un concurso internacional para el CCCB y, desde la oposici¨®n socialista, el predecesor de Ciurana en el Ayuntamiento, Jordi Mart¨ª, denunciaba el anacronismo del sistema autocr¨¢tico. Lo cierto, sin embargo, es que al PSC tampoco le import¨® lo m¨¢s m¨ªnimo mantener esta prebenda durante los largos a?os que estuvo en el poder. Por lo dem¨¢s, parece que pocos se f¨ªan de estos concursos. Pronto se conocer¨¢ el nombre del director del Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC), sobre el papel, la joya de la corona de los museos catalanes. Ning¨²n nombre importante de la escena internacional se ha presentado al concurso.
"El futuro es el pasado"
"Es mortal", exclama Bernard Stiegler sobre la brusca salida de Ramoneda. El fundador del grupo cultural y pol¨ªtico Ars Industrialis, que ha trabajado mano a mano con el todav¨ªa director del CCCB durante muchos a?os, considera que "es una instituci¨®n muy importante que est¨¢ en el coraz¨®n de la modernidad; ahora mismo el fleuron cultural de Europa. En el contexto de la crisis, estos centros se hacen a¨²n m¨¢s necesarios porque la cultura jugar¨¢ un papel fundamental, y la p¨¦rdida de una instituci¨®n como esta es un h¨¢ndicap tambi¨¦n para la econom¨ªa".
"El futuro es el pasado", lamenta el te¨®rico de la imagen Rom¨¢n Gubern. En su opini¨®n no hay que extra?arse porque "CiU es neotradicionalista y tiene un concepto parroquial de la cultura. El CCCB era el buque insignia de un experimento vanguardista y arriesgado, ha sido y es un referente intelectual y de creaci¨®n en toda Espa?a y probablemente lo que quieran es desmantelarlo". CiU no entiende la modernidad, a?ade, "el mundo que encarna Jordi Pujol, esa tradici¨®n rancia, solo est¨¢ interesado en las sardanas, los castells, Torras i Bages y poco m¨¢s".
El director del Centro de Cultura Dos de Mayo de Madrid, Ferran Barenblit, considera que el CCCB "es un centro ¨²nico, dif¨ªcil de trasladar a otro contexto, que ha cumplido un papel fundamental en la forma de construir la cultura en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas en Barcelona". En su opini¨®n, es "absolutamente imprescindible" establecer un concurso internacional cuando se plantea un cambio en la direcci¨®n. "En Espa?a ya no puede haber marcha atr¨¢s", a?ade, "existe un consenso un¨¢nime entre el sector profesional, casi todas las instituciones ya nombran a sus directores por concurso; porque es garant¨ªa de la excelencia y tambi¨¦n por legitimidad y credibilidad internacional".
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