El autob¨²s del obrero pasa de largo
En Fuentidue?a, uno de los dos ¨²nicos municipios de Madrid donde logra Rubalcaba m¨¢s votos que Rajoy, no cala el mensaje del PP pese a las altas cifras de paro
El autob¨²s enfilaba la avenida principal del pueblo cuando a¨²n era de noche. Una cuadrilla de trabajadores esperaba la llegada del autob¨²s del obrero, el que les llevaba a primera hora de la ma?ana a la riada de zanjas abiertas en Madrid capital. Cada uno ten¨ªa un asiento fijo. En la bodega guardaban las herramientas. Tres a?os despu¨¦s, los mismos que emprend¨ªan a diario ese viaje apuran este mediod¨ªa un cigarrillo en la puerta de un mes¨®n, con un botell¨ªn de cerveza en la mano. Sin nada que hacer.
El panorama en Fuentidue?a del Tajo, un pueblo de 2.095 habitantes situado a un lado de la carretera de Valencia, es desolador. La localidad tiene 259 parados (17%). Los trabajadores del campo, a finales de los noventa, dejaron los aperos de labranza para emplearse en la construcci¨®n, pero una vez que las obras se estancaron y las gr¨²as se quedaron abandonadas fueron directos a la cola del paro. La destrucci¨®n de empleo en los ¨²ltimos tres a?os ha sido una de las losas que ha cargado el candidato socialista, el exministro Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, en las elecciones que se celebraron el domingo. Rajoy, su contrincante, bas¨® parte de su campa?a en prometer reactivar la econom¨ªa para acelerar la creaci¨®n de empleo. Ese mensaje lleg¨® a la mayor¨ªa de sitios del pa¨ªs pero no cal¨®, en cambio, en Fuentidue-?a, pese a que los hombres y mujeres en edad de trabajar pasan el lunes al sol en la avenida principal.
Este ha sido uno de los dos ¨²nicos municipios madrile?os (de 179) en los que los socialistas han conseguido m¨¢s apoyos que el partido de la calle de G¨¦nova: 499 votos frente a 450. La realidad es que el municipio, hist¨®ricamente, ha sido un basti¨®n socialista. De hecho, ha tenido un alcalde de este color pol¨ªtico durante 24 a?os. "?Se creen que somos tontos?", se pregunta Alberto Mart¨ªnez, de 36 a?os, sin empleo despu¨¦s de cerrar un bar donde despachaba 150 comidas diarias. Se ahog¨®, dice, pagando a ocho camareros, Seguridad Social, proveedores. Tuvo que echar el cierre. A?ade: "Este es un pueblo de currantes, de gente humilde. ?La derecha nos va a rescatar a nosotros, a los trabajadores? El problema es que muchos nuevos ricos de los noventa se pensaban que ya pertenec¨ªan a una clase diferente, olvidando que son proletarios".
El corrillo formado por los desempleados va creciendo. Se unen los jubilados. La calle est¨¢ adornada con propaganda electoral de Cayo Lara (IU) y Rubalcaba. Banderitas y pancartas que cruzan de lado a lado las calles. Ni rastro del semblante de Rajoy. "Es que este pueblo es de izquierdas, co?o", interviene un se?or. "S¨ª, pero no tiene industria, no tiene pol¨ªgonos, no hay nada en lo que trabajar", apunta Ram¨®n Silvestre, de 45. Hace un par de meses cundi¨® la ilusi¨®n ante la perspectiva de que iba a abrir en el pueblo un secadero de jamones, pero el proyecto no fragu¨®. Muchos tienen cara de resignaci¨®n. "No veo salida, salvo milagro", a?ade otro.
El terreno del municipio no se cultiva porque desde hace tres a?os se est¨¢ implantando un nuevo sistema de riego. El trabajo que podr¨ªa dar el campo est¨¢ en cuarentena. La vida se hace llevadera gracias al apoyo familiar. Hombres casados y con hijos viviendo con sus padres. Hermanos con hermanos. Todos bajo el mismo techo.
Pese a que los socialistas han ganado, el PP ha recuperado terreno. Suma ahora 190 votos m¨¢s, es decir, m¨¢s del doble respecto a lo que cosech¨® en las municipales, donde solo obtuvo un concejal. El apoyo de este edil a IU le quit¨® la alcald¨ªa por primera vez en democracia a los socialistas.
Ese concejal clave se llama Antonio Guijarro: "Fuentidue?a es un basti¨®n del socialismo, pero hemos ara?ado bastantes votos. Hay mucha gente descontenta". ?Sufre por ser de los ¨²nicos municipios donde no ha ganado su partido? "No sufro. En un lugar muy de izquierdas he conseguido un gran avance. A lo mejor dentro de cuatro a?os se puede mejorar el resultado. Es posible que el pueblo pueda cambiar de ideolog¨ªa".
La alcaldesa, de IU, Aurora Rodr¨ªguez, asoma la cabeza tras una pila de papeles que se amontonan en la mesa de su despacho. Se le ve orgullosa por los resultados de su partido a escala nacional (11 esca?os en el Congreso), pero atormentada por la tasa de empleo en el municipio, similar sin embargo a la de restos de pueblos de la comarca. Rodr¨ªguez trabaja para que se instale una plataforma log¨ªstica en las afueras del pueblo con capital privado. Es un proyecto complejo, que implica a varias Administraciones, y se trata de que no descarr¨ªe, como ocurri¨® con el secadero de jamones.
Sin embargo, la alcaldesa considera que el pueblo, para volver a retomar el camino, ha de volver a sus ra¨ªces: el campo. Y fomentar el cooperativismo entre los vecinos. Algo parecido a lo que se hac¨ªa hace 50 a?os con el vino que se produc¨ªa en bodegas instaladas en los s¨®tanos de las casas. "Cuando se acabe de implantar el sistema de riego deber¨ªamos crear una comunidad de peque?os agricultores que unidos puedan competir en el mercado. Estamos tan solo a 35 minutos de Mercamadrid. En la regi¨®n le hemos dado la espalda al campo y nos hemos echado en brazos del ladrillo", sostiene. La alcaldesa, visto lo visto, quiere volver a la ¨¦poca anterior a la del autocar de los obreros. Significa regresar a las ra¨ªces, empezar de nuevo, para dar un paso hacia adelante.
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