Escenas de la lucha de clases en la UE
Una de mis pel¨ªculas favoritas es Escenas de la lucha de sexos en Beverly Hills, dirigida en 1990 por Paul Bartel: inteligente, elegante, divertida. El t¨ªtulo con el que fue estrenada en Espa?a tiene su gracia: somos tan mojigatos que, dicen, cambiaron el original en ingl¨¦s porque resultaba muy fuerte que se llamase aqu¨ª Escenas de la lucha de clases en Beverly Hills.
Nos pasa un poco lo mismo con la crisis o con la Uni¨®n Europea: parecemos incapaces de llamar a las cosas por su nombre y de analizar lo que ocurre desde un punto de vista socioecon¨®mico, teniendo en cuenta, como ha recordado el multimillonario Warren Buffett, que sigue habiendo lucha de clases, y la est¨¢n ganando los ricos.
Ya es hora de plantear que la soluci¨®n europea a la crisis no pasa por el paradigma neoliberal
Ni la UE ni el euro van a desaparecer. Afirmarlo solo forma parte del tremendismo que se ha apoderado de buena parte de la opini¨®n p¨²blica. Pero es verdad que la UE ha conseguido enredarse en su propio rompecabezas de acuerdos y desacuerdos, con el consiguiente despiste de la ciudadan¨ªa y de los propios responsables pol¨ªticos. Desde que empez¨® la crisis, la UE ha tomado muchas y buenas decisiones. Las ¨²ltimas, en la Cumbre de la Eurozona sobre la recapitalizaci¨®n bancaria, la quita privada de la deuda griega y la ampliaci¨®n del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera a un bill¨®n de euros.
Entonces, si la UE ha avanzado mucho en instrumentos y procedimientos de toma de decisiones econ¨®micas y financieras desde el comienzo de la crisis, ?por qu¨¦ seguimos temiendo que cada momento (el ¨²ltimo: m¨¢xima agudizaci¨®n de las crisis pol¨ªticas y de la deuda en Grecia e Italia) sea el final, en el peor sentido de la palabra? La explicaci¨®n no hay que buscarla ni en un an¨¢lisis est¨¢tico de la Europa de los Estados ni en el perfil psicol¨®gico de los gobernantes: ese simplismo ya aburre.
Pero un an¨¢lisis social y dial¨¦ctico de lo que est¨¢ pasando s¨ª nos puede llevar a conclusiones v¨¢lidas, empezando por la fundamental: el laberinto europeo est¨¢ provocado, por un lado, por la incapacidad de la mayor¨ªa conservadora del Consejo y la Comisi¨®n para fijar un objetivo global que d¨¦ coherencia a las m¨²ltiples decisiones adoptadas -m¨¢s all¨¢ de sus intereses a corto plazo en el marco de cada frontera nacional y de su empe?o ideol¨®gico en el ajuste por el ajuste, haciendo pagar a los trabajadores el coste del mismo- y, por otro, por los denodados esfuerzos del capital financiero radicado en Wall Street y la City por trasladar el foco de la crisis a la zona euro.
Ya es hora de plantear, por tanto, que la soluci¨®n europea a la crisis no pasa por el paradigma neoliberal (constatado su evidente fracaso) defendido a capa y espada por la derecha europea hoy hegem¨®nica, sino por poner en marcha pol¨ªticas keynesianas de crecimiento y empleo financiadas no por mayor gasto p¨²blico basado en la deuda (que se ha demostrado una trampa mortal), sino en mayores ingresos provenientes de la mejora de la imposici¨®n progresiva, en el nivel nacional y en el europeo, creando nuevos impuestos (como la tasa Tobin), haciendo que paguen m¨¢s quienes m¨¢s tienen, acabando con las deducciones y exenciones que privilegian las rentas del capital frente a las del trabajo y poniendo coto al fraude y los para¨ªsos fiscales. Y ello requiere necesariamente un cambio de orientaci¨®n en la mayor¨ªa pol¨ªtica de la UE.
Hace falta una nueva mayor¨ªa pol¨ªtica progresista, capaz de plantear el predominio de la inversi¨®n p¨²blica frente a la desregulaci¨®n neoliberal -a la vista de que esta solo ahonda la crisis y el desempleo- y de culminar la uni¨®n pol¨ªtica federal europea con un gobierno econ¨®mico y social comunitario que responda a lo que somos: una econom¨ªa social de mercado con un Estado de bienestar indiscutible, tanto por justo como por eficiente.
Una mayor¨ªa pol¨ªtica de la izquierda europe¨ªsta que sustituya la carencia conservadora de horizonte para establecer uno viable y compartido por la ciudadan¨ªa: una uni¨®n econ¨®mica que incluya un Tesoro comunitario, un Banco Central que mantenga la estabilidad de precios pero colabore al tiempo con la pol¨ªtica econ¨®mica de la Uni¨®n -como hace la Reserva Federal norteamericana-, eurobonos, mayor presupuesto (el 1 % de la Renta Bruta de la UE como tope m¨¢ximo del mismo es una broma pesada), armonizaci¨®n fiscal, agencia independiente de calificaci¨®n de deuda y una Europa social tan importante como el mercado ¨²nico.
Alguien podr¨ªa pensar que tambi¨¦n en la izquierda hay contradicciones y que conformar la mayor¨ªa citada ser¨¢ complicado. ?Desde luego! Pero mucho menos que antes de la crisis a la vista de la creciente coincidencia de propuestas entre partidos con cultura de gobierno como los socialdem¨®cratas alemanes, los socialistas franceses y espa?oles o los laboristas ingleses. De hecho, si hay un partido europeo que desde 2008 est¨¢ avanzando propuestas ¨²tiles y con horizonte que luego se han convertido en realidad o tienen visos de hacerlo a corto plazo, ese es el Partido Socialista Europeo: as¨ª ha sido en el caso de los mecanismos de estabilidad financiera, de la tasa Tobin o de los eurobonos, entre otros ejemplos.
El coste en tiempo, dinero y credibilidad es demasiado elevado como para seguir manteniendo un t¨ªtulo ficticio en esta pel¨ªcula y no modificar la mayor¨ªa que la interpreta en las instituciones europeas. Ya es hora.
Carlos Carnero es embajador en Misi¨®n Especial para Proyectos en el Marco de la Integraci¨®n Europea.
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