Contador y la m¨¢quina de la verdad
El corredor se apoya en la prueba del pol¨ªgrafo, que pas¨® en mayo antes de conseguir su segunda victoria en el Giro, para declararse inocente
La liturgia de la sangre y la carne de Alberto Contador cambi¨® ayer de escenario, siempre dentro del complejo de acero y cristal con vistas al lago Leman en el que tiene su sede el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) en Lausana, y tambi¨¦n cambi¨® de ritmo y tono. De la sala con gran ventanal en la que se inici¨® el lunes la vista ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) del recurso de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI) contra la exoneraci¨®n por parte de la federaci¨®n espa?ola de Contador, positivo por clembuterol en un control del Tour de 2010, las decenas de personas, en su mayor¨ªa abogados, que la forman se desplazaron al b¨²nker de la azotea en el que se re¨²ne habitualmente el Ejecutivo del COI y en el que tambi¨¦n juzgaron a Alejandro Valverde.
La atleta Marion Jones tambi¨¦n recurri¨®, en su caso en vano, al detector de mentiras
La verdadera pelea se centra en la sangre, en una posible autotransfusi¨®n
Con Contador siempre presente, su mirada registrando todos los movimientos y las palabras de quienes le acusan y quienes deben hacer justa la justicia, ante los tres ¨¢rbitros oficiantes, se desarroll¨® una representaci¨®n tediosa y pr¨¢cticamente ininteligible en forma de debate cient¨ªfico en la que se neutralizaron mutuamente reputados especialistas en la materia de ambos bandos hasta que, precedidos de una excitaci¨®n infantil, de ni?os casi en la puerta del circo, entraron en la acci¨®n los pol¨ªgrafos, expertos en el detector de mentiras.
Llegado de Utah, en persona, actu¨® Louis Rovner, acompa?ado, v¨ªa videoconferencia, desde Florida por su colega John Palmatier, un expolic¨ªa de Michigan que se hizo psic¨®logo criminal. Rovner llevaba bajo el brazo una pel¨ªcula que, al final, no se proyect¨® y que recog¨ªa la declaraci¨®n ante el detector de mentiras (un aparato que recoge los cambios fisiol¨®gicos que registra una persona sometida a interrogatorio, elementos cuya variaci¨®n brusca denuncian que alguien miente: frecuencia cardiaca, actividad de la gl¨¢ndula sudor¨ªpara y presi¨®n arterial) de Contador el pasado 3 de mayo, cuatro d¨ªas antes del segundo Giro que gan¨®.
En el informe de su defensa, Rovner afirma y Palmatier, que revis¨® posteriormente la declaraci¨®n, ratifica lo siguiente: "Es mi opini¨®n profesional que Alberto Contador dijo la verdad cuando respondi¨® a las preguntas planteadas y, por tanto, que no practic¨® una transfusi¨®n de sangre, de plasma ni de ninguna otra sustancia ni el 20 ni el 21 de julio de 2010". La atleta estadounidense Marion Jones tambi¨¦n present¨® en su proceso, en vano, una declaraci¨®n ante el detector de mentiras de que nunca se dop¨®.
Fue el pol¨ªgrafo el verso asonante, la excepci¨®n, la prueba absoluta, Contador puro, de una jornada sim¨¦trica y rimada en el aburrimiento que comenz¨® a las ocho y media de la fr¨ªa ma?ana suiza. En el principio, fue la carne: Sheila Bird contra Javier Mart¨ªn Pliego pelearon por que primara su interpretaci¨®n de las estad¨ªsticas de los an¨¢lisis del ganado en busca de betabloqueantes y convirtieron con su ciencia en cuesti¨®n de fe creer a uno u otro.
Pero la pelea verdadera de la vista es la de la sangre, la que decidir¨¢ el resultado. Por la sangre de Contador, por la posibilidad de que una autotransfusi¨®n y una bolsa de plasma desencadenaran la tormenta, discutieron Michael Ashenden, sabio australiano del pasaporte biol¨®gico, y Paul Scott, el especialista de Contador venido de California, por un lado; Hans Geyer, el autor del informe del laboratorio de Colonia sobre los plastificantes y la teor¨ªa de que pueden indicar una transfusi¨®n, y Holger Koch, otro alem¨¢n que defendi¨® que no solo los gl¨®bulos rojos alteran al pl¨¢stico, por otro, y Oliver Rabin, el jefe cient¨ªfico de la AMA y su experto farmacocin¨¦tico, y Tom¨¢s Mart¨ªn, el farmac¨®logo de Contador, sobre la metabolizaci¨®n del clembuterol en el cuerpo, por otro.
Mientras para el equipo de Contador y sus expertos el nivel de plastificantes (de una media de 45 nanogramos en los tres controles previos del Tour, el d¨ªa 20, la v¨ªspera del clembuterol, lleg¨® a 478, pero descendi¨® a 52 al d¨ªa siguiente) es una prueba de que por la transfusi¨®n no lleg¨® el clembuterol, pues tambi¨¦n deber¨ªa haber subido el nivel de ftalatos al d¨ªa siguiente, para los de la AMA la coincidencia esos dos d¨ªas del clembuterol, de los plastificantes y de ciertos detalles extra?os en su pasaporte biol¨®gico (menos reticulocitos y hemoglobina de lo habitual en el ciclista, ¨ªndice, seg¨²n Ashenden, de diluci¨®n y manipulaci¨®n) no pudo ser casual.
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