Vender humo durante la campa?a
Las palabras de Rajoy sobre un posible cambio para suavizar la ley antitabaco provocan un desconcierto generalizado - Nadie cree, sin embargo, que los cigarrillos reconquisten los espacios vetados
Fue una de las pocas sorpresas de la reciente campa?a electoral. El candidato del PP, Mariano Rajoy, fumador confeso, manifest¨® que a ¨¦l le gustaba m¨¢s "la primera ley" antitabaco [la de 2005, que permit¨ªa dejar espacios con humo en la hosteler¨ªa]. "S¨¦ que la mayor¨ªa de la gente est¨¢ en contra de esta ley que proh¨ªbe fumar en cualquier sitio", y que incluso prev¨¦ que "no haya [sitio] para fumadores", dijo quien ser¨¢ el pr¨®ximo presidente de Gobierno. "Pero yo creo que podemos arbitrar una f¨®rmula sobre una base: al no fumador no se le puede perjudicar, yo en eso estoy total y absolutamente de acuerdo". Esta idea de "arbitrar una f¨®rmula" fue interpretada -dentro de lo dif¨ªcil que ha sido hasta ahora aventurar las verdaderas intenciones de Rajoy- como una idea de revisar la ley.
Rodr¨ªguez Send¨ªn: "Hay que librar a los ni?os del humo en los viajes en coche"
El presidente de los m¨¦dicos cree que hay v¨ªas para endurecer la norma
El programa electoral del PP no inclu¨ªa suavizar la regulaci¨®n
Los sanitarios afirman que el cambio costar¨ªa vidas y dinero
Aquellas declaraciones fuera de programa despertaron la inquietud entre quienes m¨¢s hab¨ªan luchado porque saliera adelante la norma, e incluso el escepticismo de los que m¨¢s se opusieron a ella. La sugerencia -que no promesa- fue considerada m¨¢s una salida improvisada o, como mucho, una declaraci¨®n de principios que una propuesta clara de reforma.
Es dif¨ªcil aclarar qu¨¦ hab¨ªa detr¨¢s de aquellas palabras de Rajoy, aparte de un intento para congraciarse con los sectores que protestaron cuando se aprob¨® la ley. O un desahogo de una persona que se admite fumadora y a quien puede molestarle que haya cortapisas para darle caladas a los puros que tanto le gustan. En el programa electoral del PP no hay ninguna menci¨®n a cambiar la ley. Y las declaraciones pillaron con el paso cambiado incluso a la secretaria de Pol¨ªticas Sociales y exministra de Sanidad del PP, Ana Pastor, quien se vio obligada a defender a su jefe sin comprometerse en nada. "Estoy totalmente de acuerdo con Mariano Rajoy: preservar la salud para nosotros es fundamental y no jorobar la vida a la gente", fue lo m¨¢s lejos que se atrevi¨® a llegar.
Que Pastor no desmintiera a Rajoy era esperado, pero la coletilla de que se trataba de "no jorobar" a la gente dej¨® abiertas todas las puertas.
La propuesta pill¨® por sorpresa a todos, incluso a los miembros de su propio partido, que en el Congreso hab¨ªan votado -Rajoy incluido- la norma que entr¨® en vigor el 2 de enero de este a?o. Durante el debate el PP mantuvo que se indemnizara a los locales que hab¨ªan hecho obra con la anterior ley, y defendieron que hubiera cub¨ªculos para fumadores en cualquier local que quisiera. El martes pasado, ya despu¨¦s de las elecciones, la postura oficial en G¨¦nova, sede del PP, segu¨ªa siendo remitir a aquellas declaraciones de Rajoy.
Las reacciones a las palabras de Rajoy han sido inmediatas. Y, en su mayor¨ªa, contrarias. Los m¨¢s claros han sido los m¨¦dicos, para quienes la ley actual, con su salvaguarda casi absoluta de la salud de los no fumadores, es una decisi¨®n sobre la que no cabe marcha atr¨¢s.
"Los ingresos de ni?os asm¨¢ticos han bajado un 15% en el hospital La Paz de Madrid y, en el mismo centro, se espera una reducci¨®n de los ingresos por infarto de miocardio (entre 1.400 y 3.000), ya que el coraz¨®n se recupera antes que los pulmones del impacto del tabaco", explica Rodrigo C¨®rdoba, vicepresidente del Comit¨¦ Nacional de Prevenci¨®n del Tabaquismo, una organizaci¨®n de asociaciones m¨¦dicas que ha sido la principal defensora de la ley. "La norma ha dado resultados y la poblaci¨®n la ha acogido de buen grado. A excepci¨®n de alguna an¨¦cdota curiosa, no se ha producido ninguno de los cataclismos que propugnaba el sector de la hosteler¨ªa", apunta Francisco Rodr¨ªguez, presidente del mismo organismo.
El presidente de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (OMC), Juan Jos¨¦ Rodr¨ªguez Send¨ªn, ha ido m¨¢s lejos. "No creo que el futuro presidente vaya a hacer nada. Valoro sus declaraciones en el sentido de que dice que le gustaba m¨¢s la ley anterior porque esta proh¨ªbe m¨¢s, pero es que no es cuesti¨®n de gustos. De lo que se trata es de ahorrar vidas y problemas de salud y gasto sanitario", afirma en referencia a las m¨¢s de 50.000 muertes anuales que se producen en Espa?a asociadas al tabaquismo, de las que unas 3.000 se dan en fumadores pasivos, 1.000 de ellas entre trabajadores de la hosteler¨ªa.
"A Rajoy le sali¨® as¨ª porque no pertenece al sector sanitario. Lo que est¨¢ claro es que nadie se identifica con el problema [del c¨¢ncer producido por el tabaquismo pasivo] hasta que no lo tiene en la familia", a?ade Rodr¨ªguez Send¨ªn, quien insiste en que "la gente todav¨ªa cree que esto son cuestiones de cient¨ªficos, y no lo ven como algo que les afecta". Pero "los objetivos en salud no pueden cambiarse ni por dinero ni por nada", recalca. "La libertad plena responsable es aquella en la que, con tus decisiones, no atentas contra la libertad y la salud de otros", insiste el m¨¦dico.
De hecho, el presidente de la OMC cree que la actual norma es insuficiente, y apunta a un aspecto que ya se debati¨® en el Pa¨ªs Vasco en febrero y que ha sido puesto sobre la mesa recientemente por la Asociaci¨®n de M¨¦dicos brit¨¢nicos. "Nadie se atrevi¨® a regularlo, pero hay que hacer algo con la protecci¨®n de los ni?os en los coches. Igual que no est¨¢ permitido pegar a un ni?o, el menor que se ve expuesto en un viaje de cuatro horas al humo de los pitillos de sus padres est¨¢ siendo maltratado", afirma tajante. "Est¨¢ claro que no es un da?o intencionado, pero de la misma manera que el c¨®digo de tr¨¢fico castiga a quien tira una colilla del coche porque hay que cuidar el medio ambiente, ah¨ª se est¨¢ produciendo un da?o".
Pero m¨¢s all¨¢ de posibles avances, las declaraciones de Rajoy ni siquiera son tenidas muy en cuenta por Fumadores por la Tolerancia, la organizaci¨®n que m¨¢s activamente se ha manifestado contra las leyes antitabaco, tanto la actual como la anterior. "Un pol¨ªtico en campa?a electoral no deja de ser un pol¨ªtico en campa?a", dice su portavoz, Javier Blanco, quien admite que este ir y venir de intenciones y declaraciones es "un mareo". "De todas formas, si de verdad lo piensa, ahora lo va a tener f¨¢cil, pero hasta ahora solo Gorka Maneiro, de UPyD, ha sido claro".
Maneiro, en una intervenci¨®n en febrero en el parlamento vasco, cuando se debat¨ªa la ley antitabaco auton¨®mica, calific¨® las leyes nacionales y la del Gobierno vasco de "excesivamente restrictivas". "No respetan la libertad individual de quienes pretenden tener un lugar para fumar".
Aquellos cinco minutos de discurso pueden ser el resumen de los argumentos de quienes creen que la ley que entr¨® en vigor en enero fue demasiado lejos. Maneiro calific¨® a los Gobiernos nacional y vasco de hip¨®critas por permitir la venta de un producto que es perjudicial, y afirm¨® que para eso lo mejor era que se prohibiera la venta. Calific¨® al Estado de "autoritario, paternalista e intervencionista", y destac¨® algo que hasta las asociaciones m¨¦dicas que m¨¢s ferozmente lucharon por endurecer la legislaci¨®n antitabaco admiten: la ley anterior, menos estricta porque inclu¨ªa que pudiera haber espacios para fumadores en los locales de hosteler¨ªa, pod¨ªa haber servido. "?nicamente faltaba que se cumpliera y se hiciera cumplir, cosa que no se hizo".
Blanco, que agradece estas manifestaciones, cree que es posible dar marcha atr¨¢s en algunos aspectos de la nueva ley. "Por ejemplo, ahora que estoy en un aeropuerto" -dice por tel¨¦fono- "agradecer¨ªa que hubiera un sitio para fumadores digno, con una mesa y sillas donde sentarse a leer el peri¨®dico sin molestar a nadie". Otros temas que ¨¦l ve dudosos en la actual ley son las limitaciones a fumar al aire libre, "donde no hay riesgo para la salud". "Es verdad que en los parques infantiles los ni?os ver¨¢n fumar a sus padres, y quiz¨¢ no ser¨¢ el mejor ejemplo, pero deben ser estos quienes los eduquen", afirma. En la misma l¨ªnea cree que deber¨ªa permitirse que hubiera espacios para fumadores en los locales de ocio.
El portavoz de Fumadores por la Tolerancia admite un aspecto que ha sido decisivo para que los consumidores de tabaco hayan perdido el apoyo p¨²blico sobre el alcance de los l¨ªmites al tabaco. "Otra cosa es que haya guarros que tiran las colillas al suelo, en la arena de los parques o las dejan en las playas, o quienes fuman sin preguntar si a los dem¨¢s les molesta, pero eso se soluciona con campa?as, no con prohibiciones", insiste.
Fumadores por la Tolerancia, que ha eliminado de su nombre la palabra club para desligarse de los posibles clubes de fumadores, cree que este tipo de establecimientos no han prosperado como se esperaba. "No tengo datos, pero es verdad que al principio hubo un boom, y que luego se ha apagado mucho. Claro que es que la ley no lo pone nada f¨¢cil", afirma Blanco.
Lo que s¨ª que puede deducirse de las palabras de Rajoy -y de la postura que mantuvo su grupo durante el debate de la ley- es que no parece que vaya a haber una nueva vuelta de tuerca en la ley. Todav¨ªa no hay datos concluyentes del impacto de la norma (ha pasado menos de un a?o desde que entr¨® en vigor), pero a medio plazo se puede suponer por d¨®nde va a ir la evoluci¨®n. En California, el Estado de EE UU que lidera la lucha contra el tabaquismo, la tasa de fumadores est¨¢ en el 13%. En Espa?a ronda el 30%. En EE UU ya ha bajado del 20%.
Y eso que hay margen para actuar. Australia es el ¨²ltimo ejemplo. Ese pa¨ªs ha decretado que las cajetillas pierdan la imagen de marca. Todas, sean del fabricante que sean, tendr¨¢n el mismo aspecto: un papel verde-marr¨®n, una foto de los estragos del tabaco, la leyenda correspondiente y, debajo y con una tipograf¨ªa m¨¢s peque?a y ¨²nica, el nombre de la marca y de la variedad. Phillip Morris ya lo ha recurrido.
Son algunas de las ideas que se barajan. Y, aunque parezcan muy nuevas, no lo son tanto. Ya en 1999 la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, ante la epidemia de tabaquismo que ya se adivinaba propuso que el tabaco se vendiera en farmacias y con recetas, con el argumento de que se trataba de un producto que solo sirve para paliar el s¨ªndrome de abstinencia de los adictos, igual que sucede con la metadona y los consumidores de hero¨ªna.
Todo esto, sin embargo, queda muy lejos. A falta de una concreci¨®n mayor, no parece que en los pr¨®ximos cuatro a?os, al menos, vaya a haber cambios en la regulaci¨®n del tabaco en Espa?a. Y mucho menos para dar marcha atr¨¢s a la actual ley. As¨ª que las declaraciones de Rajoy probablemente quedar¨¢n como una an¨¦cdota, puro humo de un calent¨®n en plena campa?a electoral.
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