Un partido en una jugada

No fue el Madrid de los ¨²ltimos tiempos, ese equipo que al primer parpadeo mandaba a la lona al adversario. Esta vez un lance le abri¨® el camino cuando el Atl¨¦tico apretaba en un derbi m¨¢s que en los ¨²ltimos 12 a?os. Logr¨® enredar al Madrid durante 25 minutos e incluso ponerse en ventaja. Hasta que Courtois se cruz¨® en el camino de Benzema. El meta fue expulsado y Cristiano emboc¨® el penalti. Lo dem¨¢s fue una quimera para los rojiblancos.

De entrada, el Atl¨¦tico no fue el vecino de plastilina de la ¨²ltima d¨¦cada. Bien plantado, supo cortocircuitar a su hidalgo rival por la custodia de Diego a Xabi Alonso y porque no disimul¨® a la hora de sacar la estaca. Con el lazo de Diego, nada habituado a ese papel de antidisturbios, el Madrid perdi¨® el juego telesc¨®pico de Alonso, la bisectriz del grupo. Khedira fue la v¨ªa, con lo que ello supone: m¨¢s prisa, menos geometr¨ªa y m¨¢s f¨²tbol de choque. En cualquier equipo, la importancia de un futbolista como Alonso es capital; en un Madrid proclive a que le pueda el v¨¦rtigo, el vasco resulta mesi¨¢nico.

Cuando Xabi Alonso se liber¨® de Diego, el equipo blanco tuvo m¨¢s sustancia

Deste?ido el Madrid, el Atl¨¦tico cumpli¨® con su guion previsto. Evit¨® la tormenta que suele desencadenar su contrario y reforz¨® su autoestima. Sin alardes, los rojiblancos esperaron su momento. No ha tenido una respuesta colectiva convincente desde que comenz¨® el curso, pero tiene jugadores epis¨®dicos muy capaces, como Diego y Arda Turan y, por supuesto, Adri¨¢n. Con los planes de Gregorio Manzano, al asturiano le toc¨® jugar al solitario. Pero es un chico con muchos recursos, explora bien los espacios cuando se despliega a campo abierto y tiene remedios cuando le estrangulan. Lo hizo en el gol del Atl¨¦tico: parti¨® en la jugada como extremo, sac¨® de rueda a Marcelo, tir¨® la pared con Diego y defini¨® como un ¨¢ngel ante Casillas. El gol reforz¨® el observatorio del Atl¨¦tico. Ese era su partido, el so?ado durante la semana.

El f¨²tbol es suspense. Hay escenas repentinas que alteran la trama aparente. De una jugada ofensiva del Atl¨¦tico lleg¨® el empate local y la expulsi¨®n de Courtois. Partido volteado. Tras un centro de Filipe Luis, Diego se asust¨® ante Ramos en su intento de remate de cabeza. Despistado el brasile?o, fue la primera vez que Alonso, por fin sin esposas, alcanz¨® la periferia del ¨¢rea colchonera. Conect¨® con Cristiano, que enlaz¨® con Di Mar¨ªa, y el argentino subray¨® su condici¨®n de mejor asistente de la Liga. Benzema enfil¨® al portero belga del Atl¨¦tico, que le derrib¨®. Justo bingo madridista: penalti y tarjeta roja cuando faltaban 70 minutos. Un azote para el mejor Atl¨¦tico en tiempos en Chamart¨ªn, al menos durante casi media hora. El equipo qued¨® sonado, con Diego, que ya ten¨ªa una amarilla, a cobijo en el banquillo para dar entrada a Asenjo. Aturdido por la jugada, el conjunto rojiblanco emponzo?¨® algo el partido, con faltas sucesivas. Asilvestrado el juego, el Atl¨¦tico solo se gan¨® tarjetas pese a la permisividad de Mateu Lahoz, un ¨¢rbitro condescendiente como nadie, muy del gusto de Mourinho. El equipo de Manzano solo resisti¨® hasta el descanso.

Con Alonso desatado -hasta se liber¨® de Gij¨®n con una tarjeta amarilla que le garantiza el cl¨¢sico-, Di Mar¨ªa acentu¨® su papel de agitador y Marcelo abri¨® de par en par el pasillo izquierdo. El brasile?o es un extremo, por m¨¢s que despegue como lateral, y su empuje atacante es fundamental para el Madrid, que con Lass rema poco o nada por la otra orilla. Fueron los mejores momentos del equipo blanco hasta el vendaval del segundo acto, al que contribuy¨® de forma decisiva el Atl¨¦tico, que nunca m¨¢s fue lo que pareci¨® hasta el penalti. No tuvo dep¨®sito para m¨¢s y Manzano tard¨® en intervenir. CR, reci¨¦n reanudado el partido, puso a rebufo a God¨ªn y a su pase no lleg¨® Benzema, pero s¨ª Di Mar¨ªa, que no ha perdido sustancia pese a su baja de estas semanas. Cuesta abajo el Atl¨¦tico, God¨ªn regal¨® el tercer tanto. Esta vez el beneficiario fue Higua¨ªn. El uruguayo tuvo una siesta para despejar la pelota, pero lo hizo todo mal: la dej¨® botar, se enred¨® en un di¨¢logo bab¨¦lico con Asenjo y, cuando quiso alejarlo, estrell¨® el bal¨®n contra Higua¨ªn. Ah¨ª entreg¨® del todo la cuchara el Atl¨¦tico, que no dio para m¨¢s. El resto fue un pase¨ªllo para el Madrid, que esta vez no necesit¨® ser explosivo de inicio. Le bast¨® con el segundo acto, que lo cerr¨® como empez¨® la remontada, con un penalti transformado por Cristiano y otro rojiblanco expulsado, God¨ªn. Eso s¨ª, no fue un penalti cualquiera. La jugada fue un monumento al f¨²tbol. CR tir¨® la pared con Higua¨ªn con un espuelazo imaginativo y preciso. Un gran broche para un partido que ya hab¨ªa anticipado el cierre cuando Courtois atropell¨® a Benzema. No est¨¢ el Atl¨¦tico para muchos ochomiles. Medirse a este Madrid, por espeso que estuviera anoche, lo es. Y no digamos si se queda r¨¢pido con diez este Atl¨¦tico de poca chicha que lleva 12 a?os de tiritonas en los derbis. Y en los que no son derbis.