Cuando lo paga la suegra
Un vecino de Aluche us¨® como aval el piso de la madre de su mujer, que ha estado a punto de ser desahuciada. La relaci¨®n familiar se ha enturbiado, pero la pelea por no perder el piso le ha convertido en un activista
Despu¨¦s de lo que han vivido en los ¨²ltimos dos a?os, la relaci¨®n de Alberto Urbistondo y de su suegra, Justa Gonz¨¢lez, nunca volver¨¢ a ser la misma. Los apuros econ¨®micos han enturbiado su relaci¨®n. Su caso muestra el peligro que acecha tras muchos anuncios de dinero r¨¢pido, que por medio de avales, intereses de demora y con ayuda de la letra peque?a pueden convertir el aprieto econ¨®mico en una pelota de nieve. Pero tambi¨¦n muestra que la presi¨®n social logra en algunos casos reducir el impacto en los afectados.
El punto de partida de esta historia es 2007. Urbistondo, un vecino de Aluche de 47 a?os, era entonces due?o de tres agencias inmobiliarias moribundas: Estudio Urbesan, Estudio Fanjul y Estudio Astratit. "En 2000 me pas¨¦ al sector inmobiliario porque llevaba a?os en la hosteler¨ªa y no ten¨ªa vida. Iba a ser el m¨¢s rico del cementerio. Adem¨¢s, me gustaba". Pero la venta de pisos se fren¨®, y Urbistondo -que lleg¨® a tener 15 empleados-, necesitaba dinero para cancelar deudas y poder cerrar la ¨²ltima de sus agencias. "No pod¨ªa pedir un pr¨¦stamo al uso porque ya estaba pagando la hipoteca de mi piso, que hemos ampliado varias veces, y porque mi nombre estaba en el archivo de morosos de ASNEF por una factura de m¨®vil que devolv¨ª porque no estaba conforme".
En un peri¨®dico, vio un anuncio de Clifford Aucklan en el que crey¨® encontrar la soluci¨®n a sus problemas: "???Dinero urgente!!! ???Solo hace falta el DNI y las escrituras!!! Sin importar ASNEF, RAI, embargos, impagados...". Llam¨® y estos le pusieron en contacto con la Financiera Carri¨®n, que le prest¨® 65.000 euros (a un inter¨¦s del 21%; 27% en caso de demora). Urbistondo pidi¨® ayuda a sus suegros (¨¦l ya ha fallecido), que pusieron como aval su piso, que les pertenece desde hace 50 a?os y est¨¢ libre de cargas. La financiera lo tas¨® en 135.000 euros.
El d¨ªa de la firma del contrato, Urbistondo cometi¨® un error imperdonable, m¨¢s a¨²n para alguien con a?os de experiencia en el sector. ?l lo achaca a los nervios del momento: "Mis suegros estaban agobiados, yo estaba agobiado, ten¨ªa la cabeza en otra cosa y no le¨ª bien el contrato, me fie de lo que me hab¨ªan dicho". Se percat¨® del error a los cuatro meses, cuando intent¨®, como asegura que le hab¨ªan contado al explicarle las condiciones, convertir el cr¨¦dito en uno hipotecario. Se lo negaron. A final de a?o ten¨ªa que devolver 78.000 euros (65.000 m¨¢s los intereses).
Urbistondo no pudo pagar y la financiera inici¨® la ejecuci¨®n hipotecaria. En este tiempo, los intereses de demora han seguido engrosando su deuda. En agosto pasado, con la orden de desahucio de Justa, que tiene 79 a?os, ya en la mesa, pidi¨® ayuda a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que le puso en contacto con la asamblea 15-M de su barrio, que se ha volcado con ¨¦l. "Me han ayudado a cambio de nada, sin conocerme, he hecho amigos...", dice y se le llenan los ojos de unas l¨¢grimas que enjuga r¨¢pido.
El 28 de septiembre, 100 personas bloquearon la entrada al piso de Justa y lograron frenar el primer desahucio, que se aplaz¨® al 26 de octubre. En el intervalo, Alberto intent¨® en vano negociar con la financiera. El 25 de octubre, 24 horas antes de su segundo desahucio, le llamaron. Se reunieron para llegar a un acuerdo. La financiera le ofreci¨® cinco a?os de "gracia" a cambio de un alquiler por el piso de 800 euros mensuales. "Me negu¨¦", dice. "Pele¨¦ hasta lograr un acuerdo: la daci¨®n en pago para el resto de la deuda (que ronda los 100.000 euros) y un alquiler vitalicio para Justa de 600 euros al mes". (EL PA?S ha intentado sin ¨¦xito recoger la versi¨®n de Financiera Carri¨®n). Al d¨ªa siguiente, fecha del desahucio, la calle amaneci¨® con 13 lecheras de antidisturbios. A las ocho, el juzgado avis¨® a la polic¨ªa de que se suspend¨ªa el desalojo.
Alberto est¨¢ contento, pero afectado. Carga con la culpa de que la familia de su mujer haya perdido el piso familiar. Pero gracias al apoyo recibido, Justa podr¨¢ seguir en su casa. Alberto trabaja ahora vendiendo seguros. Con ayuda de su mujer, que es agente de viajes, pagan los 600 euros del alquiler de Justa m¨¢s los 750 euros de su propia hipoteca. La relaci¨®n con la familia se ha enturbiado. Por suerte, el trance no ha distanciado a la pareja, que tiene una hija de 23 a?os. Tras la experiencia, Alberto se ha convertido en activista. Se encarga de movilizarlos si alg¨²n afectado necesita ayuda. Adem¨¢s, se ha ofrecido a asesorar a quien tenga dudas antes de firmar un cr¨¦dito o una hipoteca. Ayer se plant¨® en un supermercado para asesorar a gente con problemas para pagar su hipoteca. La experiencia que ha vivido le ha cambiado.
Una bola de nieve de deudas
Firma con Financiera Carri¨®n, en 2007, un pr¨¦stamo de 65.000 euros. El aval es el piso de su suegra, tasado en 135.000 euros.
A los cuatro meses intenta cambiar el pr¨¦stamo por uno hipotecario se lo niegan.
La deuda se pone en 114.000 euros. La financiera subasta el piso que se adjudica por 67.500 euros
En 2011 pide ayuda a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y logran frenar el desahucio de Justa.
El 25 de octubre de 2011 negocian y llegan a un acuerdo: le conceden la daci¨®n en pago y Justa podr¨¢ vivir en el piso por un alquiler de 600 euros al mes. Cuando fallezca la financiera dispondr¨¢ del piso.
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