"Vivo y tributo en B¨¦lgica. Me gustar¨ªa poder votar aqu¨ª"
Once a?os en B¨¦lgica, y encantado de la vida. Doce fuera de Espa?a y sin ganas, ni intenci¨®n, de volver. Jos¨¦ Miguel Garc¨ªa, hoy con 38 a?os, tuvo su primera gran satisfacci¨®n europea cuando dej¨® Valencia, licenciado novel en Filolog¨ªa Cl¨¢sica, para disfrutar de una beca S¨®crates para profesores de lenguas en un instituto de Mil¨¢n. "En Espa?a todo el mundo me dec¨ªa que qu¨¦ pensaba hacer con mi vida si hab¨ªa estudiado lat¨ªn y griego. Me trataban poco menos que de vago e in¨²til. En Italia fue todo lo contrario. Casi me hac¨ªan reverencias por haber estudiado lat¨ªn y griego. Fue una enorme inyecci¨®n de autoestima", recuerda.
Tras el a?o milan¨¦s, que se pas¨® en un santiam¨¦n, y unos cortos meses en la biblioteca hispanista de la londinense Canning House, con una beca Leonardo para quienes comienzan su vida profesional, el joven Garc¨ªa recal¨® en el Instituto Cervantes de Bruselas, donde al poco de llegar la fortuna le volvi¨® a sonre¨ªr.
El docente trabaja en la Facultad de Interpretaci¨®n y Traducci¨®n de Mons
Un profesor de lo que hoy es la Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n de la Universidad de Mons se hab¨ªa presentado a alcalde en las elecciones municipales de 2000 y fue elegido. Aquella baja cre¨® un hueco por el que se col¨® Garc¨ªa. Y hasta hoy. "Ya tengo contrato indefinido. Estoy muy a gusto. No s¨¦ por qu¨¦ no voy a quedarme aqu¨ª toda la vida", dice. "Aqu¨ª hay posibilidades de desarrollarse profesionalmente y una cultura del trabajo que no siempre se encuentra en Espa?a".
"Yo soy espa?ol, me siento espa?ol y participo de una idea de Europa que va m¨¢s all¨¢ de la institucional y burocr¨¢tica que supone la Uni¨®n Europea. Para m¨ª la frontera nunca ha estado en los Pirineos; yo siempre he estado como en casa en Europa", explica. De hecho, cuando viaja por el continente percibe las diferencias entre pueblos, culturas y tradiciones consustanciales al ser europeo como algo propio de un patrimonio com¨²n. "El hecho de pertenecer a la Uni¨®n Europea lo siento m¨¢s cuando salgo de ella".
Garc¨ªa agradece a la UE-instituci¨®n el concepto de ciudadan¨ªa, que permite moverse e instalarse a los europeos a placer entre los Veintisiete, y le reprocha que todav¨ªa no se pueda votar en las elecciones generales: "Aunque voy dos o tres veces al a?o a Espa?a, lo que ocurre all¨ª lo veo como lejano y que no me afecta directamente. Yo vivo aqu¨ª, pago mis impuestos aqu¨ª y me afecta lo que pasa aqu¨ª. Sobre eso me gustar¨ªa pronunciarme".
Dicen las estad¨ªsticas que solo el 3% de los europeos vive y trabaja en un pa¨ªs de la Uni¨®n distinto al suyo, porcentaje que se ha mantenido constante a lo largo de los ¨²ltimos 30 a?os. La experiencia de Garc¨ªa da la raz¨®n al Eurobar¨®metro del pasado mayo.
?l no sabe de compa?eros suyos que hayan optado por salir de Espa?a y los amigos que le visitan lo hacen siempre "con la mentalidad de quien se va lejos, de que esto es el extranjero; se siguen moviendo con los par¨¢metros de la vieja emigraci¨®n espa?ola. A ellos lo de aqu¨ª les parece todo m¨¢s moderno. Tienen como complejo. Yo me r¨ªo".
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