Al BNG se le acaba el tiempo
El pr¨®ximo mes de enero, el BNG celebrar¨¢ la que con toda seguridad ser¨¢ la m¨¢s importante asamblea desde su fundaci¨®n en 1982. Y, sin el menor g¨¦nero de dudas, el resultado del c¨®nclave marcar¨¢ el futuro del nacionalismo gallego y afectar¨¢ al conjunto de la izquierda.
En los ¨²ltimos 15 a?os el Bloque ha obtenido resultados electorales que oscilan entre el 17% y el 25% de los votos (muy superiores a los alcanzados por cualquier otra opci¨®n europea de izquierdas extramuros de la socialdemocracia), lo que le permiti¨® a la izquierda gallega desplazar al PP de numerosos gobiernos municipales y en 2005 tambi¨¦n de la Xunta. Pero ahora el Bloque vive la mayor crisis de su historia, crisis que afecta a su proyecto pol¨ªtico, a su identidad como formaci¨®n y a su modelo organizativo. Y si como consecuencia de esta situaci¨®n el Bloque se deteriora todav¨ªa m¨¢s, o se rompe dispersando sus fuerzas en varias organizaciones, la alternativa al PP, ya muy dif¨ªcil a corto plazo, se difuminar¨ªa por tiempo indefinido. Tal es la responsabilidad a la que se enfrentan los militantes y dirigentes nacionalistas en la cita asamblearia del mes de enero.
La asamblea debe definir si el Bloque aspira a ser gobierno y especificar sus relaciones con el PSdeG
Ahora bien, una crisis como la que atraviesa el BNG solo se entiende en base a la existencia de relevantes diferencias pol¨ªticas, lo que hace imprescindible que tales discrepancias se hagan expl¨ªcitas, para que el conjunto de la militancia y la opini¨®n p¨²blica puedan conocerlas a trav¨¦s de un debate democr¨¢tico transparente que no debe excluir la s¨ªntesis final. Solo as¨ª evitar¨¢ el Bloque que se desvirt¨²e su asamblea, y solo de esta forma lograr¨¢ que el debate organizativo, cuesti¨®n tambi¨¦n decisiva, sea el producto natural del proyecto pol¨ªtico. De lo contrario, el BNG proyectar¨¢ la imagen de que su debate se reduce a una mera lucha por el poder, a una confrontaci¨®n entre intereses personales y corporativos en pugna por la influencia y el control de la organizaci¨®n. Y en las actuales circunstancias tal cosa solo puede conducir a la ruptura y a la esterilidad pol¨ªtica.
En la d¨¦cada de los noventa, el Bloque hab¨ªa recorrido una brillante trayectoria, que le hab¨ªa llevado de las catacumbas a convertirse en una fuerza de gobierno. Pero en los ¨²ltimos 10 a?os la organizaci¨®n nacionalista ha venido perdiendo apoyos continuada y sistem¨¢ticamente y, por tanto, debe reconocer que un ciclo se ha cerrado tanto en la vida pol¨ªtica gallega como en su organizaci¨®n, lo cual plantea la necesaria reformulaci¨®n del proyecto pol¨ªtico, como condici¨®n indispensable para que el nacionalismo gallego pueda recobrar el impulso pol¨ªtico perdido. Asumir que las transformaciones sociales han convertido a Galicia en una sociedad moderna, industrializada y urbana; formular un proyecto econ¨®mico frente a la crisis que mantenga la coherencia entre objetivos e instrumentos; definir un modelo de autogobierno en la nueva situaci¨®n pol¨ªtica; emitir un pronunciamiento claro sobre el proyecto europeo o la pol¨ªtica de alianzas son otras tantas cuestiones que el BNG debe clarificar si aspira a retomar un proyecto expansivo.
Especialmente relevante ser¨¢ que la asamblea defina con claridad si el Bloque aspira a ser de nuevo una fuerza de gobierno y, por consiguiente, debe especificar cu¨¢les ser¨¢n sus relaciones con el partido socialista. Porque si el Bloque, presionado por necesidades coyunturales, sustituye su dif¨ªcil cooperaci¨®n competitiva con el PSdeG por la simple descalificaci¨®n, contribuir¨¢ a diluir la necesaria alternativa de gobierno al PP y profundizar¨¢ su crisis y su aislamiento social.
En este contexto es donde adquiere especial importancia tanto la revisi¨®n organizativa a la que est¨¢ abocado el Bloque como la elecci¨®n del portavoz nacional y el candidato a la presidencia de la Xunta. Todo ello para ser capaces de movilizar de nuevo a un importante sector del electorado que solo se expresa a trav¨¦s del nacionalismo y cuya abstenci¨®n no solo debilita al Bloque sino al conjunto de la alternativa al partido conservador. Pero si se considera el importante peso de la inercia, del imaginario colectivo y su compleja organizaci¨®n, concluiremos que los problemas a los que han de enfrentarse los dirigentes del BNG en la pr¨®xima asamblea no tienen f¨¢cil soluci¨®n. Pero el tiempo se acaba, y en pol¨ªtica no suele haber pr¨®rrogas.
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