El 70% de los empleados dom¨¦sticos de Galicia carece de contrato

La ¨²ltima normativa en vigor sobre trabajadores del hogar data de 1985 y viene precedida por una ley franquista en la que a¨²n se hablaba de "amos". Actualmente, en Galicia cotizan algo m¨¢s de 20.000 personas a la Seguridad Social por este tipo de empleo, que solo obliga a asegurar al trabajador si el tiempo dedicado supera las 20 horas semanales. Un nuevo decreto que entra en vigor en enero de 2012, el primero en 26 a?os, forzar¨¢ a las familias a contratar a todos los empleados dom¨¦sticos, independientemente de las horas dedicadas y del n¨²mero de viviendas atendidas, as¨ª como asegurar el salario m¨ªnimo, un descanso de 36 horas ininterrumpidas a la semana, 30 d¨ªas de vacaciones al a?o y permisos de lactancia. Los empleadores que no tengan contratados a sus trabajadores antes del 18 de noviembre de este a?o tendr¨¢n un a?o de plazo para regularizar su situaci¨®n.

En un sector en el que reina la econom¨ªa sumergida, la nueva norma marca un antes y un despu¨¦s, porque la Asociaci¨®n de Traballadoras do Fogar Xiara calcula que las personas que cotizan en Galicia, esas 20.000 afiliadas a la Seguridad Social, representan tan solo el 30% de las que actualmente prestan sus servicios en los domicilios. Cumplen tareas muy diversas, que van desde el cuidado de los ni?os o personas dependientes, a la limpieza de las casas, la preparaci¨®n de la comida, la conducci¨®n de veh¨ªculos o labores de jardiner¨ªa. No es raro que cobren 400 euros al mes, ni que est¨¦n sujetos a jornadas variables, que en muchas ocasiones requieren la pernoctaci¨®n en el domicilio del empleador. Todo sin contrato m¨¢s de la mitad de las veces, sin derecho a paro y con una figura ¨²nica de despido, el desistimiento, para el que la normativa en vigor contempla una indemnizaci¨®n de siete d¨ªas por a?o trabajado.

El nuevo decreto, "un importante paso hacia delante" en palabras de Teresa Rodr¨ªguez, portavoz de la asociaci¨®n Xiara, no abre, sin embargo, la puerta a la prestaci¨®n por desempleo ni a la cotizaci¨®n al Fondo de Garant¨ªa Social. Tampoco establece retribuciones en funci¨®n de las tareas contratadas. "A la sociedad le est¨¢ saliendo gratis el cuidado de ni?os y personas mayores. Lo normal en este sector parece que es no dar de alta a nadie", critica.

Solo el 2,3% de los que cotizan por realizar trabajos en el hogar son varones. "Algunos, sobre todo extranjeros en zonas rurales, se dan de alta para poder tener permiso de residencia. Y despu¨¦s hay gente, como los sacerdotes, que prefiere ser atendida por hombres", describe la portavoz de Xiara. Pero son las mujeres, mayor¨ªa en el precario mundo del empleo dom¨¦stico, las que m¨¢s preocupan al colectivo de trabajadoras en el hogar. Xiara llama a Inspecci¨®n de Trabajo a vigilar el cumplimiento del decreto y a las afectadas a hacer valer sus derechos. "En tiempos de crisis, hay quien dice que esta reforma no llega en el mejor momento, pero es muy necesaria", sentencia. Muchas de las empleadas extranjeras en situaci¨®n regular se pagan a s¨ª mismas las cuotas a la Seguridad Social, pero las sin papeles, augura Rodr¨ªguez, "seguir¨¢n condenadas a permanecer en la econom¨ªa informal". Cada a?o la CIG registra m¨¢s de 100 denuncias relacionadas con abusos cometidos hacia trabajadoras inmigrantes. "Y no son las familias de rentas altas las que mejores condiciones ofrecen, precisamente", acusa la sindicalista Laura Bugallo.