El EGM como gag
Para cualquier persona con sentido del humor, la publicaci¨®n de los datos del Estudio General de Medios es un regreso puntual de los a?orados Tip y Coll. Un poco como si alguien se cruzara por la calle con Julia Roberts y anunciara en titulares que su idilio est¨¢ cada vez m¨¢s cercano, tambi¨¦n los medios presentan las conclusiones del EGM sobre audiencias radiof¨®nicas y consumo de prensa con un esfuerzo favorecedor. Los hay que destacan el crecimiento parcial, los hay que se fijan en las ma?anas y otros en la noche, los hay que presumen de suplemento dominical como de pene y los hay que replican que son los que menos lectores pierden o m¨¢s oyentes ganan si los miras desde su punto de vista. Son los mismos medios que en las noches electorales se burlan de los pol¨ªticos porque casi nadie reconoce haber perdido.
El mismo d¨ªa en que todas las cabeceras han ganado y todas las emisoras crecen en oyentes, el mismo d¨ªa en que periodistas entregan premios a periodistas y periodistas eligen nueva presidenta de su asociaci¨®n de periodistas, se cierra el canal de televisi¨®n de Hospitalet, se anuncian recortes presupuestarios enormes en TV-3 y se consuman reducciones de plantilla en toda clase de medios. El periodismo pierde anunciantes en favor de otras propuestas medi¨¢ticas, sin que la sociedad resuelva la ecuaci¨®n entre sus necesidades informativas y el negocio asociado. Los matriculados en las 37 universidades que ofertan Periodismo superan cada a?o los 50.000, una cantidad que delata cierta estafa formativa. La vocaci¨®n no se resiente, as¨ª que las condiciones laborales empeoran cada a?o, sostenidas por la cola de anhelantes candidatos.
A juzgar por las versiones de cada EGM, la period¨ªstica es una profesi¨®n interpretativa. Por eso, que las ofertas sean numerosas y s¨®lidas empresarialmente, que se contrapesen criterios diversos, es la ¨²nica receta que favorece al consumidor. Y si tenemos en cuenta los datos fr¨ªos, las propuestas p¨²blicas son indispensables para la salud del sistema. Las subidas de la Radio Nacional en sus programas de referencia o el prestigio de los informativos de la tele p¨²blica apuntan hacia factores de confianza, que junto a las ofertas privadas completan un mapa resquebrajado por la crisis, pero esencial para el pa¨ªs.
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