Kioto en el olvido
El tiempo apremia. Los compromisos adquiridos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el Protocolo de Kioto hace 14 a?os terminan en diciembre de 2012 y el acuerdo para proseguir en esa lucha contra el calentamiento global sigue empantanado con remotas posibilidades de avanzar. Esta es la perspectiva con la que el lunes pasado se inici¨® en Durban (Sur¨¢frica) la 17? cumbre sobre cambio clim¨¢tico de la ONU, a la que asisten representaciones de 192 pa¨ªses.
El fracaso parece servido de antemano, toda vez que China y Estados Unidos -los dos grandes contaminadores del planeta, responsables del 40% de las emisiones- se niegan a aceptar compromisos vinculantes que frenen la competitividad de sus respectivas industrias. La consecuente resistencia de Jap¨®n y Canad¨¢ a realizar esfuerzos fuera de un marco global dejar¨ªa sola a la Uni¨®n Europea en su batalla contra el cambio clim¨¢tico; una actitud que la honra, pero que tambi¨¦n se debe a su alt¨ªsima dependencia energ¨¦tica del exterior.
La Cumbre de Durban no solo tropieza contra la tradicional resistencia de algunos por miedo a frenar su desarrollo. Al escepticismo sobre los efectos del calentamiento global generado por la actividad humana se sum¨® en marzo pasado el accidente nuclear de Fukushima (Jap¨®n), lo que ha provocado una reacci¨®n contra la energ¨ªa nuclear, imposible de sustituir a medio plazo con fuentes renovables. Ello consolida un modelo de crecimiento basado en el uso masivo de combustibles f¨®siles que ya arroj¨® en 2010 un nuevo r¨¦cord de emisiones y que derivar¨¢, seg¨²n c¨¢lculos cient¨ªficos, en un aumento medio de las temperaturas de dos grados en 2050.
China y EE UU piden aplazar cuatro a?os cualquier nuevo acuerdo, pero su sistem¨¢tica oposici¨®n a incorporarse a pactos vinculantes limita la acci¨®n global, reduciendo las posibilidades de la batalla a meros parches.
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